Las personas en lista de espera para una prueba diagnóstica en Cataluña crecen un 21% en seis meses
El Govern logra reducir un mes, de media, los retrasos para exámenes médicos y visitas al especialista en medio año, pero en algunos procedimientos, las demoras siguen disparadas: las operaciones de obesidad mórbida tienen una espera media 413 días
El acceso al sistema sanitario sigue taponado en Cataluña. Desde la puerta de entrada, que es la atención primaria, hasta la última visita de diagnóstico y tratamiento. Los recortes de hace una década encendieron la mecha de las trabas en el sistema de salud y la pandemia fue la gota que colmó el vaso. Con el parón provocado por la crisis sanitaria —los centros de salud y los hospitales se volcaron en la atención a la covid y retrasaron la asistencia al resto de patologías—, las listas de espera para operaciones, pruebas diagnósticas y visitas al especialista se dispararon. Tras la primera ola, los sanitarios han intentado combinar el abordaje de la covid con el resto de patologías y los tiempos de acceso han mejorado, pero el número de pacientes ha crecido: solo para pruebas diagnósticas había en junio 168.692 personas esperando, un 21% más que en diciembre de 2020. En cualquier caso, pese a la ligera mejora, los tiempos de espera para pruebas médicas y visitas al especialista todavía no alcanzan los niveles, ya elevados, de antes de la pandemia.
A junio de 2021, última fecha de la que hay datos, las personas en lista de espera para una prueba diagnóstica aguardaban 104 días. Un año antes, esperaban 138, pero en enero de 2020, antes de que estallase la pandemia, había unas 10.000 personas menos en lista de espera que este junio y el tiempo medio de demora era de 82 días. “La variabilidad entre hospitales y según procedimiento es amplia”, matiza Antoni Sisó, presidente de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (Camfic). Por ejemplo, una ecocardiografía en los hospitales del Vall d’Aran tiene una demora de unos 10 o 20 días, mientras que en Tarragona, los tiempos de espera para esta prueba se disparan a 236 días en el Sant Joan de Reus o 373 en el Sant Pau i Santa Tecla.
La pandemia lo paralizó todo. Los quirófanos se reconvirtieron en unidades de cuidados intensivos improvisadas para pacientes con covid y toda la actividad no urgente se paró; también las consultas externas se frenaron para evitar desplazamientos al hospital y las pruebas diagnósticas se limitaron. La lista de espera se congeló: no entraba ni salía nadie, pero los tiempos de espera de los que estaban dentro aumentaban. El Govern estimaba en junio de 2020 que habría que reprogramar 70.000 operaciones que habían quedado retrasadas por la pandemia y, en octubre, antes de la tercera, la cuarta y la quinta ola, ya apuntaba que los hospitales tardarían 21 meses en recuperar la actividad atrasada.
Sònia Miravet, vicesecretaria del Colegio de Médicos de Barcelona, alerta de los efectos de una pandemia que apenas ha dado tregua desde hace un año y medio: “Volvemos a visitar un poco más, volvemos a derivar, pero muchos quirófanos han tenido que desprogramar por falta de enfermería. Será difícil recuperar aquella bolsa de pacientes y lo que hay que intentar es establecer medidas de coordinación entre atención primaria y los hospitales, como las interconsultas, para agilizar y priorizar pacientes urgentes y derivar a enfermos a los que esa visita les aporte un valor añadido”, resuelve.
Sisó teme el impacto del infradiagnóstico al que aboca el colapso de la atención primaria y las listas de espera en los hospitales. Un estudio realizado por su equipo de investigación, que todavía está pendiente de publicar en una revista científica, muestra que en 2020 hubo un 40% menos de diagnósticos de enfermedades cardiovasculares, como la diabetes o la hipertensión, respecto a los tres años anteriores. Y también en cáncer se presume una infradetección: la Organización Europea del Cáncer estima que podrían quedar sin diagnosticar un millón de tumores a causa de la pandemia.
La colonoscopia, que puede ser clave para el diagnóstico de tumores de colon y recto, es, precisamente, otra de las pruebas con más retrasos. En el Hospital de Mora d’Ebre, la espera media es de 227 días y en el de Blanes y Calella, roza los 300 días; en Mútua de Terrassa, los pacientes aguardan, de media, 15 meses. Sisó alerta, de hecho, de que desde atención primaria les está “costando derivar para pruebas diagnósticas”.
También las visitas al especialista han reducido las demoras, pero el número de pacientes es mayor que hace seis meses: hay más flujo de derivaciones, entran más y también se atienden más, por lo que los tiempos de espera, bajan. En junio había 384.639 personas esperando una consulta externa una media de 111 días; en diciembre de 2020 eran 356.352 y el tiempo medio de retraso era 141 días. Con todo, tampoco se han alcanzado los niveles de antes de la pandemia, cuando, si bien el número de pacientes que se derivaban y estaban en lista era mucho mayor (más de medio millón), las demoras eran menores: 98 días, de media.
Los plazos, para algunas especialidades, siguen siendo de varios meses. En el Parc Taulí de Sabadell, por ejemplo, la espera media para visitar al cardiólogo es de 228 días; para el traumatólogo, 542 días; para el oftalmólogo, más de 13 meses; y para el urólogo, dos años. La cita para el dermatólogo en el hospital de Figueres ronda los 400 días de demora. En el Hospital del Vendrell, la visita de otorrinolaringología tiene una espera media de 648 días.
Como la pescadilla que se muerde la cola, el tapón en un punto del sistema sanitario acaba repercutiendo en todos los ámbitos asistenciales. El presidente de la Camfic asegura que la atención primaria sufre también el impacto de la saturación de las listas de espera. “Tú eres la persona referente de tus pacientes y cuando este paciente sufre o está expuesto a un período de espera e incertidumbre, ¿a quién llama? A su médico de familia”, apunta. Y añade: “A nosotros también se nos traspasa esa gestión del estrés y la incertidumbre del paciente. En algunos casos es fácil de gestionar y en otros no, porque eres tú quién ha indicado una colonoscopia porque parece que hay un problema y quieres llegar a un diagnóstico lo antes posible”. Y esa incertidumbre del profesional, el paciente también la percibe.
Operaciones quirúrgicas
En cuanto a la lista de espera quirúrgica, a junio de 2021 había 27.633 pacientes que esperaban, de media, unos 88 días para una intervención con tiempo de espera máximo (seis meses) garantizado por ley —son las operaciones de cataratas, prótesis de cadera y de rodilla—. Son algo más de 3.600 pacientes más de los que había en diciembre de 2020, pero esperan siete días menos.
Para el resto de intervenciones —aparte de las oncológicas y las de cirugía cardíaca, que son prioritarias y no se han visto apenas alteradas por la pandemia—, hay 118.405 personas aguardando entrar al quirófano y, aunque el tiempo medio de espera son 51 días, la situación es muy variable. En las intervenciones para tratar la obesidad mórbida, la espera media es de 413 días. Una colecistectomía (extirpación de vesícula biliar) tiene una demora media de 235 días en el Clínic de Barcelona y la espera para una vasectomía en el de Bellvitge supera los 400 días.
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