‘Gordas’, una oda al amor propio más allá de la crítica a la gordofobia

La comedia Gordas, dirigida por el dramaturgo de 23 años Carlos Mesa, volvió al Teatre Condal de Barcelona en enero, pero su éxito en taquilla ha extendido las funciones hasta el 18 de marzo. Tras llenar las casi 700 butacas del local cuando la compañía Bendita Inocencia actuó en 2023, el equipo repite y pretende enamorar cada lunes otra vez a los barceloneses.

El objetivo del espectáculo es que el público desconecte durante una hora y 20 minutos para sumergirse en el conjunto de historias que cuenta la obra y absorba el mensaje body positive (movimiento que defiende la autoaceptación y la visión positiva del cuerpo) que la comedia les va colando a los espectadores sin que casi se den cuenta, hasta que termina la función y queda clara la intención del grupo teatral.

Pese a su título, y a que las actrices que protagonizan la obra, Teresa López Cerdán y Mara Jiménez, se autodenominan gordas, la desestigmatización de las personas obesas no es el tema central de la obra. Teresa López afirma que es el hilo conductor del espectáculo, pero que la obra va mucho más allá de la gordofobia: “Reivindica a todas las personas que siempre se han sentido fuera de la norma, sea cual sea el motivo”.

Prueba de ello son las caras del público que se le hacen visibles a las actrices cuando las luces se encienden al final de la actuación. Teresa López recuerda que al principio se notaba la presencia de espectadores miembros de la comunidad que ella y Mara Jiménez tienen en redes sociales —entre las dos, suman más de 1,07 millones de seguidores en TikTok y 642.000 en Instagram—: mujeres jóvenes y gordas que escuchan a las influencers en su lucha contra la gordofobia. Ahora, sin embargo, la pluralidad es lo que caracteriza al público: “Cada persona se lleva la función a su terreno, a cada una le puede tocar de una manera distinta”.

El mensaje de Gordas no solo ha arrasado en todas las ciudades en las que ha actuado la compañía—no hay ciudad española en que no hayan agotado entradas—, sino que también está cambiando el panorama de accesibilidad en la interpretación: las protagonistas son dos mujeres gordas e interpretan papeles que dejan atrás a los personajes graciosos, pobres o marginales a los que este tipo de cuerpos ha estado relegado tradicionalmente. “Las mujeres gordas que podemos trabajar en el mundo de la interpretación somos unas afortunadas, porque no hay papeles para nuestro tipo de cuerpo”, se lamenta Teresa López. Pero la actriz es optimista: “Nosotras podemos comenzar a llenar espacios en el mundo de la cultura porque la sociedad está empezando a aceptar que hay un cambio”.

El fomento del autoamor, de querernos tal y como somos, de abrazar la diversidad de cuerpos —todo aquello que conforma el discurso de Gordas—, es relativamente reciente, señalan. López lo achaca a que la sociedad ha dicho basta, ha dejado de ir en “piloto automático”, se ha detenido a preguntarse cómo funciona el mundo y las industrias, y ha cesado de dar vía libre a la gordofobia: “Ha llegado el momento en el que nuestra generación ha petado. Al final, aunque nos llamen por ahí la generación de cristal, creo que somos la generación de cemento armado”.

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