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Chiharu Shiota: detrás de los dos mil ovillos de lana roja que han teñido la Fundació Tàpies

La exposición de la artista japonesa explora la memoria y la dicotomía vida-muerte desde su experiencia marcada por la lucha contra el cáncer

La obra 'Chiharu Shiota. Everyone, a Universe (Cada quien, un universo)' en la Fundació Antoni Tàpies, Barcelona.
La obra 'Chiharu Shiota. Everyone, a Universe (Cada quien, un universo)' en la Fundació Antoni Tàpies, Barcelona.

Tomando las escaleras hacia la planta -2 de la Fundació Antoni Tàpies en Barcelona, uno se adentra en un túnel que se tiñe más de rojo según vamos descendiendo. La exposición Chiharu Shiota. Cada quien, un universo anuda vida con muerte de la mano de la artista japonesa. En esta planta subterránea se construye un espacio donde el rojo intenso es el color protagonista. La muestra inmersiva invita a acercarse a las creaciones de Shiota —dos instalaciones, cuatro esculturas y dos obras sobre papel— que se podrán visitar hasta el 23 de junio. La exposición, que encuentra puntos en común con la obra de Tàpies, se enmarca dentro de la celebración del centenario del artista catalán.

Las 43 sillas de madera de la obra Cada quien, un universo fueron sacadas de mercados de segunda mano. Enlazadas entre ellas, al techo y a las paredes de la sala por un kilométrico hilo rojo –dos mil ovillos de lana en total–, configuran la red de enmarañamiento de la creación; un tejido geométrico que recuerda a una telaraña gigante. Aquí, los altos tienen que agacharse para no darse con las fibras que inundan la sala. “Cómo ha ido cambiando lo del ganchillo, ¿eh?”, murmura una visitante de la exposición. La artista juega con la ausencia de personas sentadas sobre las sillas, y los hilos que simbolizan la sangre y los vasos sanguíneos, representando el cuerpo y la humanidad.

Chiharu Shiota nació en Osaka, Japón, pero vive hace más de 25 años en Berlín, y ha sido influida por artistas como Magdalena Abakanowicz, Muraoka Saburo o la cubana Ana Mendieta, autora de un arte feminista y provocativo, y que murió de forma trágica a los 38 años. Shiota, como Mendieta, crea a partir de sus experiencias personales y a veces usando su cuerpo como lienzo. Como es el caso, también un simple objeto cotidiano que ha sido usado por sus dueños es capaz de inspirar a la artista a convertirlo en herramienta para conectar con esa persona anónima y reivindicar la vida; una vida pasada, desconocida, pero que sabemos que existe o ha existido. “Los objetos en mis instalaciones siempre representan la existencia de un individuo. Cuando miro las sillas veo a gente, todos están sentados al lado entre ellos, pero cada uno es un universo por sí mismo”, relata Shiota.

La instalación Fuera de mi cuerpo evoca un campo de gravedad: es una lona de cuero rojo que cae del techo y llega a unos piececitos de bronce, los de la artista. En la misma sala, dos cuadros cuyos trazos concentrados y rojos surgen del lado derecho e intentan llegar al izquierdo, y unos alambres con cuentas para bisutería que envuelven y sobrevuelan esculturas de cristal en forma de corazón; una imagen con la que la artista japonesa cohesiona fragilidad con fortaleza.

Los pies metálicos que forman parte de la obra 'Fuera de mi cuerpo', de Chiharu Shiota.
Los pies metálicos que forman parte de la obra 'Fuera de mi cuerpo', de Chiharu Shiota.
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La directora del museo, que conmemora este año el centenario del nacimiento de Antoni Tàpies, y comisaria del proyecto, Imma Prieto, ha destacado la conexión de Shiota con el artista catalán. Además de “hacerse preguntas sobre la condición humana mediante su obra y de utilizar objetos habituales y cotidianos en su propósito”, como indica Prieto, ambos padecieron enfermedades graves que alteraron su forma de crear arte. Chiharu se enfrentó a la muerte al ser diagnosticada con cáncer, y Tàpies sufrió una enfermedad pulmonar grave con tan solo 18 años, edad a la que empezó a pintar. En sus obras, Shiota aborda la dicotomía entre la vida y la muerte, y utiliza sus vivencias para enfilar su mensaje: “por lo general, una vez expuestas, mis instalaciones de hilo se tiran. Existen solo en la memoria de los espectadores. Cuando tuve que afrontar la muerte, quise trabajar con materiales que perduraran mucho más allá de la desaparición de mi cuerpo y, al mismo tiempo, quería que, de algún modo, mi cuerpo siguiera existiendo”.

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