La holografía de la Venus de Milo con cajones de Dalí de yeso y la de bronce, frente a frente
Por primera vez el museo de Figueres apuesta por la introducción de la tecnología al servicio del discurso expositivo
Los amantes de Dalí y de sus infinitas facetas pueden visitar en el Teatro Museo de Figueres Transgrediendo la Venus. ¡Dalí es clásico, es surrealista y es Pop Art!, una muestra que reúne el ejemplar único de la Venus de Milo con cajones de yeso que Dalí creó en 1936 y se encuentra en el Art Institute of Chicago, con su homónima creada en bronce en 1964 que pertenece a la Fundación Dalí. La novedad de este helenístico encuentro radica en que la Venus americana es un préstamo digital. La creación holográfica se ha hecho a partir de 72 fotos de alta resolución que se han interpolado a través de técnicas de creación digital e inteligencia artificial. Con esta exposición, la Fundación Dalí apuesta por primera vez por la introducción de tecnología de última generación en el espacio expositivo y homenajea los hologramas que el artista creó en los años 70 junto al premio Nobel de Física Dennis Gabor.
La muestra permite contemplar a las dos Venus en el centro de la sala. El ejemplar de bronce de la Fundación Dalí se exhibe dentro de una vitrina de vidrio y la estadounidense se visualiza a través de la tecnología emergente OLED transparente, un tipo de pantalla que permite mostrar holografías en alta definición. Según la directora de los Museos Dalí, Montse Aguer, “la exposición permite visibilizar las principales líneas de pensamiento de Dalí en torno a la Venus de Milo y la importancia de esta escultura helenística a lo largo de su creación artística”. También analiza la reinterpretación que hace en los años sesenta, situándola como un precedente del Pop Art. “Junto con la obsesión por la pintura El Ángelus, de Millet, la Venus de Milo le sirve a Dalí para desarrollar su método paranoico-crítico de interpretación de la realidad”, afirma Aguer.
La Venus de Milo con cajones es una escultura de yeso de 1936 que rememora, a escala reducida, la obra original conservada en el museo del Louvre de París desde 1821. Un Dalí provocador transgrede el referente clásico perforando el cuerpo de la Venus con seis cajones. Los cajones forman parte de su iconografía surrealista más genuina y aparecen en su pintura a partir de 1929. Eclosionan, sin embargo, en 1936, coincidiendo con la creación de esta escultura. Posteriormente, en 1964, Dalí crea una edición limitada de bronce. Seguramente, apunta la directora, “accedió a replicar esta escultura en respuesta a la creciente demanda de obra para exposiciones internacionales”. La Venus forma parte de casi todas las grandes retrospectivas de Dalí: Japón (1964), Nueva York (1965), Ámsterdam (1970) y Centro Pompidou de París (1979).
Coincidiendo con esta edición de bronces, Dalí añade pompones a cada uno de los cajones de la escultura en yeso de 1936 y a todos los ejemplares de bronce, elementos que según Aguer “también pueden leerse en clave de transgresión”. Solo el ejemplar que reserva para el Teatro-Museo Dalí, identificado con la marca Exemplaire Gala Dalí, es una excepción. Con este gesto, cree que “probablemente quisiera distinguir este ejemplar del resto de bronces, convirtiéndolo en un determinado tipo de obra única”.
“No hemos sido conscientes hasta ahora de toda la importancia que tiene la Venus de Milo en la trayectoria de Salvador Dalí y cómo le sirve para explicar su método paranoico-crítico de interpretación de la realidad”, destaca Aguer. Además, indica que gracias al trabajo de confección de la muestra, “se aprecia su necesidad de incorporar ciencia y el psicoanálisis de Freud para explicar su pensamiento y línea creativa”. El objetivo es viajar a través del pensamiento del genio ampurdanés y analizar desde la importancia de una pieza clásica en su creación artística a la reinterpretación que realiza en los sesenta para convertirla en un precedente del Pop Art.
La comisaria de la exposición, Laura Bartolomé, detalla que con la réplica digital pretenden “introducir la tecnología al servicio del discurso expositivo, contribuir a la sostenibilidad de los préstamos de obra internacional para exposiciones temporales y sobre todo a la conservación de la obra de arte original”. La muestra, que aspira a captar público joven y se podrá ver todo un año, hasta el próximo otoño, expone también un óleo, tres dibujos, una pieza de material preparatorio, 15 fotografías, tres folletos, dos revistas, dos libros y un fragmento de dos minutos del filme Autoportrait mou en el que explica esta obra escultórica.
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