Ofensiva municipal para frenar la expansión de supermercados 24 horas en Barcelona
ERC, Junts y Bcomú, dispuestos a aprobar proposiciones para que no aumenten este tipo de negocios cuyo público son los turistas y que no siempre cumplen con los derechos laborales de sus empleados
La proliferación de supermercados 24 horas en Barcelona -algunos de los cuales regentados por empresarios denunciados por no cumplir con los derechos laborales, ni con las condiciones de salubridad exigibles en un negocio cara al público- saturan la capital catalana. La ley de horarios comerciales regula que los negocios de autoservicio y superservicios pueden abrir las 24 horas si miden menos de 300 metros cuadrados. Entre 2020 y 2024 se dieron en toda la ciudad 544 licencias de autoservicio y 142 de superservicio, en total 686 establecimientos. Fuentes municipales admiten que, a parte de estos supermercados con licencia, hay comercios que no están contabilizados al no estar inscritos y operar fuera de la normativa municipal. Tanto equipo de gobierno como oposición admiten que ha llegado la hora de poner freno a estos negocios orientados al público visitante y que no siempre cumplen la normativa.
El Consistorio, en los últimos cinco años, ha abierto 43 procedimientos sancionadores y 193 órdenes de adecuación y/o cesamiento de la actividad por vulneraciones de la normativa urbanística (56 de ellos en supermercados del Eixample). Además, desde el último trimestre de 2023 hasta hoy se han realizado una decena de multiinspecciones en los barrios de la Barceloneta, Sagrada Família, Gòtic, Raval y el Triangle Lúdic realizadas por el Ayuntamiento junto con Trabajo y la Agencia Tributaria. Fruto de estas inspecciones a 79 locales, se abrieron 241 expedientes por deficiencias en la licencia de actividades, 2 por infracciones de ocupación en el espacio público, 55 por infracciones en la gestión de residuos, 62 en la normativa de salud pública, 51 por temas relacionados con hacienda y 34 por vulneraciones en la normativa de contratación de trabajadores.
El equipo de gobierno de Jaume Collboni está intentando frenar la proliferación de estos negocios, y la oposición pretende acelerar su reducción en la ciudad. Tanto ERC como Junts -incluso BComú- coinciden en la necesidad de poner límites a los supermercados 24 horas. Todas las formaciones consideran que estos negocios son perjudiciales para el comercio de proximidad y están enfocados a colmar las necesidades de los turistas. Los republicanos trasladarán esta semana, en la Comisión de Urbanismo en el Ayuntamiento de Barcelona, la necesidad de conseguir un mayor control y regulación. Por su parte, Junts apuesta por la mano dura y propone un plan de inspecciones y medidas más amplias para reordenar el modelo comercial y reducir este tipo de establecimientos.
Su expansión preocupa a ERC. “No queremos una ciudad llena de tiendas de carcasas de móviles y comercios para turistas. No queremos un supermercado 24 horas en cada esquina. Queremos una ciudad que conserve su carácter y personalidad con un comercio de proximidad”, ha asegurado el portavoz de ERC, Jordi Coronas. Los republicanos presentarán esta semana una propuesta en la comisión de Urbanismo para impedir que haya nuevas aperturas de estos negocios y, para los casi 700 que quedan, se refuercen los mecanismos de control para asegurar el cumplimiento de la normativa actual.
Por su parte, Junts ha anunciado que presentará en la Comisión de Economía una proposición sobre el comercio de calidad. Dentro de esa proposición, el partido de Carles Puigdemont advierte de que debe haber un seguimiento, inspección y regulación de los supermercados 24 horas en toda la ciudad. La concejala Joana Ortega pedirá que se censen todos los establecimientos 24 horas, se inspeccione su actividad y se garantice que cumplan con normativas laborales, sanitarias y fiscales. Junts propone que estos negocios queden integrados en los ejes comerciales de los barrios para que contribuyan a la economía local en lugar de distorsionarla. El partido también denuncia que no se ajustan a la ordenanza de uso del paisaje urbano y aspiran a que se cambie la imagen de los supermercados. Además, exigen un plan entre administraciones para hacer inspecciones (de actividad, obras, horarios y normativas laborales, sanitarias y fiscales, entre otros conceptos) que sea revisable cada tres meses.
Por su parte, fuentes de BComú admiten que los locales atienden “la demanda de público visitante que básicamente se trasforma con la venta de alcohol por las noches”. Los comunes advierten de que en 2017 crearon una normativa obligando a cerrar unas horas determinadas para proteger el descanso de los vecinos. “No son comercios de proximidad, atienden una demanda pasajera y no aportan al modelo de ciudad que queremos”, aseguran los comunes, por ese motivo votarán a favor de la propuesta de ERC en la próxima comisión de urbanismo.
El gobierno del PSC admite que trabaja en una estrategia para, sobre todo, garantizar que los supermercados 24 horas que resistan la presión “cumplan la normativa”. Fuentes municipales aseguran que en las próximas semanas se llevarán a cabo acciones de “control, inspección y disciplina” contundentes contra cualquier actividad ilegal. “Estudiaremos que margen de acción tenemos para hacer frente a la proliferación de estos establecimientos para poder preservar la diversidad comercial”, concluyen las mismas fuentes.
El veto contra los supermercados 24 horas en la capital catalana estaba casi anunciado desde hace meses. En el pleno del pasado mes de abril, se modificó el plan de usos de Ciutat Vella limitando la apertura de nuevos supermercados en lugares saturados del distrito. La nueva regulación contó con el voto favorable de PSC, BComú y Junts y la abstención de ERC. Se limitaba la densidad a un máximo de 2.500 metros cuadrados y solo en calles de 10 metros de ancho (en lugar del mínimo de siete metros de antes). Se redujo el radio máximo para instalar supermercados de 400 metros a 200. El distrito del Eixample – uno donde más han proliferado estos negocios- dispone desde febrero de un plan de usos que limita su apertura, sobre todo en Sant Antoni o los alrededores del paseo Sant Joan.
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