La Mocro Mafia en Barcelona: pisos de lujo, coches de alta gama y empresarios implicados
El robo de cajeros con explosivos lleva a los Mossos y la Policía Nacional hasta una facción de la peligrosa delincuencia holandesa que pretendía instalarse en Cataluña
Los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional han desarticulado un grupo de siete personas vinculadas a la Mocro Mafia holandesa, asentadas en Cataluña y acusadas de blanquear dinero negro de la delincuencia. Es la primera vez que se logra desarticular una estructura financiera de este clan en España, según han detallado en rueda de prensa los investigadores. Los acusados tenían diversas estructuras societarias, con las que habían invertido en negocios legales, estaban pendientes de una licencia de taxi, vivían en pisos de lujo y conducían coches de alta gama. En los registros, la policía halló dos millones de euros en efectivo dentro de un búnker en La Haya.
La investigación nació de un delito frecuente en los últimos tiempos en Cataluña: el robo de cajeros automáticos con explosivos, mediante una aleación de gases. Los dos saqueos con esa metodología cometidos en 2020 y 2021 en Martorell y Cerdanyola permitieron relacionarlos con un tercero en Paterna, Valencia. Gracias a ello, la policía logró detectar a una persona con “conexiones” con la Mocro Mafia en Países Bajos, como se conoce a las estructuras criminales de ese país cuyos integrantes son de origen magrebí. Lo que se inició como la investigación de robos con fuerza derivó en una operación contra el blanqueo de capitales.
“Vimos que tenían una capacidad económica importante, y que carecían de ingresos lícitos para hacer frente a los gastos que desplegaban en su día a día”, ha explicado en rueda de prensa el subinspector de los Mossos d’Esquadra José Merino, jefe del área central de blanqueo. Vivían en pisos de lujo, con alquileres mensuales que podían alcanzar los 3.000 euros, en zonas de la costa catalana como Badalona o el Masnou, y conducían coches de alta gama, de hasta 150.000 euros. Tenían motos de agua, joyas, relojes de lujo, monedas de oro…
“Se pudo ver que viajaban constantemente a Holanda”, ha añadido el inspector Esteban Patricio, del blanqueo y anticorrupción de la Policía Nacional. Finalmente, el pasado 13 de octubre, en una operación conjunta con los Países Bajos, detuvieron a siete personas, dos de ellas, los supuestos cabecillas, en ese país. En ese operativo, los agentes encontrados escondidos en un zulo dos millones en euros y francos suizos en efectivo, además de armas, munición, un reloj valorado en 200.00 euros, otro de 50.000 y drogas.
Los acusados utilizaban dos mecanismos de blanqueo, según los investigados. Por un lado, empresas pantalla para la adquisición de bienes inmuebles y la inversión en restauración. Y el segundo, la inyección de dinero en negocios ya consolidados. Uno de los imputados en el caso es un empresario, dueño de un bar de cachimbas, que presuntamente aceptó una inversión de 70.000 euros proveniente del clan de delincuentes. “El último objetivo que tiene el criminal es gozar de su dinero haciéndolo pasar por dinero que derivan de sus empresas”, ha subrayado el subinspector Merino.
Los dos millones hallados en Países Bajos no son exclusivamente del robo de cajeros detectado en España, según ha indicado el inspector Patricio. “Es la punta del iceberg” ha asegurado, y ha recordado la “peligrosidad y diversidad” de la Mocro Mafia, tradicionalmente dedicada al tráfico de drogas y vinculada a “asesinatos, extorsiones, secuestros y torturas”.
“Tenían vocación de permanencia en el territorio”, han coincidido los dos investigadores, que han asegurado que los detenidos vivían a caballo entre Barcelona y Países Bajos. Hasta el punto de que hasta pocos días antes de los registros, no tenían claro donde estarían. Y han asegurado que con la operación han intentado evitar un “efecto llamada, que pueda comportar que a la larga más grupos y clanes” se instalen en Cataluña. Los dos detenidos en Países Bajos ingresaron en prisión, mientras que en Cataluña otras cuatro personas se encuentran investigadas por el juzgado de instrucción 2 de Mataró.
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