Del pañal al ADN: así fue la investigación para identificar a la bebé muerta en el naufragio de una patera y hallada en Tarragona
La Guardia Civil concluye que la menor murió cuando viajaba con sus padres, también fallecidos, en una embarcación que había salido de Argelia y se accidentó frente a la costa de Ibiza
La Guardia Civil ha logrado poner, en apenas una semana de intensa investigación, nombre y apellidos al cuerpo de una bebé de ocho meses hallado en la playa de Roda de Berà (Tarragona). La niña viajaba con sus padres en una patera que había salido de Argelia y que naufragó, el 6 de abril, frente a Baleares. La corriente arrastró su cuerpo hasta la costa catalana, donde fue localizado el día 11 por unos operarios municipales. Estaba boca abajo y en avanzado estado de descomposición. Llevaba un body y un pañal. “Parecía que no había indicios de criminalidad, pero al principio no descartamos ninguna hipótesis, debíamos mantener una mirada abierta”, cuenta a EL PAÍS David Herreras, teniente de la comandancia de Tarragona que ha dirigido la investigación.
La presencia de ese pañal fue la primera pista que orientó a los investigadores hasta lograr la completa identificación de la bebé. “Comprobamos que era de una marca comercial concreta que se vende sobre todo en el norte de África, y también en Turquía. Eso nos ayudó a situarnos”, cuenta Herreras tras haber despejado una incógnita que conduce nuevamente al escenario trágico en el que se ha convertido el Mediterráneo para miles de refugiados y migrantes. “Este caso es un ejemplo más de la situación dramática que vivimos. Vemos a personas en situación de extrema necesidad, que ponen en riesgo sus vidas para intentar lograr una vida mejor en Europa. Es una desgracia”, explica el teniente en conversación telefónica.
El equipo dirigido por Herreras se ha volcado en la tarea de conocer las circunstancias de la muerte de la bebé bajo la tutela del juzgado de instrucción número 2 de El Vendrell (Tarragona). La autopsia descartó del todo que hubiera indicios de muerte violenta y permitió establecer el sexo de la menor (una niña), su edad aproximada (alrededor de los seis meses, según los forenses) y la fecha del suceso que produjo su muerte (“entre dos semanas y dos meses”, señala el teniente). La marca del pañal fue una primera pista pero, en paralelo, los agentes lograron otros indicios. Consultaron las bases de datos y comprobaron que no constaba ningún desaparecido de ese rango de edad, lo que apuntaló la hipótesis de que el cadáver había sido arrastrado desde el mar a la costa. También a petición de los investigadores, el servicio marítimo provincial analizó “los tipos de corrientes marinas” en ese rincón del Mediterráneo. “Nos dieron un rango que nos llevaba a la zona de la Comunidad Valenciana y Baleares”, apunta el teniente de la Unidad Orgánica de Policía Judicial (UOPJ) de la Guardia Civil.
La pista clave llegó por dos vías distintas: los mecanismos de cooperación entre cuerpos policiales y el Consulado de Argelia en Barcelona. Ambos alertaron de un suceso ocurrido poco antes y que podía arrojar luz sobre la identificación de la bebé. Se trataba de un naufragio cuyas fechas y circunstancias coincidían con lo ocurrido a la menor. El 21 de marzo, una patera salió de Cherchel (una ciudad costera al norte de Argelia) rumbo a la Península. Unos días después (el 6 de abril) naufragó frente a la costa española. En la patera viajaban 15 personas. Entre ellas, una familia formada por un hombre, una mujer y una bebé. El cadáver de la mujer fue hallado frente a Ibiza; el del padre, frente a Alicante.
Con esa valiosa información en la mano, los agentes remitieron el caso al laboratorio de criminalística de la Guardia Civil, en Madrid, con un mandato muy concreto: debían cotejar el perfil genético de la menor con el de la mujer fallecida en el naufragio, cuyo perfil también se había extraído tras el accidente. El resultado ha sido positivo, según el informe remitido por ese servicio el martes. Los investigadores han informado ya de esa circunstancia al Consulado de Argelia, que se encargará de las gestiones para avisar a posibles familiares de las víctimas en el país norteafricano y repatriar el cadáver de la bebé. “Hemos dado la máxima prioridad a este asunto, le hemos puesto todo nuestro esfuerzo”, explica Herreras, consciente de que no siempre resulta sencillo identificar un cadáver que aparece en el mar, sin más pistas, de entrada, que la marca de un pañal.
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