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Sergi Raventós: “Que desdeñen el plan piloto de la renta básica es decepcionante e irracional”

El responsable del proyecto reprocha a PSC y Junts que hayan tumbado la iniciativa y apunta que los votantes de los dos partidos están a favor

Josep Catà Figuls
Sergi Raventós, jefe de la oficina para el Plan Piloto de Renta Básica Universal de la Generalitat de Cataluña.
Sergi Raventós, jefe de la oficina para el Plan Piloto de Renta Básica Universal de la Generalitat de Cataluña.MASSIMILIANO MINOCRI

Después de varios lustros como activista para implementar la Renta Básica Universal (RBU), Sergi Raventós (Barcelona, 54 años), que comparte este interés académico con su hermano, el economista Daniel Raventós, fue nombrado en julio de 2021 jefe de la oficina del Govern para diseñar un plan piloto. Este sociólogo, que ha trabajado como técnico de inserción laboral y como trabajador social, cree que haber llegado hasta aquí ya es un éxito, pero haberse quedado a las puertas de que esta medida dejase de ser una utopía académica y pasase a ser un experimento real, le parece “decepcionante e irracional”. Este proyecto cayó el viernes de los Presupuestos, después de que PSC y Junts lo forzaran al presentar una enmienda para eliminarlo. El Govern no renuncia al plan y asegura que lo sacará adelante buscando otros socios y moviendo partidas para ello.

Pregunta. Al tumbarse el plan piloto, ¿se quedan sin trabajo y se desmantela la oficina?

Respuesta. No. Hay que ver qué mecanismos tiene el Govern para seguir. Una cosa es el plan piloto, que tenemos que ver si nos quedará tiempo en esta legislatura para empezar a hacer algo, y otra es la oficina. Tenemos el encargo de diseñar e implementar el plan piloto, pero también otras tareas como coordinarnos con otros países, con otros departamentos de la Generalitat, y tenemos la misión de comunicar sobre esta medida. La oficina tiene recorrido más allá de lo de este viernes, y sobre el plan piloto hay incógnitas por resolver.

P. ¿Qué piensa del rechazo que han manifestado PSC y Junts?

R. Es muy decepcionante. No entienden que está avalado por la comunidad científica, que está diseñado con el Instituto de Evaluación de Políticas Públicas (Ivàlua), que se han dedicado muchas horas y esfuerzos... Que lo desdeñen es un poco irracional, ¿no? Una encuesta de la Generalitat dice que el 76% de la población está de acuerdo en hacer este plan piloto. ¡Y entre los votantes de Junts y PSC el porcentaje es de más del 78%! Y más allá de esto, cualquier partido tendría que estar interesado en evaluar las políticas públicas con un plan piloto previo. No se hizo con la renta garantizada de ciudadanía y todos después se lamentaron de que no funcionase bien.

P. ¿Cómo se ha diseñado el plan?

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R. Tenemos un buen plan, nos felicitaron en Finlandia, donde hicieron un proyecto parecido, está avalado por los mejores expertos en esta materia en el mundo, nos hemos reunido con más de 40 entidades de todos los ámbitos. ¿Qué más tenemos que hacer? Este es un plan piloto muy ambicioso y muy innovador. Hemos querido dar respuesta a la definición de renta básica: una prestación individual, incondicional, universal y suficiente, y lo hemos diseñado con cuantías importantes (800 euros para adultos, 300 para menores) y con un grupo de 2.500 personas escogidas aleatoriamente y otras 2.500 de dos pueblos donde todo el mundo recibirá la prestación. Así sabremos qué impacto tendrá la renta básica en una comunidad entera, si los jóvenes se van antes de casa o si estudian más años, qué pasa en las mujeres que dependen de sus maridos, qué efectos tiene sobre la cohesión social o en la salud mental.

P. ¿Qué experimentos se han hecho en otros países?

R. Se han hecho docenas, algunos muy mediáticos como el de Finlandia, con 2.000 personas en paro, y cuantías bajas, de 560 euros. Los resultados no fueron nada malos: querían saber cómo se comportaba la gente en relación al mercado laboral, y la gente no dejó de trabajar, porque la RBU es compatible con otras fuentes de ingresos, mientras que otras prestaciones no, lo que desincentiva a buscar trabajo. Además, los efectos colaterales como la mejora en la salud mental fueron muy buenos.

P. ¿Qué habría que hacer para implementarla y qué efectos tendría en el mercado laboral?

R. El coste de esta medida no se puede calcular solo multiplicando la prestación por el número de beneficiarios. Porque, primero, se tiene que reformar el sistema fiscal: los ricos también cobrarían la RBU, pero cuando pasen por Hacienda tendrán que pagar más. Luego, si ordenásemos el sistema de prestaciones actuales, mucho dinero se podría dedicar a financiar la RBU. Y se tiene que acompañar de otras medidas, como unos buenos servicios públicos o no dejar que los precios se disparen. Hay economistas que dicen que con 7.000 u 8.000 millones se puede hacer. Y tendría efectos positivos para todos: no tener ingresos suficientes es la causa de muchos problemas de salud mental, de suicidios, de fracasos escolares, de adicciones... En el mundo laboral también: si tienes 800 euros de entrada, no estás obligado a coger cualquier trabajo de mierda, tienes tú el poder de negociación. Esto no debe gustar mucho a las patronales.

P. El PSC dice que no se puede llevar a la práctica por su coste elevado, y Junts, que no se puede hacer sin un estado propio.

R. Siempre hay otras cosas donde destinar el dinero, pero hay 41.000 millones en el Presupuesto, ¿tienen que ser estos 40 millones los que se destinen a otras cosas? ¿No pueden ser los millones del Hard Rock Café o del aeropuerto? Quizá la negativa a un proyecto que causa admiración responde a otras cosas: igual ven que funciona mucho mejor que el ingreso mínimo vital que gestionan desde el Gobierno. Y sí, no tenemos un estado propio, pero mientras se tiene que ir avanzando. Sinceramente, son excusas de mal pagador.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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