Ladilla Rusa: “Nuestro grupo es una gamberrada que se nos fue de las manos”
Tania Lozano y Víctor Clares, los dos componentes del grupo más divertido de la Tecno-rumba española, crearon el dueto, “en broma”, en 2017 y ese mismo verano fueron número uno en la lista de Spotify
KITT y los coches del pasado fue el primer éxito viral —con permiso de Bebo (de bar en peor) y Macaulay Culkin— de Ladilla Rusa. Este loquísimo grupo musical de Montcada i Reixac (Barcelona) está formado por los periodistas Tania Lozano y Víctor F. Clares (ambos tienen 36 años). El videoclip de KITT, grabado en la zona Hermética de Sabadell (si no lo han visto, dejen de leer y búsquenlo en Youtube) es un homenaje al Coche Fantástico, la Tecno-Rumba, el cine quinqui de José Antonio de la Loma y la vida de extrarradio. Los integrantes de Ladilla Rusa se meten en un papel que conocen a la perfección, lo mastican y disfrutan hasta conseguir la sonrisa del oyente.
El punto de encuentro, a propuesta del grupo musical, es el céntrico bar-coctelería Ascensor, justo detrás del Ayuntamiento de Barcelona. Tania y Víctor aparecen por la calle Bellafila. Avanzan al mismo paso. La sensación es idéntica a la de los personajes que interpretan en KITT. “Este bar es parte de nuestra vida”, saluda Tania. Los dos se piden un Mezcal-Mule. “Es como un Moscow Mule pero con Mezcal”, aclara Víctor. Hay veces que es mejor no mostrar ignorancia y no preguntar ni que es un Moscow, ni un Mezcal, ni un Mule. Comienzan a vaciar las copas y la lengua se afloja. Tania y Víctor se conocen desde los 12 años. “Íbamos a clases separadas y nos conocimos en una excursión en la nieve. Los dos nos escondimos por que no queríamos esquiar”, recuerda Tania. Después estudiaron Periodismo y salieron mucho —muchísimo— de fiesta. Precisamente entre las paredes de locales como el Ascensor nació el germen de Ladilla Rusa.
“Siempre tuvimos la capacidad de improvisar melodías pegadizas de cualquier tontería”, aclara Víctor. “Todos mis ligues tienen una canción”, apuntilla Tania. En las mesas de los bares nacieron melodías “cañís” con “estribillos tontos”. Una noche en las calles del Raval, mientras caminaban, recordaron al actor Macaulay Culkin, sus adicciones y su saga: Solo en Casa. Le dedicaron una canción y un videoclip un tanto psicodélico (tampoco se lo pierdan). Con un repertorio de solo dos canciones, les propusieron una actuación, en junio de 2017, en el pasaje Calders de Barcelona. Tiraron de muchísimo morro y a partir de este momento la vida de Ladilla Rusa parece el argumento de una película de sobremesa. “A alguien le gustó aquel bolo que nos tomamos a broma. La segunda actuación fue en el Worldpride, en la puerta del Sol de Madrid, delante de 20.000 personas. Seguíamos teniendo solo dos canciones”, se ríe Víctor. “Nosotros íbamos de broma y la pelota se hizo grande. Ladilla Rusa es una gamberrada que se nos fue de las manos”, piensa en voz alta Tania. En julio de 2017 la canción Macaulay Culkin fue número uno, durante varias semanas, en Spotify. “Estábamos por delante de Bad Bunny, que no sabíamos ni quién era”, se enorgullece Víctor.
Solo unos meses antes de superar a Bad Bunny se enfrentaron al reto de bautizar el dúo musical. Tania reconoce que el brainstorming que utilizaron para ponerle nombre al grupo fue el habitual: “Un martes estábamos, un poco perjudicados, con tres amigos en el bar de debajo de casa. Entró una chica rusa y le preguntamos si la ensaladilla rusa en Rusia lleva los mismos ingredientes que en España. Víctor se iluminó: ‘Nos llamaremos Ladilla Rusa”.
Dos años después del bum inicial, en 2019, dan el gran pelotazo con KITT y los coches del pasado. “Es una canción que dura casi cinco minutos. KITT es el Bohemian Rhapsody de la Tecno-Rumba”, se enorgullece Tania. ¿Pero de dónde sale esta canción? Todo en Ladilla Rusa nace de la realidad. Tania y Víctor tienen un amigo que, conforme avanzan las noches, consigue la atención de sus compañeros de fiesta recordando que tiene contacto directo con el Coche Fantástico. Este sujeto —como si fuese David Hasselhoff interpretando a Michael Knight— habla a su reloj de pulsera y reclama: “KITT, tráeme crema para las manos”. Con esta anécdota que supera la astracanada nació la canción con la que estos artistas cierran los conciertos. Sus actuaciones están repletas de bromas y siempre hay espacio para las reivindicaciones ideológicas. “Nos han llegado avisos de abogados cristianos por decir cosas como que si a los curas no les gustan los homosexuales que no se nos follaran”, avisa Víctor.
Pese a todo, en el universo Ladilla Rusa manda el humor. Solo tienen dos discos y ya han actuado en toda España y tres veces en México. En los vasos hay ya más hielo que Mezcal o Mule y llega el momento de preguntar: ¿Dónde se ve Ladilla Rusa dentro de las próximas décadas? “Es nuestro proyecto y podemos hacer y deshacer como queramos. Hace solo unos años ni nosotros mismos pensábamos que podíamos vivir de esto”, tira pelotas fuera Tania. “A mí me cuesta verme muy mayor y cantando canciones chorras como si fuese Zapato Veloz”, confiesa Víctor. En los preceptos de este grupo hay claros varios ítems: Ladilla Rusa no puede existir si un día el dueto se separa, les costaría cantar algo que no estuviera trabajado desde el “sarcasmo y el humor” y la Tecno-Rumba es lo que mejor se le da a los artistas de Montcada i Reixac que un día se escondieron juntos para no esquiar.
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