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La pandemia dispara un 56% la recaudación del impuesto de Sucesiones en Cataluña

La economía autonómica rebota en 2021 con un crecimiento del 5,9% gracias a la industria y los servicios

El consejero de Economía y Finanzas de la Generalitat, Jaume Giró, en el Parlament.
El consejero de Economía y Finanzas de la Generalitat, Jaume Giró, en el Parlament.David Zorrakino (Europa Press)
Dani Cordero

La Generalitat logró elevar el año pasado los ingresos procedentes de los impuestos propios y cedidos por el Estado hasta un 42%, situando esa recaudación en los 4.645 millones de euros. Uno de los que aportaron más recursos fue el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, que se disparó un 55,8% a causa de las modificaciones iintroducidas en 2020 que elevaban el gravamen en determinados casos y al incremento de la mortalidad provocado por la pandemia. Aportó a la tesorería de la Administración autonómica en el conjunto del ejercicio un total de 871 millones de euros, según consta en la última Nota de coyuntura económica publicada por el Departamento de Economía y Finanzas.

El ritmo de aumento de los ingresos por Sucesiones se ha ido ralentizando en los últimos meses y se ha situado un poco por debajo de crecimientos superiores al 70% que se habían registrado en la primera mitad del año pasado. El servicio de análisis de la conselleria que dirige Jaume Giró explica el incremento por la acumulación de expedientes afectados por la suspensión de presentación de 2020 —durante el estado de alarma—, además del aumento de las defunciones y la reforma del impuesto que suponía volver a introducir coeficientes multiplicadores por patrimonio existente. El tributo no ingresaba tanto desde 2008 (972 millones), tres años antes de la modificación realizada por el Govern de CiU.

El impuesto de Transmisiones Patrimoniales también creció un 49,7%, hasta situarse en los 1.846 millones de euros, mientras que el de Actos Jurídicos Documentados se situó en 669 millones (un 35% más) y el que grava a las centrales eléctricas contaminantes recaudó 152 millones en su segundo ejercicio en vigor, con un aumento del 190%. Una parte del repunte se explica por la paralización en la recaudación de 2020, por la caída de la actividad económica y por la suspensión de las autoliquidaciones.

La recaudación de la Generalitat se vio beneficiada también por la mejora de la economía catalana, que, tras el varapalo pandémico de 2020, rebotó con fuerza el pasado año catapultada por el sector servicios y la industria. Cerró el ejercicio con un repunte del 5,9% (en 2020 cayó un 11,5%), según datos avanzados del Idescat, beneficiándose de la campaña de vacunación a partir de la primavera y de una mejora considerable del mercado de trabajo, que todavía no ha recuperado los niveles precovid, y de las exportaciones. La cuestión es cómo evolucionará la actividad en los próximos meses: existe confianza sobre la gripalización de la economía y una reducción de las medidas restrictivas, pero preocupa el impacto que pueda tener la persistente subida de precios y los cuellos de botella por la falta de suministros que golpea a la industria.


Los datos conocidos este viernes son superiores a los repuntes registrados por los datos avanzados del PIB español, que habría cerrado con un crecimiento del 5% según el INE, y los de la Unión Europea, un 5,2% positivo. La tasa de paro en Cataluña se sitúa en un 10,2%, la más baja desde 2008, pero ese es un dato que tiene puntos negros, ya que los análisis de la Cámara de Comercio de Barcelona ponen de manifiesto que si bien el desempleo sí se habría recuperado no habría sido así si se tienen en cuenta los datos de horas trabajadas. Ese dato explica que la recuperación se está tomando todavía su tiempo.

La evolución trimestral del PIB catalán muestra, sin embargo, que la evolución de la economía sigue siendo muy voluble y dependiente ante el golpeo de las nuevas oleadas de contagios: en el primer trimestre apenas creció, en el segundo se disparó, y en el tercero, coincidiendo con otra oleada de contagios, volvió a ralentizarse. Si las cosas continúan como en el cuarto trimestre, que cerró con un repunte del 6,9%, se acabará consolidando la recuperación del PIB perdido desde marzo de 2020, cuando la economía mundial se vino abajo.

Ese 6,9% de crecimiento interanual entre octubre y diciembre pasados sería la segunda tasa más alta desde 2001, cuando se inició la serie estadística con las actuales características. El antecedente también tiene que ver con el repunte de la economía tras el parón forzado por la covid: un 18,3% de crecimiento en el segundo trimestre del año pasado.

En el conjunto del año, la industria creció un 5,6%, mientras que los servicios se vio favorecido por la reducción de las restricciones contra la propagación de la pandemia y se encaramó al 6,3%. La construcción avanzó al 1,8% (aunque se ha disparado en el último trimestre) y la agricultura, un 1,5%.

La Nota de Coyuntura Económica publicada por el Departamento de Economía explica que, pese a los crecimientos, la economía catalana continúa con un volumen de producto interior bruto por debajo al previo a la pandemia. Exactamente un 2,7% por debajo, mientras que en el caso del conjunto español esa brecha se situaría en el 4%. Asimismo pone entre algodones la previsión del Idescat, al faltar todavía estadísticas importantes, como el índice de producción industrial o el indicador de actividades del sector servicios, entre otros factores para ajustar la evolución del PIB.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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