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Esquerra y Junts ahondan su distanciamiento

Aragonès fía en la presión del contexto de crisis a que los socios se avengan a pactar los Presupuestos autonómicos

Camilo S. Baquero
La diputada de Junts per Catalunya, Míriam Nogueras, durante su intervención este jueves en el Congreso.
La diputada de Junts per Catalunya, Míriam Nogueras, durante su intervención este jueves en el Congreso.Javier Lizón (EFE)

La partida del futuro de la legislatura en Cataluña, con Esquerra al timón de un Govern monocolor y en minoría, se juega en dos planos. Por un lado, el doméstico, con el president Pere Aragonès liderando la presión a Junts para que apruebe las cuentas públicas catalanas para el año que viene y así intentar también marcar distancias con el PSC. Por otro, el papel de los republicanos en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y el futuro de los acuerdos de la mesa de diálogo entre ambos Ejecutivos. Precisamente el Congreso de los Diputados fue este jueves el escenario de reproches entre los exsocios en el Govern, donde exhibieron su ruptura justo antes de que comience, el día 27, el trámite de las Cuentas en las Cortes.

La cuadratura del círculo es imposible sobre el papel, pero las palabras lo aguantan todo. Y ahí está instalado el president catalán, Pere Aragonès, intentando transmitir que su Govern, apoyado solo por 33 diputados de 135, podrá avanzar sin contar con el PSC y con el beneplácito de sus exsocios. En una entrevista la noche de este jueves en TV3, el jefe del Govern insistió en que la prórroga de las cuentas no es su opción y se mostró confiado en que entre sus posibles socios habrá quien se avenga a pactarlas por responsabilidad en un momento complicado de crisis social. Y dijo que no se someterá a la moción de confianza que le pide Junts, y que seguramente derivaría en unas nuevas elecciones: “Con la que está cayendo no nos podemos permitir ir a elecciones y estar cuatro meses sin que se tomen decisiones para ayudar a los ciudadanos”, dijo.

Para Aragonès, el primer interpelado por esas cuentas ha de ser el exsocio, que según el president tiene que demostrar que “ha abandonado el Govern, pero no ha abandonado a la ciudadanía”. “Han dejado el Govern”, añadió el jefe del Govern, pero “las necesidades de la gente” a las que respondía el borrador que dejó listo el extitular de Economía, Jaume Giró, “son las mismas”. El trámite de los Presupuestos, resumió Aragonès, pone a Junts ante el espejo de si la salida del Govern es una mera “táctica de partido”.

Las mayorías que el presidente buscará para tener cuentas el próximo año, añadió, pasará primero por explorar los apoyos que tenga dentro de la mayoría que permitió su investidura (Junts y la CUP) y, si no, la que facilitó las últimas cuentas (Junts y En Comú Podem). A partir de ahí, Aragonès no cierra la puerta al PSC. Aunque su posición es menos taxativa que la sugerida, por ejemplo, por Oriol Junqueras, el president sí insistió en que los socialistas den muestras de querer avanzar en la reforma del delito de sedición (el pilar de la llamada desjudicialización) y lamentó que no se haya llevado aún un proyecto de retoque del Código Penal al Congreso.

Que hay posibilidades de negociar con Junts ha quedado claro en que Aragonès se muestra partidario en que sus exsocios sigan manteniendo la presidencia de la Cámara catalana. El president instó, eso sí, a que los liderados por Laura Borràs den pasos que permitan desbloquear la situación de interinidad creada tras la suspensión de la presidenta. Aragonès tuvo dos reproches hacia Borràs: primero, le pidió que se “ahorre” ciertas expresiones que, a su parecer, erosionan las instituciones catalanas poniendo en duda su legitimidad (las comparó indirectamente con las que hace Vox). Y segundo, le dijo a la líder de Junts que sus casos son muy diferentes, recordándole que fue suspendida según el reglamento del Parlament, que fija que se deje sin derechos a esos diputados a los que se les abre juicio oral por delitos relacionados por corrupción.

El escenario del Congreso

El futuro de las cuentas en el Parlament, sin embargo, también tiene una partida en el Congreso. Este jueves, durante el debate de las medidas anticrisis, el portavoz republicano en la Cámara baja, Gabriel Rufián, evitó referirse a la dependencia de los socialistas para aprobar los presupuestos catalanes, pero sí quiso borrar cualquier indicio de que todo se puede arreglar con un intercambio de cromos con el apoyo a los Presupuestos Generales. “¿Cree que así se puede negociar algo? ¿De qué vale su palabra?”, le dijo Rufián a Sánchez, en referencia a los avances en la llamada “desjudicialización” o que se dé luz verde a la ley de vivienda.

El republicano, de hecho, no solo reprochó a Sánchez, sino también a Podemos, lo que considera una falta de avances en acuerdos previamente alcanzados. La falta de avances en el retoque del delito de sedición al que aspiran los republicanos y que esbozó Aragonès en su entrevista, se suma a un rosario de peticiones de las primeras espadas de ERC en los últimos días. Si bien el Gobierno también desea una “armonización” del Código Civil con los países del entorno, no ve una mayoría clara para tirarlo adelante. La mesa de diálogo entre Ejecutivos, en julio pasado, se comprometió a que esos acuerdos, de fructificar, se aprobaran antes del actual periodo de sesiones.

El cumplimiento de ese punto y otros en agenda, han dicho en varias ocasiones desde ERC, es lo que hará que faciliten que se aprueben los Presupuestos Generales del Estado, que el próximo día 27 tienen su primera prueba de fuego con la votación de las enmiendas a la totalidad. “Solo tiene que hacer tres cosas, cumplir con lo incumplido, mejorar lo prometido y fomentar un clima de confianza, es decir, que su palabra valgo algo”, resumió Rufián en otro momento del debate de este jueves.

La lista de exigencias de Rufián al Gobierno no fueron ignoradas desde los escaños de Junts, y su portavoz, Míriam Nogueras, tiró de la ironía para cargar contra sus exsocios. “Me sumo a las quejas, pero todo esto lo pueden hacer porque ustedes les dan luz verde”, espetó a un Rufián que, sin embargo, no estaba ya en el hemiciclo para escucharle. La portavoz de Junts acusó directamente al jefe del Govern y a los suyos de dar estabilidad al Ejecutivo de Pedro Sánchez “a cambio de cuatro mentiras, cuatro titulares y un poco de alfombra roja”.


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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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