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El Gobierno lleva al juzgado el último caos de Rodalies entre críticas por falta de seguridad en Cataluña

El ministro Óscar Puente lamenta el incidente y no descarta un sabotaje: “Renfe y Adif son las víctimas de gente incívica o algo peor”

Usuarios del servicio de Rodalies de Renfe de Barcelona, este lunes.
Usuarios del servicio de Rodalies de Renfe de Barcelona, este lunes.Albert Garcia

El último caos de Rodalies acabará en los tribunales. El Ministerio de Transportes denunciará ante un Juzgado de Instrucción este martes el robo de 40 metros de cable en la estación de Montcada-Bifurcació que acabó paralizando el conjunto del servicio de corta y media distancia de Barcelona el domingo, en plena jornada electoral, para que se busque a sus responsables. Así lo ha informado su titular, Óscar Puente, en una comparecencia en la que ha aprovechado para denunciar la falta de seguridad en Cataluña, que concentra el 52% de las incidencias contra la seguridad ajenas a Renfe y Adif en infraestructuras ferroviarias convencionales de toda España en los últimos cinco años. “Si los Mossos no tienen responsabilidad, Adif y Renfe menos”, ha dicho Puente, que ha dejado en el aire que el corte de cable pueda tener otros motivos que no sean económicos por la venta del cobre, según su opinión: “No afirmo que haya sabotaje, pero no lo puedo descartar”.

Pese a no llegar a conclusiones, Puente ha señalado como sospechoso que alguien se adentrara en una zona de difícil acceso para robar solo 40 metros de cable y un trozo de la toma de tierra que, de haberse mantenido intacta, hubiera evitado el efecto multiplicador del destrozo. Asimismo, ha señalado que el cable cortado se dejó sobre una placa metálica que permitió que la sobretensión se trasladara al sistema de señalización y se extendiera. “Es difícil sostener que sea otro robo de cable”, ha afirmado el ministro, quien ha subrayado también: “Renfe y Adif son las víctimas [...] de gente incívica o algo peor”. Puente ha sido muy crítico con las acusaciones que hizo el Govern acerca de la incidencia del domingo en plena jornada electoral.

El secretario de Movilidad e Infraestructuras de la Generalitat en funciones, Marc Sanglas, ha culpado de la incidencia de este domingo en Rodalies a la falta de inversión del Gobierno en Cataluña y ha descartado un posible sabotaje intencionado. “La única teoría conspiranoica que hay es que hay falta de inversión en Cataluña, y esta es la tristísima realidad”, ha destacado Sanglas, quien ha subrayado que la Generalitat ha solicitado a Adif en reiteradas ocasiones que reforzara la seguridad de sus instalaciones.

“Estos hechos deben ser investigados para saber quién ha causado esto”, ha sentenciado Puente sobre su decisión de acudir a los tribunales. El servicio no está todavía recuperado y, si bien este martes se prevé alguna mejora, no se solventará completamente el destrozo hasta dentro de dos meses. Transportes considera que a raíz de la afectación, 1,2 millones de viajes se verán afectados hasta la reparación definitiva y el coste para las dos empresas públicas afectadas por la interrupción del servicio alcanzará los 15 millones de euros.

Puente ha denunciado que sin actos vandálicos como el del domingo, el número de incidencias en el servicio de Rodalies sería mucho menor. Ha señalado que en Cataluña son “anormalmente altas” comparadas con las del resto de España. Por ejemplo, las incidencias con afectaciones a la circulación de trenes fueron 11.151 en toda España, mientras que en Cataluña alcanzaron en un 52% y en Barcelona fueron un 32%. Puente ha dicho que esa cifra supone 2,8 veces más incidentes por el mismo motivo que en Madrid, donde hay muchas más circulaciones.

Un efecto dominó

El enésimo robo de cable eléctrico cerca de la estación ferroviaria de Montcada-Bifurcació llevó al caos a la red de Rodalies de Barcelona este domingo. La sobretensión que provocó el corte de cable acabó quemando la subestación eléctrica que utiliza Adif para alimentar el servicio, que quedó totalmente inutilizada, pero los problemas también se trasladaron como un efecto dominó a subestaciones similares de El Clot y Sagrera. El humo inundó e inutilizó los dos túneles que utilizan los trenes de corta y media distancia para cruzar el subsuelo barcelonés y que conectan la estación de Sants (el nudo gordiano de la circulación de trenes en Barcelona) con el flanco norte a través de las estaciones de Passeig de Gràcia y Catalunya.

