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Aumentan las incidencias en el Bicing, que ya tiene más bicicletas eléctricas que mecánicas

Falta de vehículos, de carga, desperfectos en el sistema de identificación o averías, las principales quejas de los abonados. CGT señala el complejo mantenimiento de las eléctricas

Clara Blanchar
Bicis Eléctricas Barcelona
Un operario coloca bicicletas del Bicing en una estación, en una foto de archivo.Albert Garcia

Miércoles de esta semana. Tres abonados se quejan a primera hora en la red social X (antiguo Twitter) del servicio del Bicing, la bicicleta pública de Barcelona. “Ya es como Rodalies. Sin fiabilidad como medio de transporte. Con total indiferencia por parte de sus responsables. No encontrarás bici aquí [acompañado de una foto]. ¡Vergonzoso!”. “Una mañana tras otra, hora punta y bicis contadas sumando más de 20 estaciones, Sants incluida. Gestión cada vez peor”. “Buenos días, un día más, ¡la bici mecánica más próxima a 759 metros!”. En los últimos meses los problemas en el Bicing han aumentado, aseguran una decena de usuarios y también el sindicato CGT, mayoritario en el servicio. Ambos colectivos señalan que la presencia cada vez mayor de bicis eléctricas en la flota (ya son 4.000 de una flota de 7.000) ha supuesto más incidencias en el servicio, aunque Bicing (que gestiona la empresa municipal Barcelona Serveis Municipals, BSM) no facilita datos. Ni sobre las incidencias de este año comparado con el pasado, o si suben las de que registran las bicis eléctricas.

La segunda generación de Bicing, estrenada en 2019, comenzó con 4.000 mecánicas y 3.000 eléctricas, pero el elevado número de trayectos que hacían las segundas (el 70% del total de viajes), llevó al servicio a electrificar con un kit de mil bicis mecánicas. Desde 2020 hasta ahora los abonados han aumentado de 118.000 a 144.600: realizan 1,4 millones de usos mensuales (16,2 millones en 2022), con un tiempo de viaje medio de 13,5 minutos. Las estaciones son actualmente 519, ampliadas a barrios con cuestas donde no llegaba la primera generación del Bicing, de ahí en parte el éxito de la modalidad eléctrica. Su uso supone para los abonados un recargo de 0,35 euros por trayecto.

Entre el rosario de problemas que recitan, los usuarios consultados enumeran estaciones sin bicicletas; estaciones con bicicletas pero averiadas; estaciones con bicicletas eléctricas sin carga; bicicletas que figuran en la aplicación SMOU que no están en la estación; o que sí están y no aparecen en la app; códigos QR dañados expresamente, o frenos que no frenan.

Fuentes de CGT, el sindicato mayoritario en el servicio, responden con una explicación para cada situación citada, pero podría resumirse en que, al ser más complejas las bicicletas eléctricas, requieren más tiempo de mantenimiento y complican la operativa. Por ejemplo, sobre los frenos: al ser más pesadas y conducirse a mayor velocidad, se estropean más. Sobre la descarga, indican que “el software de las bicis no permite cargarlas en la estación cuando la batería baja de un 20%: entonces hay que llevarla al taller”. En el caso de los códigos QR, algunos usuarios relatan que los dañan abonados que activan el servicio con targeta de plástico para evitar que los abonados que lo activan a través de la aplicación SMOU escaneando el código no puedan hacerlo. “Rayando los adhesivos maximizan sus posibilidades de pillar bici”, apunta Marcos González. Sobre el tiempo de recarga, Bicing responde que “hasta el 80% de batería, el sistema tarda entre dos horas y dos y media. Hasta el 100% de batería es necesaria otra hora, y se efectúa posteriormente, de forma más lenta, para optimizar la durabilidad de la batería”.

