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Los límites del humor en TV3: “La libertad de sátira es diferente en un medio público que en uno privado”

Los profesionales de la comunicación admiten la complejidad de parodiar la realidad sociopolítica, especialmente en la televisión pública, en un contexto de alta polarización

Joel Díaz en un momento del programa 'Zona Franca'. Foto: CCMA | Vídeo: TV3
Bernat Coll

Nadie sabe dónde están, pero todo el mundo habla de ellos. Son los límites del humor, estrechos y amplios a la vez y de nuevo en revisión en TV3 tras el despido del humorista Manel Vidal del programa Zona Franca y la posterior salida de su presentador, Joel Díaz, por un gag en el que situaba el PSC en el cuadrante derecho superior de una esvástica para representar su posición política.

“Es un gag pertinente, nada forzado y que hacía gracia”. Jair Domínguez, colaborador y presentador de referencia de programas de sátira en Cataluña, defiende el atrevimiento de Vidal en la televisión pública y recuerda a quién se dirigía: “Atacaba al poder, que es lo que toca”. José Luis Martín, exeditor de la revista El Jueves, en cambio, lo ve diferente: “Es un humor muy elemental, como el de los mariquitas y tartamudos de los años 70; que se acerca al insulto”. Los planteamientos reabren el debate sobre qué tipo de sátira debe ofrecerse en los canales públicos.

La paradoja del humor es que un mismo chiste puede hacer gracia a una parte del público y ofender a la otra. “Los significados pueden ser diferentes según cada uno”, entiende el presidente del Consejo de la Información de Cataluña (CIC), Josep Carles Rius. No parece existir una posición única entre el sector sobre la idoneidad o el formato de la broma de Zona Franca, pero la mayor parte de las fuentes consultadas coinciden en que el despido es una medida “desproporcionada”, especialmente tras la apuesta de la televisión pública catalana por un programa “atrevido y valiente”, como lo presentó en su página web. El PSC presentó una queja y TV3 tumbó a Vidal. El director de la cadena, Sigfrid Gras, ya había avisado anteriormente en una entrevista con EL PAÍS que “hay unos límites que no se pueden pasar”. En su última comisión de control en el Parlament de Catalunya, el director defendió que “para seguir con un humor transgresor hay cosas que no se pueden repetir”. TV3 anunció que el programa se suspende temporalmente.

Jordi Caballé, guionista con experiencia en El Búnquer (Catalunya Ràdio) y El Foraster (TV3), observa una posible contradicción en la llegada de Joel Díaz y su Zona Franca a TV3. “La cadena tiene su línea editorial y hay un difícil equilibrio entre el contenido que puede ofrecer Díaz y su equipo con los marcos de la televisión”. El conflicto llega en el momento que la cadena contrata a Díaz para conectar con un nuevo público, pero a la vez pone límites a la propuesta de Díaz, la que precisamente ha llevado al comunicador a convertirse en una referencia en Cataluña. “Si TV3 busca personalidades que habitan en los márgenes de la comunicación mainstream para trasladarlos al centro mediático para conectar con los jóvenes; no tiene sentido que no les deje hacer aquello que hacían”, analiza.

“No tiene sentido que TV3 no deje hacer a los humoristas aquello por lo que les contrataron”, analiza un guionista

No es la primera vez que la sátira mediática choca con las pretensiones de algunos colectivos en Cataluña. Domínguez fue denunciado y posteriormente absuelto por hacer prácticas de tiro con el rostro del rey Juan Carlos en un programa de la televisión pública catalana en 2012; y a principios de siglo el programa 7 de Nit, conducido por Toni Soler y embrión del programa de sátira política Polònia, fue cancelado antes de acabar la temporada “por motivos políticos”, según Manel Lucas, periodista y guionista del programa. El proyecto empezó a parodiar al rey y la dirección de TV3 les notificó que la Casa Real había trasladado su incomodidad. “Nos pidieron que el monarca saliera menos, pero al público le gustaba”, recuerda Lucas. Tampoco gustó a las altas esferas, dice, un vídeo satírico sobre el entonces president Pujol. Todo ello y el paso del tiempo lleva al periodista a considerar que el fin del proyecto llegó por razones políticas, aunque admite que la decisión “fue más sutil que ahora”.

