La consejera Anna Simó defiende que la educación vaya más allá del horario lectivo
La Generalitat elabora un plan, con memoria económica, sobre la educación a tiempo completo
La formación más allá del horario escolar ha sido uno de los argumentos centrales que la consejera catalana de Educación, Anna Simó, ha expuesto este jueves en el foro social que la Fundació Pere Tarrés organiza en colaboración con EL PAÍS. Simó ha destacado la importancia de la formación en el tiempo de ocio. “Educar no consiste únicamente en transmitir conocimientos”, ha explicado, también se necesita educación en el ámbito emocional, del juego… “La escuela del siglo XXI lo exige y es una tarea que la Generalitat no puede asumir en solitario”, ha remachado.
Simó ha subrayado que la educación en Cataluña es universal, que se camina hacia su gratuidad en la fase 0-3, pero donde se producen las mayores desigualdades es en el tiempo extraescolar. “Es la gran brecha educativa que persiste y para combatirla hay que trabajar en los entornos sociales de los alumnos para favorecer la igualdad de oportunidades”, ha dicho. La titular del departamento ha anunciado la elaboración de un plan de educación a tiempo completo, “con memoria económica”, en un trabajo transversal que implicará distintas consejerías y donde se dará voz a los entes locales y a los profesionales de la enseñanza.
Este plan pretende valorar en particular el acceso a la cultura. Ha explicado que ya se han dado algunos pasos en este sentido como el de comprometer a una docena de servicios territoriales de la Generalitat en una tarea de mediación entre los centros educativos y quienes despliegan proyectos culturales. También se han producido reuniones con el CONCA (Consell Nacional de la Cultura i de les Arts) y el departamento de Cultura. Este plan requiere, ha comentado, un trabajo en el entorno social del alumnado, particularmente en aquellos donde existen menos estímulos para el aprendizaje. “No se trata de hacer experimentos. Se trata de partir de evidencias”, ha explicado mencionando la experiencia de Portugal, con cuyos responsables de Educación mantiene contactos.
La conversión de los comedores en un espacio educativo es otra necesidad y una demostración de cómo la política educativa es, también, política social que ha de ayudar a combatir la pobreza social, cultural… Obviamente, la no disponibilidad de recursos suficientes lastra estas políticas. “Ahí está la lógica independentista de reclamar ese 8% del PIB que se va y no regresa. ¡Qué podría hacerse si el departamento de Educación dispusiera durante seis años de mil millones más cada ejercicio!”, ha asegurado. Tras comentar el incremento de las becas comedor y su personal batalla contra la burocracia, Simó ha entrado en el tema de la escuela inclusiva. Los objetivos son compartidos mayoritariamente, donde hay discrepancias es en las estrategias para conseguirla. En este asunto, ha admitido que el incremento de recursos no llega a todos los centros y que algunos se hallan desbordados por la falta de personal.
“El sistema educativo no tiene la robustez necesaria. Con todo, avanzar en la cultura inclusiva no es únicamente un tema de recursos”, ha lamentado. Simó ha enumerado las distintas prioridades que se manifiestan a la hora de definir los retos educativos. Unos hablan de un alumno feliz, otros de fomentar el crecimiento intelectual o de defender el derecho a la igualdad. Además de la adquisición de las competencias básicas, y ahí ha destacado la lengua catalana, ha defendido que la escuela no tiene por qué renunciar a nada.
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