Montcada-Bifurcació no es una estación cualquiera. Es una especie de autopista ferroviaria donde acaban enlazando las líneas R3 y R4 antes de adentrarse en Barcelona, por lo que es también una confluencia de instalaciones de señalización, cableado y cambios de agujas para derivar trenes que acabaron afectados. Junto a la estación de L’Hospitalet es un punto estratégico para la infraestructura ferroviaria en Barcelona. Es por ello que el aumento de tensión y el incendio de la subestación generó un mal mayor. La circulación de trenes, de no ser por el humo dentro de los túneles, estaba condicionado a avisos telefónicos con los maquinistas de Renfe, lo que limita también su frecuencia.

El trabajo de los operarios ha permitido recuperar el servicio dentro de los túneles, lo que permitirá normalizar las líneas R1 y R2 (las que circulan por la costa norte y sur de Barcelona), pero no así las R3, R4, R7 y R12 que se adentran al interior de Cataluña. La complejidad de recuperar la infraestructura previa al incendio llevará hasta ocho semanas, según ha explicado esta tarde el ministro de Transportes, Óscar Puente, en una rueda de prensa en Madrid. En una avería similar en la estación de Gavà hace un año, en este caso por la caída de la catenaria, se informó de que la reparación y la afectación en el servicio se iba a prolongar durante dos meses y acabó siendo de unas tres semanas.

De momento, no obstante, se espera que la R3 cuente con dos frecuencias por hora y sentido entre Puigcerdà y Montcada, sin llegar a L’Hospitalet (al otro lado de Barcelona). En el caso de la R4, también circularán dos trenes por hora y sentido entre L’Hospitalet y Manresa y cuatro entre L’Hospitalet y Sant Vicenç de Calders.

"Lo llaman incidencias, pero es la normalidad"

María vuelve a casa en hora punta después de ocho horas en una oficina del barrio de Ciutat Vella (Barcelona). Este lunes ha tardado más de 40 minutos en recorrer un trayecto que se hace en la mitad de tiempo. "Ya estoy acostumbrada a poner antes el despertador por lo que pueda pasar. Lo llaman incidencias, pero es la normalidad para quienes vivimos en el área metropolitana", explica mientras espera el metro en la estación de Arc del Triomf, que entrelaza con la R4 hasta L'Hospitalet de Llobregat. Asegura que todos los días ocurre algo con el servicio de Rodalies. "Es increíble que no se tomen más en serio la protección de los trenes ni los horarios. ¿Cuánto cobre tienen que robar para que se tomen medidas de verdad? No hay ni una semana en la que no pase algo", afirma indignada antes de subir a un colapsado tren de la Línea 1 de metro.

El caos también se ha vivido en la estación de Barcelona Sants, donde los trenes de la R4 y R3 no han podido llegar. Pablo acaba de terminar su turno en un supermercado cercano a la estación. Para volver a casa en Parets del Vallès (Barcelona) haciendo la ruta habitual, tiene que coger la L1 de metro hasta Fabra i Puig, donde se montará en un autobús hasta Montcada Ripollet, para después volver a subir a la R3, que presta servicio hasta Puigcerdà. Más de una hora para un trayecto de algo menos de 40 minutos. Este lunes ha cambiado el itinerario por la línea R2, que ya no está afectada, y un autobús con el que ha tardado poco más de una hora. "Es un fastidio. Menos mal que hoy tenía medio turno. Mañana ya veremos cómo me apaño", cuenta Pablo, quien remarca que Rodalies nunca informa del tiempo de espera cuando ocurre alguna incidencia. "Tengo la suerte de que un amigo trabaja en Barcelona y muchas veces me lleva en coche. Pero, ¿qué pasa si no tienes esa posibilidad? Puedes tirarte una hora o más esperando el siguiente tren", explica este usuario, que muestra preocupación y resignación ante los dos meses que tardará en repararse el servicio de los convoyes: "Al final tendremos que venir todos en coche y contaminaremos mucho más".

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