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Candidatos de Junts a las municipales temen que la situación de Borràs complique su campaña

El partido intentará revalidar en mayo el puesto de formación con más alcaldes de Cataluña, aunque la inmensa mayoría lo son en pueblos pequeños

Camilo S. Baquero
La presidenta suspendida del Parlament, Laura Borras, en una imagen de archivo.
La presidenta suspendida del Parlament, Laura Borras, en una imagen de archivo.MASSIMILIANO MINOCRI

Las encuestas no dan buenas perspectivas a Junts per Catalunya en las elecciones municipales del próximo mayo. Y, aunque en la sala de máquinas de la formación están empleándose a fondo para intentar revalidar su condición de fuerza con más alcaldías de la comunidad (370 en los comicios de 2019, cuando todavía funcionaba su alianza con el PDeCAT), entre algunos futuros candidatos y figuras de la dirección preocupa “el ruido” que pueda generar la cruzada de su líder, Laura Borràs, por reivindicarse tras ser suspendida como presidenta del Parlament al abrírsele juicio oral por presunta corrupción. Aunque la meta del partido es lograr una mayoría de ayuntamientos independentistas, entre sus cuadros locales se extiende otra urgencia: que la campaña gire en torno a las políticas de proximidad y deje atrás otras polémicas.

Junts sigue defendiendo la inocencia de su presidenta y mantiene su estrategia de la silla vacía en el Parlament: no piensan proponer a otro diputado del partido para sustituirla en el cargo, así que este sigue siendo ejercido en funciones por la vicepresidenta de la Cámara, Alba Vergés, de ERC. Tampoco hará ningún movimiento para reconfigurar las vicepresidencias de la Mesa y así ostentar la vicepresidencia primera, es decir, presidir de facto la institución ante la suspensión de Borràs. El partido incluso le está abonando un sueldo, ya que no puede recibir ni un euro de la Cámara. Un apoyo que, denuncian algunas voces, ella “paga” de una manera extraña: primando su agenda personal a costa de la del partido, algo que puede ser muy lesivo en un momento clave como la cita electoral de mayo.

En Junts nadie esperaba que Borràs se marchase silenciosamente tras ser suspendida por aplicación del reglamento del Parlament —que obliga a apartar del cargo al diputado al que se le abra juicio oral por delitos relacionados con la corrupción (prevaricación y falsedad, en este caso)—, pero el patinazo de su actuación durante del acto en memoria de los fallecidos en el atentado yihadista en La Rambla el 17 de agosto, mostrando su simpatía a un grupo de independentistas que intentaron reventar el minuto de silencio enarbolando teorías conspiracionistas contra el Estado, encendió todas las alarmas. También sorprendió las críticas que lanzó contra los partidos políticos, incluido el suyo, durante la conferencia que pronunció en la Universitat Catalana d’Estiu (UCE). Aún quedan ocho meses para la cita con las urnas y el juicio a Borràs en el Tribunal Superior de Justicia puede tener fecha en cualquier momento. Una conjunción nefasta. “Sería como estar sentado en una bomba”, resume un alcaldable del partido.

Una de las razones por las que algunos sectores de la formación que hasta junio presidió Carles Puigdemont se resistían a celebrar el congreso este verano era por el temor a abrir melones innecesarios a un año de las elecciones. Había necesidad de mostrar fortaleza. La dirección anterior, con Jordi Sànchez como secretario general y el apoyo del diputado David Saldoni, se habían dedicado a allanar el camino para la conformación de las candidaturas para las municipales y neutralizar al PDeCAT. Pero también se impuso la idea de cerrar la brecha entre el alma que representa Borrás y el ala del exconsejero condenado (e indultado) Jordi Turull, más institucional, y así acabar con el “ruido”. De momento no se ha logrado.

Incluso el exalcalde de Barcelona, Xavier Trias, abrió el pasado julio la puerta a ser el cabeza de lista por Barcelona. Aunque inicialmente se había autodescartado, finalmente condicionó su regreso a que se pusiera “orden” en Junts y “los que manden se entiendan bien”. “Yo no estoy dispuesto a según qué discusiones y según qué rifirrafes”, afirmó en una entrevista a RAC-1. La decisión se ha de tomar en breve y el escenario que pedía el también exdiputado en el Congreso por CiU está lejos de ser resuelta.

La propia Borràs, en su conferencia en la UCE, llegó a calificar a los partidos de “nido de problemas” y planteó la independencia de Cataluña como la propuesta que realmente recoge “el anhelo de la gente”. Una idea que chirría no sólo con el esfuerzo de los miembros de Junts en el Govern por defender la gestión del día a día sino también con las líneas maestras de lo que se espera sea la campaña para las municipales. En el congreso del partido, además, la hoja de ruta ideológica volvió a desempolvar cuestiones tradicionalmente importantes para Convergència Democràtica, de donde proceden muchos de los cuadros y dirigentes, unos debates que el procés había aparcado al monopolizar la discusión política con la cuestión soberanista. Es el caso de la supresión de ciertos impuestos, como el de Patrimonio o el de Sucesiones.

Si Trias diera el paso, desde su entorno insisten en que la estrategia sería la de poner en valor su gestión como alcalde de Barcelona entre 2011 y 2015. Es innegable que aparecerá la cuestión territorial pero, según sostienen algunos candidatos consultados, el acento no estará ahí. “Dudo mucho que se proclame la independencia desde la plaza del pueblo”, apunta con cierta ironía un futuro cabeza de cartel de Junts en una población de la provincia de Barcelona. Si el “ruido interno” aumenta y afeca a la marca electoral, agrega, en su caso ve posible hacer una campaña personalista, con las siglas en un segundo plano. Las apuestas personales de Borràs por candidatos en las primarias del partido no lograron salir adelante, como en el caso de Lleida. Cristina Casol, bendecida por la presidenta del partido, fue derrotada por Toni Postius.

Junts se juega mucho en estos comicios, tras la herida aún medio abierta de la derrota ante ERC en las elecciones a la Generalitat de 2021. La cifra de 370 alcaldías (casi el 40% del total de municipios de Cataluña) no es nada despreciable, pero si se cruza con el número de habitantes deja en evidencia los problemas del partido en las grandes poblaciones. Hay que bajar hasta la décima ciudad en población, Reus (106.084), para encontrar un alcalde de la formación. La presencia en el Área Metropolitana de Barcelona es casi testimonial, con tres de 36 alcaldes. Además, tres de sus alcaldes más importantes (el de Reus, Carles Pellícer; la de Girona, Anna Madrenas, y la de Vic; Anna Erra) no repetirán.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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