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El ocio nocturno reabre en Cataluña tras perder más de 6.000 millones de euros en pandemia

La apertura de locales y discotecas llega este jueves tras haber estado cerrado 20 de los últimos 23 meses

Covid Cataluña
Varias personas en la discoteca Opium de Barcelona, el pasado 1 de julio. / JUAN BARBOSAJuan Barbosa

El ocio nocturno reabre este jueves por la noche en Cataluña tras haber estado cerrado en 20 de los últimos 23 meses por la pandemia. El sector calcula que ha perdido unos 6.000 millones de euros como consecuencia de las restricciones impuestas contra la propagación de la Covid-19. Joaquim Boadas, secretario general de Fecasarm, denuncia que esta cifra “podría haber sido menor si se hubiera tenido una mínima voluntad política de compatibilizar el derecho a la libertad de empresa con el derecho de la protección de la salud”.

El volumen de pérdidas, según Boadas, ha llevado a que el sector “se arruine y no pueda recuperarse en mucho tiempo”. Algunos locales se encuentran al límite, otros han desaparecido. Ramón Mas, secretario general del Gremio de Discotecas de Barcelona y presidente de la patronal España de Noche, declara que “el 30% del ocio nocturno en Cataluña ha desaparecido o puede desaparecer”. Ante esta nueva apertura, Mas, como propietario de la Sala Wolf, afirma que “las ventas están yendo muy bien”.

La sala Razzmatazz ha perdido cerca de dos millones de euros y estima que los recuperará en cuatro años. Su propietario, Daniel Faidella, explica que “el cierre definitivo ha estado encima de la mesa durante bastante tiempo”. En L’Hospitalet de Llobregat, David Lafuente, director de la sala Salamandra, confiesa que “la empresa ha podido aguantar porque, a nivel tesorero, no estaba en un mal momento”. La sala calcula unas pérdidas con una media mensual de 30.000€ y estima que los dos años que no han trabajado serán los que necesiten para recuperarse, “siempre y cuando nos respeten el trabajar con normalidad y tengamos la suerte o el saber hacer de que todo siga funcionando como en 2019″.

Cataluña ha sido la comunidad autónoma más restrictiva frente al sector, pero también la que más ayudas ha ofrecido. Entre restauración y ocio nocturno, la Generalitat ha proporcionado 100 millones de euros, lo que supone un 0,5% de las pérdidas en ayudas. Boadas califica estas ayudas de “miserables” y critica el hecho de que el consejero de Salud, Josep Maria Argimon, se haya comparado con el resto de Europa en esta gestión porque considera que solo ha tomado su ejemplo para las restricciones. Ramón Mas añade que “no tenía sentido tomar las mismas decisiones que en Europa cuando aquí tenemos la tasa de vacunación más alta. Y en caso de que se tomaran, se tenía que haber optado por la misma política económica”.

Otra pérdida que ha sufrido el ocio nocturno es en términos de trabajadores. En el período de cierre, todos tuvieron que ir a ERTE, lo que provocó que muchos se buscaran la vida en otros sectores o en otras comunidades autónomas donde sí estaba abierto. En la plantilla de la sala Salamandra, la incertidumbre llevó a 10 personas de las 32 que componen el equipo de servicios –camareros, personal de guardarropas y taquilla y personal de seguridad– a dejar la empresa. Lafuente reconoce “la dificultad en volver a crear equipos, especialmente, en seguridad y control de accesos porque el perfil de camarero es más fácil de encontrar”. En el caso de la sala Razzmatazz, sigue habiendo el mismo personal que al inicio de la pandemia.

Cataluña también se ha visto afectada a nivel de competitividad. “Nos hemos encontrado artistas que han derivado la oferta a otro sitio de España”, comenta Faidella sin concretar nombres. En general, el ocio nocturno achaca a la Generalitat “no haber visto a los locales como un aliado estratégico” dado que “se ha demostrado que no hay relación directa entre el sector y los contagios”.

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