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elecciones generales
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Vuelve el voto dual

Este fenómeno catalán determina que la suma de partidos de ámbito estatal gana las elecciones generales españolas y la suma de partidos de ámbito no estatal gana las elecciones autonómicas catalanas

Albert Branchadell
Una persona ejerce su derecho al voto en Barcelona en las pasadas elecciones municipales.
Una persona ejerce su derecho al voto en Barcelona en las pasadas elecciones municipales.

En las primeras elecciones generales de 1977 el PSC se impuso en Cataluña al conseguir 15 de los 47 escaños en juego, y en las de 1979 se encaramó a los 17. En las primeras elecciones autonómicas catalanas CiU dio la sorpresa y obtuvo 43 diputados de los 135 que forman el Parlament, 10 más que los socialistas. Fue el inicio de una larga alternancia entre ambas formaciones: los socialistas ganaron las generales de 1982 con la friolera de 25 escaños y los convergentes las autonómicas de 1984 con su primera mayoría absoluta; los socialistas se impusieron en las generales de 1986 y los convergentes en las autonómicas de 1988; los socialistas se llevaron las generales de 1989 y los convergentes las autonómicas de 1992. Etcétera. El patrón no se rompió hasta la segunda década del siglo XXI: en 2011 los convergentes ganaron sus primeras (y hasta ahora únicas) elecciones generales en Cataluña; en 2015 y en 2016 las ganaron los comunes y las dos de 2019 las ganó Esquerra Republicana de Catalunya. La hegemonía convergente en el Parlament declinó por las mismas fechas: si dejamos de lado el experimento de Junts pel Sí de 2015, los exconvergentes perdieron tanto las elecciones de 2017 como las de 2021.

Lo que no se ha interrumpido nunca desde 1977 hasta el día de hoy es el fenómeno conocido como “voto dual”. En virtud de este fenómeno, la suma de partidos de ámbito estatal (o con un referente estatal) gana las elecciones generales españolas, mientras que la suma de partidos de ámbito no estatal (nacionalistas y ahora independentistas) gana las elecciones autonómicas catalanas. El diferencial se estrechó al máximo en los años del procés (del 30-17 a favor de los partidos con referente estatal en junio de 2016 se pasó al 26-22 y 25-23 en las dos elecciones de 2019) pero ni siquiera al calor de la contestada sentencia sobre el referéndum del 1-O los partidos independentistas lograron el sorpasso En la cita de noviembre de 2019 rozaron el 43% de los votos, su máximo histórico hasta la fecha.

Los sondeos para las elecciones del próximo 23 julio indican la persistencia, acaso reforzada, del voto dual. Hay unanimidad en pronosticar que los socialistas, los comunes, el PP y Vox van a obtener más apoyos que Esquerra, Junts y la CUP sumados. También hay acuerdo en predecir que el PSC va a recuperar la posición perdida hace una década y se va a alzar de nuevo con el triunfo en unas elecciones generales en Cataluña, no con los espectaculares 25 escaños de 1982 (o 2008) pero sí con una cifra parecida a las que obtenía en los años 70 y 90 del siglo pasado. Ahora habrá que ver si esa victoria anunciada de los socialistas catalanes sirve o no para apuntalar un gobierno progresista en España y ayuda a mantener ese proceso de normalización política en Cataluña que otros (desde la calle Génova, la del Padre Damián o l’Avenue de l’Avocat) están ansiosos por reventar.

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