Sergi Novan, que firmó uno de los mensajes en X citados, asegura que lleva siete años como abonado, siempre viajando en hora punta, pero que ahora hay más problemas. A las 8.30 horas llega a diario en metro a Sants o Plaza de Sants con el objetivo de tomar una bici mecánica hasta la Ciutat de la Justicia: “Antes, a veces, no había bicis en las paradas de la misma estación de Sants, pero ahora puede que no haya ninguna, o estén averiadas, en las 22 paradas del entorno: esta mañana había siete bicis y algunas averiadas. Ha empeorado mucho”, lamentaba el miércoles y contaba que, de cada cinco días laborables, tres se ve obligado a llegar al trabajo andando. “No es una cuestión de la hora punta, antes había bicis”, zanja. Sobre la respuesta que recibe del Bicing cuando escribe en X, entiende que “es un patrón, no sirve de nada”. Otro abonado envía periódicamente a los chats de conocidos las incidencias que encuentra. “Estación de Bicing 443 ahora mismo. 30 bicicletas, 21 eléctricas y 19 con la batería en rojo”, escribe acompañando el lamento de una foto.

Cambia el sistema de contabilizar las incidencias

Las fuentes de CGT explican que hace unos meses llegaron a acumularse 3.500 bicicletas averiadas en el taller. En estos casos, la empresa crea un turno nocturno de mecánicos. “Porque no es lo mismo reparar un timbre o un sillín de una bici mecánica, que el chip de una eléctrica”, apuntan. “Ahora, con 4.000 eléctricas, es previsible que haya menos bicicletas operativas”. Los empleados consultados, aseguran, además, que Bicing ha cambiado la forma de contabilizar las incidencias: “Ahora, hasta que tres usuarios reportan problemas en una bicicleta y pasan la tarjeta, no se recoge de la estación. Si tiene la rueda pinchada y nadie avisa, pueden pasar días”, avisan. “Hay más bicis rotas en la calle, que en el taller”, advierten.

Porque, añaden, aunque haya personal reponiendo bicis de estaciones llenas hacia otras vacías, los camiones de reposición no pueden cargarse con vehículos averiados. “Son dos áreas separadas, un camión que repone no puede llevar bicis al taller; si cargas bicis rotas, no repones”, apuntan y lamentan que son la cara del Bicing para los abonados: “Las bullas nos las llevamos nosotros”. Para todo el servicio hay 24 mecánicos, ocho más si se crea turno de noche, como ocurrió hace unos meses.

Bicing responde al problema de los QR que “se sustituyen cuando se detecta la incidencia”, además de que realizan “acciones de comunicación para recomendar a los usuarios que lleven encima la tarjeta”. Ante la situación de que la APP señale bicicletas disponibles que no están, la empresa argumenta que “en momentos de alta demanda se producen movimientos continuos de bicicletas. Esto genera un gran volumen de datos en muy poco tiempo que el sistema informático, puntualmente, puede tardar en actualizar”. Por ello se trabaja para reducir el tiempo de refresco de información al usuario, señalan.

Usuarios que comparten cuentas

Otro problema que la empresa ha detectado es que algunos abonados comparten su cuenta. Una práctica que un usuario que no quiere dar su nombre justifica así: “Ante la falta de bicis eléctricas cada vez más acusada, y la poca utilidad de las mecánicas (porque pesan mucho) en trayectos largos o con desnivel, cojo bici mecánica con la cuenta de otra persona porque es gratuita y pedaleo hasta otra estación donde haya eléctricas disponibles con mi cuenta. Si lo hiciera todo con mi cuenta, debería esperar 10 minutos entre una bici y otra”. Para evitarlo la app Smou “ha incorporado recientemente un proceso de doble autenticación”, con lo que se intenta reducir la picaresca. Bicing añade que también hay supervisores en la calle comprobando que los usuarios de las bicis son abonados. “Las situaciones de fraude se penalizan con el bloqueo de la cuenta durante un máximo de nueve meses. En casos de reincidencia el titular de la cuenta es dado de baja del servicio”, alertan.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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