Un 12,4% de chicos de entre 13 y 19 años de Barcelona ha apostado alguna vez
El Ayuntamiento advierte de que un 6% tiene riesgo de jugar patológicamente
Las apuestas empiezan a ser un problema entre los menores de edad, especialmente entre los varones. Un 12,4% de los chicos de entre 13 y 19 años de Barcelona ha apostado alguna vez en línea, según ha desvelado el Ayuntamiento en la presentación del Plan de Acción sobre Drogas y Adiciones. El porcentaje es notablemente menor entre las chicas (2,7%). Las cifras son similares en las apuestas presenciales, y la administración advierte de que un 6% de los niños varones tiene riesgo de jugar de apostar patológicamente.
“Las cifras son altas”, ha alertado la directora de Promoción de la Salud de la Agència de Salud Pública de Barcelona (ASPB), Maribel Pasarín, que ha abierto la puerta a que la pandemia haya acelerado el crecimiento de las apuestas online. “La pandemia ha conllevado que se diera más aislamiento en casa y las oportunidades de ocio quedaron reducidas a los dispositivos móviles. Puede ser que la pandemia haya facilitado estas situaciones”. Pasarín y la regidora de Salud, Gemma Tarafa, han defendido la prevención en las escuelas como la principal herramienta para evitar el juego entre los jóvenes, aunque admiten que el acceso al juego online es muy difícil de trabajar. “Necesitamos nuevas herramientas. Queremos introducir intervenciones en el aula para trabajar aquellos factores que influyen en el juego”. Actualmente las apuestas están prohibidas a los menores de 18 años, pero Pasarín admite que “los jóvenes saben saltarse las limitaciones”.
El presidente de la Asociación Catalana de Adicciones Sociales (Acecas), Francesc Perendreu, asegura que es habitual que los menores jueguen en cuentas de personas mayores de edad que les ceden el acceso. “Lo vemos en los chicos de 16 y 17 años, especialmente en aquellos que empiezan a trabajar y ya tienen su propio dinero”. Perendreu, que coincide en la afectación de la pandemia en el crecimiento de las adicciones, alerta de la dificultad de detectar los casos de adicción al juego. “Las familias observan cambios en el estado de ánimo, que los chicos se quedan sin dinero o dejan de salir con los amigos. Van dejando sus actividades de ocio habitual”.
En el caso de los menores, sin embargo, la resolución es compleja porque no existen mecanismos de prevención para algo que ya está prohibido. “A partir de los 18 años un individuo se puede autoprohibir, pero al ser menor, no”, indica Perendreu. “Hay que descubrir quién le facilita el acceso a las apuestas y hablar con él”. El Ayuntamiento también ha expuesto las cifras de consumo de alcohol y cannabis entre los jóvenes. Cerca del 40% ha probado el alcohol en segundo de ESO, un porcentaje que sigue descendiendo. El 63% de los jóvenes ya había bebido alguna vez en 2008, y un 54% en 2012. “Los importante son las tendencias”, celebra Tarafa. En el caso del cannabis, un 3% de los estudiantes de la misma edad lo han probado, por el 14% de 2004 y el 9% de 2008.
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