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La monja Teresa Forcades, inhabilitada 18 meses como médica por hablar del clorito de sodio

La jueza archiva la causa judicial abierta contra la religiosa por recetar sustancias ilegales

Teresa Forcades, en 2013.Foto: ALBERT GARCIA | Vídeo: TV3

La monja y médica Teresa Forcades ha recibido, con escasos días de diferencia, una noticia buena y otra mala. La buena es que la jueza de Manresa (Barcelona) que la estaba investigando por recetar sustancias ilegales a pacientes ha archivado la causa contra ella al no apreciar indicios de delito. La mala es que el Colegio de Médicos de Barcelona (COMB) ha acordado inhabilitarla durante 18 meses para ejercer la profesión por defender públicamente el uso del clorito de sodio, un tipo de lejía diluida cuyas supuestas propiedades terapéuticas no respalda ningún dato científico.

El sábado, en una entrevista en el programa Col·lapse de TV3, Forcades afirmó que el órgano colegial la había sancionado. Pero no dio más detalles sobre el alcance de esa sanción, a cuyo expediente ha accedido EL PAÍS. La monja benedictina, según la resolución, defendió públicamente las propiedades antivíricas y antiinflamatorias del clorito de sodio —conocido también por las siglas MMS—, que propuso para el tratamiento de infecciones. Forcades aportó, para defenderse, estudios que en su opinión avalan la utilización de ese compuesto. Pero la junta de gobierno de la institución que dirige Jaume Padrós ha rechazado sus argumentos.

El colegio le ha impuesto dos sanciones de nueve meses de inhabilitación cada una por infracciones graves: la primera, por divulgar públicamente el uso del clorito de sodio; la segunda, por haber mantenido una “conducta manifiestamente contraria, continuada y reiterada respecto a los requerimientos” para que dejara de hacerlo. La resolución alude especialmente a una entrevista concedida por la religiosa al diario digital Vilaweb. La monja aprovechó “la autoridad que su condición de médica le atribuye” y, con ello, “condujo al equívoco y generó falsas expectativas” a las personas que la escucharon y la leyeron, especialmente las que sufren una enfermedad y se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad.

Forcades ha recurrido la sanción, según han explicado a este diario fuentes de su entorno, aunque una portavoz del colegio de médicos sancionador matiza que el recurso aún no se ha presentado. Considera que es necesario ahondar en los estudios para conocer las bondades del clorito de sodio. El colegio, en cambio, concluye que la conducta de la monja supone “un grave riesgo para la salud de los ciudadanos”, y recuerda que la Agencia Española de Medicamentos no otorga valor alguno a los estudios clínicos que lo avalan.

La sanción deriva de un expediente que se abrió por primera vez en 2018, cuando el órgano colegial le advirtió de que, como médica, no podía “indicar, recomendar o divulgar teorías o tratamientos (productos o procedimientos) prohibidos para el uso humano o sin evidencia científica”.

Fue también el colegio el que también llevó la conducta de Forcades a la Fiscalía por haber recetado, supuestamente, sustancias ilegales a pacientes con enfermedades graves como el cáncer. El ministerio público recogió el guante e indagó si ese acceso a falsos remedios hizo que los pacientes abandonaran tratamientos convencionales y avalados por la comunidad científica. Esa es la investigación que, ahora, ha sido archivada.

Archivo relámpago

La titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Manresa (Barcelona) ha llegado a la conclusión de que no hay indicios suficientes para atribuir un delito contra la salud pública a la religiosa. La Fiscalía concluyó inicialmente que había indicios de delito y puso los hechos en conocimiento del juzgado. Ahora, sin embargo, no se ha opuesto al archivo del caso, que ya es definitivo.

El proceso penal se ha cerrado sin que se hayan practicado apenas diligencias. Según han confirmado fuentes judiciales, la monja ni siquiera ha sido citada a declarar en calidad de investigada. Preguntada hace unos meses por esa investigación, la religiosa se limitó a negar “categóricamente” los hechos o haber “infringido” la norma deontológica y denunció ser víctima de una persecución por parte del colegio de médicos.

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