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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

A remolque de Colau

El alcalde Collboni sigue el liderazgo de los Comuns frente a la necesidad de que se escuche la voz del Ayuntamiento de Barcelona en las cuestiones internacionales

El alcalde Jaume Collboni, en el pleno del Ayuntamiento de Barcelona el pasado 24 de noviembre.
El alcalde Jaume Collboni, en el pleno del Ayuntamiento de Barcelona el pasado 24 de noviembre.Albert Garcia
Paola Lo Cascio

La semana pasada, el pleno del Ayuntamiento de Barcelona aprobó, a propuesta de Comuns, una moción en la que se acuerda “interrumpir” las relaciones institucionales con el Gobierno de Israel “hasta que haya un alto al fuego definitivo y se garantice el respeto a los derechos básicos del pueblo palestino y el cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas respecto al conflicto entre Israel y Palestina”. El texto rechaza y condena los “ataques contra la población civil” palestina e israelí, reclama un alto al fuego “permanente y definitivo”, el cese de la violencia contra la población civil palestina de Cisjordania y la liberación de los rehenes que se encuentren en manos de Hamás. El acuerdo también recoge la reivindicación del establecimiento de corredores humanitarios para ayudar en la población de Gaza, y la exigencia de respeto del Derecho Internacional y Humanitario de Naciones Unidas. Finalmente, el documento aprobado propone la celebración de una Cumbre de Paz y ofrece el bagaje de Barcelona “como ciudad promotora de paz”.

Votaron la moción —además de Comuns, como es obvio—, también ERC y el PSC, después de una negociación, que, por lo que se ha podido saber, ha pivotado en torno al verbo “interrumpir”. En el texto original figuraba, en cambio, el verbo “suspender”. En política, los matices lo son todo. Aunque, en este caso, parecen bastante inapreciables las diferencias.

Puede parecer incluso una paradoja, pero no lo es: cómo recordarán, en febrero, la todavía alcaldesa Ada Colau, había “suspendido” —por decreto de alcaldía y dando traducción política a una reivindicación de una larga lista de entidades ciudadanas—, las relaciones institucionales con Israel, incluyendo también el hermanamiento con Tel Aviv. Jaume Collboni había criticado duramente la decisión, tildándola de error gravísimo, e incluso argumentando su posición en las páginas de este diario. En septiembre, ya como alcalde, había solemnemente retomado —también con un decreto de alcaldía—, el hermanamiento con la ciudad israelí, con una declaración del comisionado de Relaciones Internacionales y Promoción de la Ciudad, Pau Solanilla. Ahora, si bien en la moción aprobada la semana pasada no se hace referencia a los hermanamientos y se cambia “suspender” para “interrumpir”, de hecho se trata de una vuelta a la posición que había impulsado el gobierno anterior, con un pronunciamiento institucional que censura el escaso respeto demostrado por Israel hacia los derechos humanos. El grupo del PSC del ayuntamiento ha invocado las muertes masivas en Gaza como argumento que justifica el cambio de posición que han experimentado respecto al tema.

Sea como fuere, el alcalde ha parecido ir doblemente a remolque del liderazgo de los Comuns y de Ada Colau por lo que atañe a la necesidad que se escuche la voz del Ayuntamiento de Barcelona en las cuestiones internacionales. En su día, el posicionamiento en contra de la suspensión derivaba en buena parte de la necesidad de distinguirse de Colau, y, ahora, el cambio de posición también parece responder a la voluntad de no quedarse atrás en una actitud crítica hacia el gobierno de Nethanyahu —liderada a nivel municipal por los Comuns—, que el grueso de los actores políticos de la izquierda —incluso de la misma familia política del alcalde—, parecen compartir.

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