Ir al contenido
_
_
_
_

La ruptura de Junts con el Gobierno impulsa su viraje para pelear con el PSC y la ultraderecha independentista

El partido de Puigdemont concluye que ya no resulta rentable en Cataluña tener tratos con Pedro Sánchez

Marc Rovira

El portazo de Junts per Catalunya a las relaciones con el PSOE busca abrir una ventana de oportunidad en Cataluña. El partido que preside Carles Puigdemont responsabiliza a los socialistas y a sus “incumplimientos” del fin de los tratos entre las dos partes, pero la dirección admite que ni que viniera una catarata de concesiones se plantearía dar marcha atrás y retomar las conversaciones con Pedro Sánchez. Detrás de esa confrontación anida la voluntad de Junts de resituarse en Cataluña para no perder el paso electoral. Los nacionalistas asumen que, de la mano del PSOE en el Congreso, no pueden hacer oposición al PSC de Salvador Illa, ni tienen manos libres para atacar a ERC por sus vínculos con los socialistas. Además, con su movimiento de divorcio Junts espera poder desacreditar las críticas que le lanza la fuerza de ultraderecha Aliança Catalana por ejercer un independentismo light y por su incapacidad, pese a los tratos que ha tenido con el Gobierno, para aplicar medidas contra la multirreincidencia o las ocupaciones de viviendas.

Desde que Carles Puigdemont comunicó, este lunes desde Perpiñán, la ruptura de las relaciones con el PSOE, alrededor de Junts per Catalunya se acumulan las preguntas. Y las hipotésis. Por ejemplo: si Pedro Sánchez tuviera una reunión con Carles Puigdemont, ¿podría restablecerse la relación entre las partes? Jordi Turull, secretario general de Junts, ya ha avanzado que esa foto, largamente pretendida por el expresidente catalán, ha dejado de tener valor y no ayudaría a hacer las paces. Junts no ve razones para replantearse el distanciamiento, “el tema es que ya no nos los creemos”, sintetiza Turull, y tampoco pretende buscarlas, porque el partido ya ha concluido que le interesa más alejarse de Sánchez que remendar la relación y exigirle más concesiones al Gobierno.

Durante su discurso en Perpiñán, delante de la mayoría de cargos y diputados de Junts, Puigdemont se centró en criticar al PSOE por su falta de compromiso con los acuerdos alcanzados, pero también desglosó una serie de reproches relacionados con la supuesta mala gestión de los gobiernos de Sánchez e Illa. El expresidente catalán culpó a los socialistas de un “empobrecimiento” de Cataluña y de mal funcionamiento de los servicios públicos. Habló de disfunciones en sanidad, educación o vivienda, además de una natalidad a la baja y un incremento de la inmigración.

El calendario no tiene por ahora elecciones a la vista, puesto que las municipales y las generales deberían ser en 2027 y las catalanas están previstas para un año después. Sin embargo, la ruptura con el PSOE es consecuencia de un volantazo estratégico de Junts para ganar protagonismo en su territorio natural: Cataluña. El partido no controla la Generalitat ni tampoco tiene la alcaldía de ninguna de las cuatro capitales catalanas. Con Puigdemont en Bélgica, pendiente de la aplicación de la ley de amnistía, el papel en el Parlament queda difuminado. La dirección de JxCat, alertada por unas encuestas que en algunos casos vaticinan la pérdida de hasta diez diputados, los mismos que gana la ultraderecha independentista de Aliança Catalana, ha querido mover ficha para armar la ofensiva.

Junts se ha pasado los dos últimos años focalizado en su papel en el Congreso de los Diputados. Los siete escaños que controla Míriam Nogueras tienen un papel determinante en el juego de equilibrios de la legislatura y la dirección del partido ha tratado de sacar provecho de ello para presionar a Sánchez y poder lucir logros. Nogueras y Puigdemont han presumido repetidamente de sus dotes negociadoras para arrancar concesiones al Gobierno, en una estrategia con doble motivación: buscaba poder justificar en Cataluña tener tratos con el PSOE (tras haber prometido en campaña que nunca iban a hacer presidente a Sánchez) y, a la vez, desgastar a Esquerra.

Junts ha alentado la comparación de resultados para señalar que sus éxitos son de peso, mientras que los republicanos dan apoyo a Sánchez a cambio de nada. “Desde el primer día le dejamos claro al PSOE que no estamos para hacer lo mismo que hacen con otros. No somos ese tipo de socios”, manifestó Puigdemont desde Perpiñán el lunes. “Nosotros no tenemos vocación de ser la muleta de nadie”, repite Turull. Junts se ha puesto a andar solo para tratar de llegar más lejos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Marc Rovira
Corresponsal económico de EL PAÍS en Cataluña, encargado de seguir la información relacionada con la actualidad empresarial y política. Licenciado en Derecho, durante una etapa en la prensa local trabajó en Girona y en Tarragona. Ya en EL PAÍS, tuvo un paso por la sección de Deportes, cubriendo el Mundial de MotoGP. Colaborador en la SER y en TV3.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_