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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La fiesta de despedida de la nieve en Cataluña

Necesitamos asumir que toda actuación que desarrollemos tiene que plantearse teniendo como objetivo la reducción ahora de emisiones

Una imagen del embalse de Siurana, en Tarragona, que actualmente se encuentra al 30 por ciento de su capacidad. / CARLES RIBAS
Una imagen del embalse de Siurana, en Tarragona, que actualmente se encuentra al 30 por ciento de su capacidad. / CARLES RIBAS
Jordi Mir

“Hemos tenido otros momentos de sequía, pero nunca en febrero”. Así se expresaba la alcaldesa de Campelles Judit Carnellà. No es la única zona de Cataluña con restricciones hídricas ante la sequía que estamos viviendo, pero es de los municipios que ha tenido que establecer limitaciones de uso más severas. En Barcelona, el ayuntamiento ya se prepara para utilizar agua no potable para diferentes usos. Estamos ante una nueva evidencia de la crisis climática que vivimos. Se podrá decir que siempre ha habido sequías, pero como decía la alcaldesa de Campelles no en febrero. No en febrero quiere decir que es algo diferente, que no hay una continuidad, que existe una ruptura. Una ruptura que nos hace estar ante un nuevo mundo, el mundo en el que nuestras maneras de vivir, producir, comerciar, consumir, viajar, han cambiado el clima, lo están cambiando. Sabemos desde hace tiempo que será así, que irá a más, la ciencia nos lo dice desde hace medio siglo. No ha dejado de decírnoslo más y más a menudo desde el informe Los límites del crecimiento de 1972.

Cataluña hace años que sufre los efectos del cambio climático (aumento de temperatura, fenómenos metereológicos más extremos…), otra cosa es la voluntad de asumirlo, reconocerlo y reaccionar. La propuesta de la presentación de una candidatura a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030 está empezando a dinamizar algunos debates que llegan con retraso. El pasado miércoles, el portavoz Bernat Lavaquiol de la plataforma StopJJOO en una comparecencia ante los medios de comunicación en el Parlament informó de una reunión mantenida con diferentes partidos políticos. Explicó que el diputado Ramon Tremosa, de Junts, antiguo conseller d’Empresa i Coneixement, había ofrecido diferentes argumentos a favor de la celebración de los Juegos. Destacó la importancia del turismo, un activo a potenciar. Conviene debatir sobre posibles modelos de país y el turismo estará siempre presente. Pero lo más llamativo de la intervención del portavoz fue otro de los argumentos de Tremosa: “Si se acaba la nieve lo que tenemos que hacer es una traca final el 2030 y acabar haciendo una fiesta de despedida de la nieve”.

Las palabras de Tremosa son una evidencia más de cómo cuesta entender la situación de emergencia climática en la que estamos, cómo hemos llegado a ella y sus consecuencias. Cuando desde la ciencia se nos dice que debemos accionar el freno de emergencia no podemos plantearnos una nueva fiesta cómo las que nos han traído hasta aquí. Los informes del IPCC para Naciones Unidas son muy claros. Hay que parar las emisiones ya. Parar las emisiones hoy nos puede permitir empezar a frenar la inercia que llevamos, pero eso no pasará haciendo “fiestas de despedida de la nieve”. Necesitamos asumir, urgentemente, que toda actuación que desarrollemos tiene que plantearse teniendo como objetivo la reducción ahora de emisiones. Podemos debatir, debemos hacerlo, sobre la posibilidad de los Juegos Olímpicos, nuestros modelos de industria, de turismo, de todo. Pero no podemos hacerlo negando realidades.


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