Familias en pie de guerra por los recortes en el menú escolar: “Los niños se quedan con hambre”
El Ayuntamiento de Terrassa ha advertido a la empresa que gestiona el servicio de ‘catering’ de los colegios que podría sancionarla si no soluciona el problema
Los chats de las familias de escuelas de Terrassa (Barcelona) y las redes sociales echan humo estos días con quejas por unas raciones escasas en los comedores escolares. A raíz de las quejas de las asociaciones de familias, el Ayuntamiento, y el propio alcalde, visitaron el comedor de una escuela y convocó de urgencia a la empresa que gestiona el servicio, Mediterránea de Catering y le advirtió que, si no cumple, activaría “los mecanismos legales” que contempla el contrato, que puede ir desde sanciones hasta, en un caso extremo, su rescisión.
La gestión de los comedores de las escuelas públicas de Terrassa (la tercera ciudad más poblada de Cataluña) se sacan a un concurso público y hace años que están gestionados por grandes empresas. En este caso, se trata de un gran contrato de 25 millones para dar servicio a una treintena de centros educativos públicos y miles de alumnos, cosa que facilita que sean las grandes empresas las únicas que tengan la capacidad de asumir semejante magnitud. Y también precisamente esta magnitud facilita que haya pugnas por hacerse con el contrato. Y es que la última licitación, de dos años de duración, fue en marzo de 2021, pero no fue hasta este mes de julio cuando se adjudicó definitivamente. Mientras tanto, una serie de recursos porque las empresas con mayor puntuación fueron descartadas por oferta temeraria. Mediterránea quedó tercera y también fue descartada por no presentar un proyecto pedagógico, pero finalmente su recurso prosperó ante el tribunal y el pasado julio se anunció que se le adjudicaba el contrato.
La escasez de tiempo ha hecho que el traspaso sea “un caos administrativo”, según las familias. Pero esto no es lo que más preocupa. Lo que realmente ha incendiado los ánimos es ver las raciones escasas que se estaban repartiendo. “Las cantidades son excesivamente insuficientes, y eso lo estamos corroborando cada día porque los niños se quedan con hambre y eso lo vemos a la hora de merendar y cenar”, espeta Damià Hoyos, un portavoz de La Pepeta, la plataforma que agrupa las asociaciones de familias de las escuelas públicas de Terrassa.
Hoyos explica que antes del inicio de curso, Mediterránea les informó de su intención de luchar contra el derroche alimentario. “Eso está bien, pero entre el derroche y que los niños se queden con hambre hay un trecho. Es una cuestión de tacañería brutal”, se queja este padre.
Pero la lista de agravios que enumeran las familias es larga: deficiencias en la combinación nutricional de los platos, la eliminación del agua embotellada, la falta de formación de los monitores o la falta de personal de apoyo para alumnos con trastornos de conductas, entre otros. A ello se suma la preocupación por las condiciones laborales de las monitoras. “La empresa las está amenazando con perder beneficios que tenían con la antigua empresa [el personal ha sido subrogado] y con despedirlas si explican algo”, alerta Hoyos.
Desde la Pepeta van un paso más allá y exigen la municipalización del servicio para impedir que los comedores sean gestionados por grandes empresas como Serunion o Serhs, anteriores a Mediterránea. “Si la comida estuviera bien, fuera de calidad y las condiciones del personal adecuadas, pues sería correcto, pero esto no está pasando”, zanja Hoyos. Mediterránea ha declinado hacer declaraciones a este diario.
A raíz de las quejas recibidas de las asociaciones de familias (que llevan a cabo inspecciones al comedor), el alcalde Jordi Ballart decidió visitar una de las escuelas y, tras hablar con el personal y las direcciones, convocó una reunión de urgencia con la empresa unos días después, según explicó el propio edil por las redes sociales. En el encuentro, que se celebró el pasado miércoles, el Consistorio “trasladó a la empresa la insatisfacción generada a raíz de las críticas recibidas y manifestó que se aplicarán los mecanismos legales de seguimiento del cumplimiento del contrato”, según informó en un comunicado tras la reunión.
Sobre las quejas alrededor de las cantidades, el Ayuntamiento asegura que le recordó a la empresa que los menús “tienen que cumplir las recomendaciones sobre la aportación calórica” y también que las ratios de monitores deben ser las que marca la normativa. El Ayuntamiento espera que durante estos días la empresa rectifique los puntos en conflicto y declina dar más detalles hasta que se celebre una reunión con las escuelas, familias y empresa el próximo lunes.
Por su parte, la asociación que agrupa las pymes que gestionan el comedor, Acellec, recuerda que los aumentos del precio de comedor realizados estos tres últimos años “sirven para cubrir el coste objetivo de la comida y de personal”, en un momento de inflación y de mejora de los convenios laborales, pero los márgenes de las empresas pequeñas y medianas “es muy ajustado”. “Otra cosa son las grandes empresas y multinacionales, que logran ganar concursos presentando ofertas muy bajas, pero a veces se pueden pasar de frenada y entonces para que salgan los números deben bajar la calidad o la cantidad de los alimentos. Pero también el problema es que las administraciones cuando licitan el servicio lo que priman es la oferta más barata”, critica Pep Montes, gerente de Acellec.
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