Cataluña transfiere fondos de centros de FP a institutos que no pueden pagar facturas
El Departamento de Educación anuncia una inyección extraordinaria de 11,5 millones, pero no detalla a cuánto aumenta la deuda energética
La situación económica de los institutos se complica. Los centros de secundaria cierran el trimestre muy asfixiados, por un lado, por el encarecimiento de la factura energética y, por el otro, por el retraso en el pago de los gastos de funcionamiento por parte de la Generalitat. Algunos centros ya han empezado a devolver facturas y en algunos casos la situación es tan insostenible que el Departamento ha autorizado que centros de Formación Profesional, con mejor salud financiera, les presten dinero temporalmente. “Ya no tenemos dinero y el departamento no nos explica el porqué del retraso, no sabemos si se debe a un problema de liquidez o qué”, lamenta el director de un instituto de Girona, que ha recibido ayuda un otro centro de FP.
Los institutos de secundaria gestionan sus propios presupuestos con lo que reciben, principalmente, de la Generalitat y de las familias. El problema de liquidez se está concentrando en estos centros porque en el caso de las escuelas de primaria los edificios son de titularidad municipal, así que los gastos de mantenimiento y las facturas de los suministros las pagan directamente los ayuntamientos.
En el caso de secundaria, el Departamento de Educación explica que realiza varios pagos anuales: uno hacia el marzo para cubrir los ocho primeros meses del año. Un segundo se realizó en septiembre y el tercero corresponderá a los gastos del último trimestre. El problema es que este último no ha llegado.
Educación anunció a principios de diciembre que inyectaría 6,5 millones adicionales para hacer frente a este aumento de las facturas. Después de negociaciones con Economía, la cifra ha ascendido a 11,5 millones, que el departamento asegura que pagará “de forma inminente”. Pero la gran incógnita es si este importe cubre el total de la deuda energética. El consejero de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, aseguró en un acto a principio de diciembre que conocían exactamente cuánto había subido la factura energética de los institutos, pero el departamento no la facilita y se limita a asegurar se trata de “la aportación necesaria para que los centros puedan cubrir los gastos”. Educación destina 87 millones anuales a gastos de funcionamiento de los centros educativos.
Educación se reunió el martes con la junta permanente de directores (el máximo órgano de representación del colectivo, formada por unos 25 docentes) para tratar el tema de las facturas. Varios asistentes aseguran que el departamento no explicó el motivo del retraso, pero que considera que la situación no es tan grave porque hay muchos centros que tienen remanentes. Los directores aseguran que hay un “desequilibrio” entre los institutos de secundaria y los que imparten FP, estos últimos mejor dotados gracias a las matrículas de los estudiantes y a la financiación que reciben de numerosos proyectos y programas en los que participan. “La situación está muy desequilibrada. Los centros de FP seguramente tienen remanente, pero el resto no”, asegura tajante un director. “Hemos pedido que nos ingresen ya los importes para no ir tan angustiados”, añade otro docente.
Por este motivo, mientras que llega la aportación ordinaria y la extraordinaria, Educación ha permitido el traspaso de fondos desde centros de FP a aquellos que están en una situación límite. El departamento niega oficialmente por escrito que los centros estén retornando facturas y que se haya producido este trasvase, pero un alto cargo del departamento y varios institutos así lo confirman a este diario.
Los directores, de momento, se van de vacaciones sin ver este aumento en las cuentas bancarias de los centros. “Nos han dicho que nos pagarán y nos han dicho que nos aumentarán un 20% la dotación, pero no sabemos cuándo lo harán”, apunta otro director de otro instituto de la provincia de Girona, que seguidamente admite que, aunque hubieran recibido el pago ordinario “no sería suficiente porque los gastos son superiores”.
Desde este centro admiten graves problemas económicos. “Estamos prácticamente a cero. Si tenemos que llenar el depósito de gasoil de la calefacción solo lo podemos llenar al 20%. Y la calefacción la ponemos menos horas; si los alumnos tienen frío les decimos que se abriguen”, admite el director, que prefiere no identificar su centro. La situación ha llegado a tal límite que admiten que han tenido que devolver facturas. “Les decimos a los proveedores que ya les pagaremos cuando tengamos dinero”, añade el director.
Desde otro instituto del área de Barcelona aseguran ir “muy apurados”, pero no hasta el límite de tener que retornar facturas. En este caso, admiten que trampean la situación tirando de ingresos que reciben de programas de mejora educativa. “Podemos hacerlo porque tenemos el sistema de caja única y tenemos que pagar las facturas, pero necesitamos que nos pague la Generalitat porque el dinero de estos programas es finalista y hay que recuperarlos”, asevera su director.
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