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La CUP choca con la realidad en su feudo de Berga

Los anticapitalistas aspiran a conservar la alcaldía tras ocho años de mandato pagando deuda, evitando inhabilitaciones y aparcando la municipalización del agua

Iván Sànchez, alcalde de Berga, el pasado lunes, delante de la plaza del Ayuntamiento.
Iván Sànchez, alcalde de Berga, el pasado lunes, delante de la plaza del Ayuntamiento.Albert Garcia
Àngels Piñol

Bajo una fina lluvia, las máquinas excavadoras siguen trabajando este lunes en la calle de Harmonia, en Berga (Barcelona) donde el gobierno de la CUP y ERC ha derribado unas casas para abrir un solar que quieren urbanizar. “Será una entrada de luz en el barrio Vell”, dice Iván Sànchez, actual alcalde y cabeza de lista de los anticapitalistas en su despacho del Ayuntamiento describiendo la obra urbanística clave de su mandato. Junto a la ventana, luce la senyera. La CUP cierra hoy la campaña electoral en este municipio de apenas 17.000 personas con el alcalde y los exdiputados David Fernández y Anna Gabriel con el objetivo de revalidar la alcaldía.

Tras obtener en 2019 el 40,75% de los votos y ocho ediles sobre 17, la CUP se juega conservar su feudo en Cataluña. Con un Pleno de abrumadora mayoría independentista, el resto de concejales se los reparte Junts (seis), ERC (dos) y el PSC (uno). El mandato ha estado plagado de espinas: a la pandemia en 2020 se le sumó en 2021 la renuncia de la alcaldesa Montse Venturós por depresión. Con un fuerte liderazgo, Venturós se convirtió en un icono de la desobediencia al ser detenida en 2016 por negarse a retirar del balcón consistorial una estelada en una campaña electoral. Fue condenada a seis meses de inhabilitación.

Sànchez, que no milita en la CUP —”No militar no quiere decir que no lo sea: Lo haré cuando deje el Ayuntamiento”— relevó a Venturós y ahora como cabeza de lista. No hay, a diferencia de otras citas electorales, ninguna bandera independentista en la fachada del Ayuntamiento. La Junta Electoral envió un requerimiento al equipo de gobierno para que la retirara. “Nos lo exigió. No hace falta ir de mártires. Nos quedamos solos en 2017. Cuando haya otro momento de confrontación con el Estado, volveremos a ser los primeros”, dice Sánchez, que admite que en Berga ha cundido el desencanto entre los independentistas. La estelada volverá a lucir en el mástil en cualquier caso tras el 28-M. Tiene una línea roja infranqueable: “No pactar con ningún partido del 155. No entiendo que alguien pacte con quien te reprime″.

Una imagen de un mural gigante de Berga.
Una imagen de un mural gigante de Berga.Albert Garcia

Lejos del tópico según el cual la extrema izquierda agujerea las arcas municipales, el alcalde anticapitalista ha tenido que centrar este mandato en reducir la losa de la deuda del municipio: ascendía a 21,8 millones cuando la CUP entró en el municipio y ahora es de 5,7. “Hemos sido muy responsables con la gestión de la deuda”, dice este licenciado en Historia y comunicación audiovisual que señala que han evitado la intervención del Estado y que apunta que ahora se costeará y refinanciará de forma progresiva. El proyecto de municipalizar el agua, un clásico del programa de la CUP, está aparcado: una comisión lo ha estudiado y se calcula que costaría 21 millones por, entre otras cosas, la renovación de la red y la complicada orografía del municipio. El presupuesto no alcanza. “No nos vamos a hipotecar”, avisa el alcalde.

“Hemos sido muy responsables con la gestión de la deuda”, afirma el alcalde de Berga y candidato de la CUP
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Tras cerrar el traspaso de la gestión del hospital de Berga a la Generalitat, sus objetivos para este mandato son impulsar la estación de autobuses, reurbanizar la plaza de Les Cols o impulsar una plataforma de vivienda de alquiler. Y no renunciar a todos los proyectos como rehabilitar el edificio de la Casa de la Patum, que se quedaron sin fondos New Generation. Y algo más: buscar una solución final para el tema del mercado municipal, ahora solo con dos paradas abiertas. Anna Maria Capdevila, de 55 años, es la responsable de la parada de frutas y verduras conocida popularmente como La valenciana. Solo queda la suya y la de Los Madriles, de pesca salada, a familia de la exalcaldesa. “Este mercado estaba preparado para 130 paradas y solo hay abiertas 50. El Ayuntamiento no se ha preocupado nunca”, afirma diciendo que ahora desfilan los candidatos por un mercado sumido en la decadencia. “Pero si seguimos aquí es gracias al actual gobierno municipal. Mi hija me dice que lo están haciendo bien pagando la deuda”.

Junts intenta acabar con la hegemonía de la CUP y su candidato, Ramon Caballé, se plantea este interrogante. “Se podrá haber enjugado la deuda pero ¿Cuánto nos costará recuperar la ciudad”, dijo en un acto electoral en el Bergedà. El alcaldable del PSC, Abel García, plantea una queja similar. “Berga necesita gestión y un proyecto de futuro. No hay modelo de ciudad”, dice recordando que la contrata de basura está caducada y que él aprobó los primeros presupuestos del mandato y propuso sin éxito un gobierno de concentración para afrontar la covid. Natural de Berga, el alcaldable del PSC creció en La Pobla de Lillet y estudió secundaria en la capital de la comarca. Licenciado en Historia como el alcalde, García se ocupa de la gestión del área de deportes y juventud del Ayuntamiento de Mollet. Y vive en Sabadell. “Duermo en Sabadell”, puntualiza asegurando que en campaña se le ha hecho ese reproche afirmando que ningún grupo le puede cuestionar su dedicación al municipio.

Berga necesita gestión y un proyecto de futuro”, afirma Abel García, el único concejal constitucionalista de un Pleno de 17 y repite como candidato

Fue Salvador Illa, líder del PSC, el que le persuadió para presentarse en 2019 porque Berga no podía quedarse sin lista socialista. Y ahora repite. Corredor de alta montaña —corre una vez por semana con Illa—, dice que se ha sentido solo y vivido momentos duros por el procés pero que el clima ahora ha cambiado. No oculta, sin embargo, que aun sigue en la pared una pintada despectiva contra él e Illa. Convencido de que mejorará mucho sus resultados, muestra feliz una foto de los miembros de su lista que se retratan sonriendo. Muchos son independientes —además de una exedil de Junts— que ni siquiera se conocían. En lo que debe mejorar Berga, conviene Josep María Roca, del bar 9 Tabal, es en la oferta turística y la vida nocturna para los jóvenes para que no se limita todo a La Patum o a mirar el cielo y desear que nieve o que llueva para que haya una buena recogida de bolets. “¿Las elecciones?”, se pregunta. “Casi no se ni quien se presenta. La gente se ha decepcionado mucho viendo a los partidos independentistas tirase los platos por la cabeza”.

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