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Rodríguez Zapatero: “Puigdemont condicionará la solución del conflicto catalán pero no será determinante”

El ex presidente socialista presenta en Barcelona el ensayo ‘No voy a traicionar a Borges’ y se declara “suspendido” por no haber abolido la prostitución en su etapa al frente del Ejecutivo

Blanca Cia
El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en la presentación de su libro 'No voy a traicionar a Borges' en el Ateneu Barcelonès.
El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en la presentación de su libro 'No voy a traicionar a Borges' en el Ateneu Barcelonès.DAVID ZORRAKINO - EUROPA PRESS (Europa Press)

“Yo había venido aquí a hablar de Borges....” ironizó José Luis Rodríguez Zapatero, el ex presidente socialista desde 2004 a 2011, cuando la presentación en Barcelona de su libro No voy a traicionar a Borges, del que es un apasionado lector, se convirtió en un continuo de reflexiones políticas. “Es que soy un homus politicus absoluto y no voy a negar que tengo nostalgia de la política, que no del poder”, afirmó en una conversación que mantuvo con la periodista de La Vanguardia Lola García en el Ateneu de Barcelona, donde se presentó el ensayo del ex presidente del Gobierno que se reconoció como un poco “intruso” por escribir el libro que contiene sus reflexiones sobre la literatura del escritor argentino. “La verdad es que me lo pidieron y acepté porque después de Sonsoles -su mujer- la máxima felicidad de la vida me la ha dado Borges”, comentó. Entre los asistentes, algunas caras políticas como Joan Herrera (ex líder de Iniciativa per Catalunya Verds), la exdiputada Leire Pajín ( ex ministra del ejecutivo de Rodríguez Zapatero) y el diputado socialista José Zaragoza.

Y entre reflexiones sobre la literatura borgiana y las cantatas de Bach -de las que también se confesó devoto- Rodríguez Zapatero fue introduciendo algunas de las ideas del escritor argentino a propósito de la actualidad, en concreto de la mesa de diálogo entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el catalán : “Decía Borges que no puede haber una confrontación infinita, no se trata de ganar o perder”. Para añadir que en ese proceso hace falta que todos los implicados ensanchen la mirada y que en paralelo a esa mesa de diálogo político se tenga otra mesa cultural “porque más allá de la política hace falta una gran conversación social sobre la historia y la cultura de España, de Cataluña y de Europa”. Vino a decir, también, que ese diálogo no debe sentirse como una obligación o una necesidad sino como un “ejercicio intelectual poderoso”. Y siguiendo con la temática catalana, Rodríguez Zapatero se refirió a la situación del ex presidente catalán huido en Bruselas Carles Puigdemont: “Es un tema que se tendrá que sustanciar, no hace falta ser un analista político para verlo. Mi opinión es que condicionará pero no será determinante”. Antes de entrar en la sala, al ser preguntado por los medios por el planteamiento del referéndum de autodeterminación del Govern, Zapatero contestó que no era partidario de “las consultas divisorias”.

Sobre su etapa como presidente, reconoció un “suspenso”: “No seremos una sociedad digna hasta que la prostitución sea abolida. Se le define como el oficio más viejo del mundo como lo es también la discriminación de la mujer. Ahí reconozco haber suspendido”. En la otra cara de la balanza, colocó como mérito de su etapa el haber contribuido al fin de ETA, del que ahora se cumplirán diez años: “siempre he creído que la convicción se nota en los políticos y creo que en eso volqué muchos esfuerzos”. Y reconoció que le quedó la “amargura” de no haber conseguido que el nuevo Estatut (2006) hubiera contribuido a una estabilidad de la política catalana: “Es cierto que la sociedad catalana lo aprobó sin mucho entusiasmo pero se aprobó. El problema es que tras la sentencia del Tribunal Constitucional, que me hizo sentir muy incómodo, nos quedamos sin capacidad de reacción”. De ahí, y de la inacción de los gobiernos que le sucedieron del Partido Popular, deriva la escalada del conflicto entre Cataluña y España, en opinión de Zapatero: “Por eso en la mesa de diálogo hay que repasar bien todo lo que ha ocurrido desde 2010. De otra manera no se podrá conseguir un reencuentro cierto”. Pasó más bien de puntillas sobre el papel de la justicia y del Tribunal Supremo en relación con el procés y, a grandes rasgos, mantuvo que los tribunales españoles son “bastante independientes y es una realidad que la justicia tiende a la conservación del orden casi como un fenómeno natural”.

Habló de identidad y defendió que la identidad es la lengua y que el catalán debería ser una lengua, no ya oficial, sino “querida y abrazada por toda España”. Y entre fragmentos de Borges, el ex presidente del Gobierno alertó, también, de la deriva de la ultraderecha en Europa a imagen de lo que ha ocurrido en Estados Unidos con los movimientos supremacistas.



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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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