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El Govern aplaza las ayudas para arreglar las tuberías del agua en vísperas de las restricciones por sequía

La Agencia Catalana del Agua pide cinco meses más para tramitar las más de 700 solicitudes recibidas entre julio y septiembre

Una tubería en el municipio de Cabrera d’Anoia, donde se producen cortes cada noche.
Una tubería en el municipio de Cabrera d’Anoia, donde se producen cortes cada noche.Albert Garcia
Dani Cordero

La Agencia Catalana del Agua (ACA) ha aplazado cinco meses el reparto de las ayudas que los municipios le han solicitado para modernizar y sobre todo reparar sus redes de suministro del agua. El ente lo comunicó de forma oficial el 22 de diciembre, a las puertas de que el Govern decrete el nivel de emergencia por la sequía y, con él, un considerable aumento de las restricciones en el consumo de agua. La ACA aduce su incapacidad para gestionar las “más de 700 solicitudes” recibidas, un número de peticiones un 60% superior al de otras ayudas anteriores. El problema es que el mal estado de algunas redes provocan que se pierda el 25% del agua que corren por su interior.

La Generalitat había contemplado en diferentes líneas destinar 50 millones de euros en ayudas para resolver básicamente los problemas de fugas de agua con las que cuentan las tuberías de agua de muchos municipios, pero también la digitalización para mejorar el control de la red. Abrió la ventana para presentar esos proyectos en julio y la cerró a finales del mes de septiembre. La diputada socialista Sílvia Paneque reveló que el consejero de Acción Climática, David Mascort, explicó en una reunión con los diferentes grupos parlamentarios que las peticiones habían excedido por completo las previsiones de la ACA y la capacidad de su personal. En aquella reunión llegó a afirmar que las solicitudes también superaban el importe total asignado a la convocatoria, lo que acabará siendo una fuente de problemas, ya que al tratarse el reparto por concurrencia competitiva, los primeros proyectos registrados en el ACA serán los primeros en ser analizados y en ser premiados con la subvención.

Las ayudas en las que trabaja el ACA fueron fruto del acuerdo político en marzo pasado, cuando el Govern preparaba un decreto antisequía ante el complejo panorama al que se enfrentaba Cataluña tras 30 meses sin apenas lluvias. En vez de aproximarse a los partidos de la oposición, el Ejecutivo de Pere Aragonès fue recriminado por Junts y el PSC, que le echaban en cara que su política pasaba más por las multas a los municipios que incumplieran los consumos mínimos de agua por habitantes que ayudas para el control de los suministros.

A raíz de ese enfrentamiento, que también coincidía con la proximidad de las elecciones municipales, el Departamento de Cambio Climático varió el tercio y asumió una propuesta que la ACA tomaba a regañadientes. El argumento de la Agencia del Agua para oponerse es que su competencia es la gestión de la red del agua en alta, aquella que hay aguas arriba de los depósitos municipales. El red en baja es competencia de los entes municipales y de las compañía de agua como Agbar, que sirven el agua a hogares y empresas y en las que se producen los grandes problemas de las fugas de agua, cuya reparación es en muchas ocasiones más costosa que el propio presupuesto municipal.

Por otro lado, las dudas sobre la celeridad de los municipios interesados para presentar proyectos en tiempo y forma han resultado infundados. Más de la mitad de los ayuntamientos catalanes (los operadores privados no podían presentar proyectos) han acudido a la convocatoria, conscientes de la oportunidad histórica: los municipios de menos de 1.000 habitantes pueden llegar a recibir subvenciones por la totalidad del coste de las obras, mientras que a partir de ahí se rebaja el porcentaje de ayudas hasta el 60% máximo de los municipios de más de 20.000 habitantes. En las campañas para arreglar fugas y efectuar otras reparaciones la ayuda máxima es de 150.000 euros.

Fuga de agua en Badalona

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El gran ejemplo de problema en la red de suministro se encuentra en Badalona, en el barrio de Canyet, donde se pierden dos litros de agua por segundo desde hace casi dos décadas. Pero esta avería, muy costosa y compleja de reparar, no entra en los supuestos de la línea de ayudas del ACA porque depende de Aguas Ter-Llobregat y, por tanto, forma parte de la red en alta.

El Gobierno ya da por hecho que es cuestión de poco tiempo la entrada en fase de emergencia. Los pantanos de la cuenca interna están a un 16,7% de la capacidad y las lluvias que puedan llegar en los próximos días apenas frenarán la medida. una vez que estos caigan por debajo del 16% se activarán las nuevas restricciones, como un menor consumo de agua forzado por una bajada de presión en las tuberías de las ciudades catalanas. Para intentar dilatar lo máximo posible la medida, el Govern improvisó en diciembre pasado un paso intermedio, la preemergencia, que supone que cada habitante no puede superar los 210 litros diarios de consumo. Con la nueva fase ese límite se rebaja en 200 litros, situación en la que ya se encuentran 24 municipios en el Alt Empordà y el Baix Camp.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.
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