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¿Cómo debe hacerse el humor? Los profesionales y expertos coinciden en que debe dirigirse principalmente a los colectivos de poder para mostrar sus propias contradicciones. “El humor tiene sentido cuando se hace contra el poderoso”, defiende Martín, que cita a la monarquía, la Iglesia, el ejército, los empresarios y los políticos como objetivos preferentes. Ello implica alejar a los colectivos vulnerables de la ecuación, como reclama José María Perceval, profesor en la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y autor del libro El humor. De qué se ríe la humanidad (Cátedra, 2017): “Los límites están en incitar el odio contra las personas o colectivos débiles e ir en contra de la libertad y la democracia”. El problema, considera Rius, es cuando la maquinaria mediática del humor utiliza sus instrumentos para atizar reiteradamente a un mismo ámbito político o social. “Si conviertes el humor en una forma de poder para defender unas posiciones políticas, el sentido del humor se distorsiona”, alerta.

Vidal ironizó sobre las posiciones políticas del PSC, pero su identificación con una esvástica debilita su propuesta a ojos de los opositores. “La esvástica siempre será una esvástica, y no debemos banalizar lo que significó ni lo que ocurrió en Mauthausen”, reprocha el presidente del CIC. El organismo planteó el conflicto a otras organizaciones europeas de la comunicación para contrastar puntos de vista y está a la espera de recibir respuestas. “Este género de televisión engloba humor, entretenimiento e información, no es únicamente satírico; y en un medio público debe asumir responsabilidades”, añade Rius.

Seguramente el debate no habría alcanzado tan altas cotas de agitación de no haberse producido en la televisión pública. Ello plantea si se puede ofrecer el mismo contenido satírico en TV3 que en otros canales privados. “No”, rechaza Martín. El dibujante defiende que el gag de Zona Franca ofende a parte del público que sostiene la cadena con sus impuestos, algo que entiende que es censurable: “Zona Franca tiene el derecho de hacer esta broma, pero es muy discutible emitirla en una cadena pública. Los límites del humor son diferentes para un canal privado y uno público”. Lucas, en cambio, considera que la televisión pública es un espacio “para experimentar” y defiende un humor sin líneas rojas: “Es una discusión sin fin. El humor no debería tener límites: los propios humoristas y el público los establecen”.

“Si la televisión pública no puede ofender a nadie, entonces no hagamos humor”, sintetiza Queco Novell, reconocido actor y humorista

El actor y humorista de Polònia, Queco Novell, lleva años representando a políticos y personajes relevantes de Cataluña en TV3. Acepta las diferencias entre los medios privados y los públicos, pero alerta de la contradicción que sufre el humor en la televisión pública. “Como pública no puedes ofender a nadie; pero si no se puede ofender a nadie no hagamos humor”, sintetiza.

Los profesionales admiten la complejidad de hacer humor en un contexto de emotividad reactiva. Ahora todo tiende al escándalo. “Con las redes, la gente que puede ofenderse tiene más posibilidades de expresarlo”, comparte Lucas. “Antes te llegaba una carta de una asociación; pero ahora te pueden montar una campaña en Twitter. Eso sí puede condicionar y hemos pasado años de tensión y convulsión. Lo que antes eran rivalidades políticas, ahora son enemigos. Hay más trincherismo”.

Polònia volvió a ser protagonista la semana pasada con una parodia de una campaña realizada por la Comunidad de Madrid. Algunos políticos, como Rita Maestre (Más Madrid), se refirieron a ella y rechazaron la mirada que hacía de la capital. Percevel considera que, en general, el programa es “magnífico”, pero le afea que tiende a señalar “más” a una parte del arco político, algo que Novell rechaza completamente. “Esto no es verdad. Hemos repartido equitativamente a todos, aunque quien manda tiene más opciones de recibir”. El actor y humorista confiesa que los políticos aceptan mayoritariamente la propuesta del programa, y recuerda un hábito corriente de los responsables políticos en los inicios. “Todos te decían que apretábamos demasiado a su partido”.

El CIC pide reflexionar qué tipo de humor es “asumible para la salud social de Cataluña”, mientras que Domínguez ve en el despido de Vidal de la televisión “una muestra de que TV3 cada vez es más blanca”. “No quieren que el humor toque la política porque el humor es anarquía y libertad, y por desgracia lo están consiguiendo”, lamenta.

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Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

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