Barcelona registra la mejor calidad del aire desde que hay registros, pero todavía lejos de lo que marca la OMS

El informe de evaluación de la calidad del aire 2023 de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASBP) señala que, el pasado año, la capital catalana mantuvo los niveles de contaminación más bajos desde que se miden los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2). Sorprende que incluso en 2020 se registraron datos de NO2 superiores a los de 2023 pese a que la pandemia confinó a la mayor parte de la población en sus casas y el tráfico casi desapareció. La primera teniente de alcalde, Laia Bonet, asegura que esta mejoría en los niveles de contaminación se debe a varios factores entre los que se encuentran la “pacificación” de varias calles de la ciudad, la reducción de la velocidad -en la mayoría de carreteras- a 30 kilómetros hora y la renovación de gran parte de los vehículos que circulan por Barcelona: “En 2023, por primera vez, la mayoría de coches tenían etiqueta ‘eco` en vez de la amarilla de años anteriores”. El jefe de servicio de calidad e intervenciones ambientales de la ASPB, Marc Rico, destaca -además- que los niveles de contaminación durante los primeros meses de 2020 fueron tan elevados que 2023 consigue resultados mucho más favorables.

La media de NO2 del pasado año fue, en Barcelona, de 26 microgramos por metro cúbico diarios de dióxido de nitrógeno (NO2). En la actualidad, el límite establecido por la Unión Europea (UE) es de 40 microgramos por metro cúbico de NO2, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un máximo de 10 microgramos por metro cúbico. Barcelona no llega a los estándares saludables que marca la OMS pero, además, el pasado febrero la Eurocámara y el Consejo de Europa aprobó que la limitación en 2030 sea de 20 microgramos por lo que el gobierno municipal advierte que queda mucha contaminación por reducir. Bonet no ha detallado cuales serán los pasos a seguir para hacerlo en solo seis años y se ha limitado a señalar: “La transición ecológica ha de ser justa y no pueden dejar a nadie detrás”. La primera teniente de alcalde ha destacado que la solución para reducir la contaminación no depende solo de la capital catalana: “Necesitamos trabajar más, mejor y de la mano del resto de municipios metropolitanos”.

El informe de calidad del aire elaborado por la ASPB destaca la tendencia de descenso del NO2 de los últimos años, mientras que las partículas PM10 y PM2,5 se mantienen estables desde 2013. Barcelona ha registrado en 2023 una media de 14 microgramos metro cúbico de partículas PM2,5, por debajo de los 25 que fija actualmente como límite la UE (en 2030 serán 10) y por encima de los 5 que recomienda la OMS. En cuanto a las partículas PM10 la media es de 22 microgramos cuando el límite de la UE es de 40 (en 2030 será de 20) y la OMS recomienda no superar los 15.

Los espacios de la ciudad más expuestos a la contaminación del aire son los más expuestos al tráfico rodado. El jefe de servicio de calidad e intervenciones ambientales de la ASPB, Marc Rico, ha destacado que estos espacios se concentran en zonas como el Eixample, las Rondas o los accesos a la capital donde hay mayor número de vehículos de combustión. De hecho, la estación que mide el aire en el Eixample es la que obtiene los resultados más contaminantes de NO2. Esta estación tiene una medida de 35 microgramos metro cúbico de dióxido de nitrógeno -la media de la ciudad es 26- y supera 280 días al año el máximo legal permitido en la actualidad.

Si el dióxido de nitrógeno tiene mucho que ver con el tráfico, la industria, el puerto… las partículas de PM se forman en la atmósfera como resultado de procesos físicos y químicos por lo que su reducción antes de 2030 requiere de acuerdos entre todas las administraciones.

Pese a toda la contaminación pendiente de reducir en solo seis años, Bonet ha calificado de “positivos” los datos y ha manifestado que la mejora del aire “no es fruto de la casualidad, sino de las decisiones políticas” implementadas durante los últimos años.

La concejal de salud, Marta Villanueva, ha denunciado que la calidad del aire afecta a la salud de las personas, incrementando el riesgo de causar diversas patologías cardiovasculares, respiratorias y neurodegenerativas, así como afecciones en la diabetes y en el crecimiento de los niños. El informe de ASPB asegura que el impacto sobre la salud atribuible a la contaminación en el periodo 2020-2023 es un 32% inferior al estimado en el de 2018-2019. Villanueva ha recordado que la calidad del aire está considerada en el periodo 2020-2023 como responsable de, alrededor, del 8% (1.300) de las muertes en Barcelona mientras que en el periodo 2018-2019 se le atribuye el 13% (1.900) de las muertes. A la calidad del aire se la culpa del 36% (775) de los casos de asma infantil y del 12% (120) de los cánceres de pulmón.

El Ayuntamiento de Barcelona estima que, en 2030, cuando se cumplan los límites legales de la UE, el impacto negativo de la contaminación en la salud de la población se reducirá un 38%.

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