La vuelta a casa del ‘ferreret’, el diminuto sapo que habita las grietas inaccesibles de la sierra de Mallorca
Medio centenar de ejemplares de sapillo balear, una de las ranas más pequeñas y amenazadas del mundo, son liberados en la isla tras ser criados en el Zoo de Barcelona
El jueves pasado, 57 ejemplares de sapillo balear (Alytes muletensis) que habían sido criados en cautividad en el Zoo de Barcelona fueron puestos en libertad en la Sierra de Tramuntana, la formación montañosa que cierra el norte de Mallorca. El sapillo balear, conocido como ferreret (literalmente, “herrerillo”) por su canto característico, es una de las ranas más pequeñas del mundo. Apenas llega a los cuatro centímetros de longitud y a los tres o cuatro gramos de peso, y tiene varias peculiaridades, fruto de su aislamiento, que lo distinguen del resto de ranas de su especie.
En 1977 se descubrieron fósiles de ferreret y se pensó que era una especie extinta. Tres años después hallaban ejemplares vivos en la Sierra de Tramuntana: diminutos, nocturnos y siempre escondidos en las grietas más inaccesibles, con el canto metálico que recuerda a un “pequeño herrero” golpeando el yunque con un martillo. Inmediatamente fue declarado especie protegida y en 1991 se redactó el primer plan de conservación.
Empezaba así la colaboración entre el Gobierno de las Islas Baleares y el Zoo de Barcelona que, junto a otras entidades, trabaja para recuperar las poblaciones de esta especie endémica. “La colaboración comenzó cuando nos dimos cuenta de que había ejemplares vivos: nos pusimos a criar y desde ese momento hasta ahora hemos reintroducido unos 1.500 ejemplares”, explica el director del Zoo de Barcelona, Sito Alarcón.
Los 57 ejemplares procedentes de Barcelona fueron liberados en una población que se creó en 2019 con la intención de reforzarla. Por su parte, el Servicio de Protección de Especies enviará toda una partida de larvas de ferreret recogidas de cuatro torrentes distintos, para que el Zoo de Barcelona pueda renovar genéticamente a los reproductores, en otras palabras, para que cuente con sangre nueva para un mayor vigor genético. El viaje de vuelta, sin embargo, no va a hacerse hasta septiembre.
“Ahora mismo hay 14 poblaciones naturales y 22 introducidas”, explica Irene Garneria, técnica del Servicio de Protección de Especies y encargada de la recuperación del ferreret. “El 75% de las poblaciones de ferrerets son naturales y el 25% restante es población nueva que hemos creado nosotros con el programa de cría y reintroducción, y todas las poblaciones están dentro de áreas protegidas”, continúa.
Los fósiles indican que el sapillo balear ocupó en su día toda la isla de Mallorca y la de Menorca. Al no tener depredadores evolucionó hacia comportamientos que sorprenden en un anfibio. En cada puesta, por ejemplo, no pone más de una docena de huevos, los cuales cuida. “La hembra liga los huevos en una de las piernas del macho. Cuando vemos la imagen de un ferreret cuidando de los huevos, se trata siempre de un macho”, explica Irene Garneria.
Pero el carácter endémico de la especie también la ha hecho muy vulnerable a los cambios en el entorno. Su mayor depredador es la serpiente de agua, probablemente introducida por los romanos hace 4.000 años, que arrinconó al ferreret hasta las esquinas más recónditas de la Sierra de Tramuntana, al borde de la extinción. La segunda amenaza es la rana común, y la tercera el hongo quitridio, que afecta a más de 500 especies de anfibios en todo el orbe. Llegó, explica Irene Garneria, hace unos diez años, en una población introducida de ferrerets que estaba contagiada por el hongo. Al principio se expandió a cuatro colonias, pero tras un intenso tratamiento con fungicidas, que pasa por aislar las larvas y desecar el torrente, se ha conseguido reducir a tan sólo un foco.
El acto de bienvenida a los nuevos sapillos baleares juntó al consejero de Medio Ambiente y Territorio, Miquel Mir, al director general de Espacios Naturales y Biodiversidad, Llorenç Mas, al director de Medio Ambiente de Font Major, empresa que patrocina el proyecto, Juan Antonio López Abadía, y el director del Zoo de Barcelona, Sito Alarcón, quienes han visitado el Centro de Recuperación y Cría del ferreret. Éste último ha afirmado que desde el Zoo de Barcelona “estamos muy interesados en los proyectos de reintroducción y de mejora de hábitats. Nuestra máxima es que el zoo tiene que salir del zoo, tiene que mejorar los hábitats y trabajar en la recuperación de las especies protegidas. Por lo tanto, el proyecto del ferreret encaja perfectamente en nuestro ADN”.
De cara al futuro, Sito Alarcón se muestra favorable a la colaboración transmediterránea: “Nos hemos emplazado al diálogo con el Gobierno de las Islas Baleares, y nosotros estamos a disposición para lo que nos pidan”, ha afirmado. “Un archipiélago como las Baleares, que está lleno de endemismos, es muy sensible a cualquier perturbación, ya sea por fauna que llega de fuera o por alteración de los hábitats. Yo creo que haremos más colaboraciones”, ha concluido.
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