Condenado a 20 años de prisión por matar a un hombre en una sesión de ‘chemsex’
La sentencia, que asume la pena que solicitaba la acusación, incorpora una indemnización de 537.000 euros a la familia


La Audiencia de Barcelona ha decidido condenar a 20 años de prisión a Aaron James R., el hombre que en 2023 mató a otro durante una sesión de chemsex en una casa de Vallgorguina (Barcelona). Declarado culpable por un jurado popular que consideró que el ataque de violencia tomó a la víctima “desprevenida” y que, por un antecedente, “no fue una reacción inesperada”, Aaron James R. deberá, además de cumplir la pena en la cárcel, pagar un total de 537.000 euros a la familia del hombre, entre ellos su hija. El tribunal asume así toda la condena que solicitaba la acusación, tanto la particular como la Fiscalía, que elevaron su petición al finalizar el juicio.
El relato del condenado no se ha tenido en cuenta para reducir la condena, avanzada por La Vanguardia. Durante el juicio, el acusado señaló que atacó con un cuchillo a su víctima al considerar que había sido drogado sin su consentimiento y temer que alguna persona que él temía que esperaba en el exterior de la casa le atacara. Aquel 16 de febrero de 2023, este piloto de helicóptero de nacionalidad británica, había llegado a Barcelona procedente de Londres para pasar tres días con el hombre asesinado, a quien conocía de ocasiones anteriores y a quien pagó para pasar tres jornadas con él en sesiones en las que tomaban drogas para prolongar sus relaciones sexuales.
Poco después de iniciar el consumo de drogas y mantener relaciones sexuales se produjeron los hechos. El jurado popular consideró que el británico padeció “una intoxicación aguda que modificó sus capacidades volitivas”, tomó un cuchillo y asestó puñaladas en el pecho y en la espalda, mientras este intentaba primero defenderse y después huir. A las dos de la madrugada, logró salir de la casa, aunque solo pudo avanzar en su huida durante unos 15 metros: entonces se desplomó por la pérdida de sangre y falleció.
Un testigo amigo de la víctima relató que recibió una videollamada desde el aparato electrónico Alexa de la casa, aunque no pudo hablar con nadie ni ver ninguna imagen. Aaron James R. explicó que había escuchado unos ruidos procedentes del exterior —que las cámaras del exterior no registraron—, lo que le aterrorizó y optó por atacar a la víctima como forma de protección.
Dos días antes del suceso de Vallgorguina sufrió un episodio similar en Londres, mientras mantenía otra sesión de chemsex con otra persona. Entonces, según la versión de su acompañante, también dijo escuchar ruidos y no reconocerlo, por lo que este decidió abandonar el lugar ante el miedo que la situación que le generaba. Horas después le envió mensajes advirtiéndole sobre los efectos que le producían las drogas, conminándole a no consumirlas. Es por ese hecho, que el jurado considera que los hechos de Vallgorguina “no era una reacción inesperada”.
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