Cataluña prevé llegar al pico de ocupación en UCI a principios de agosto con 700 enfermos críticos por covid

La quinta ola de coronavirus persiste en Cataluña. La comunidad ha alcanzado su pico de contagios y ha empezado a doblegar la curva epidémica, pero la incidencia acumulada a 14 días sigue disparada, por encima de 1.000 casos por 100.000 habitantes, y la presión se centra ahora en los centros sanitarios: no se ha alcanzado aún el techo de hospitalizaciones, pero las unidades de cuidados intensivos (UCI) ya tienen más del 40% de sus plazas ocupadas por pacientes con covid: hay 549 enfermos críticos a causa de la infección por coronavirus y la estimación del consejero de Salud, Josep Maria Argimon, es llegar al pico la próxima semana con 700 enfermos. Por lo pronto, el Departamento de Salud ya ha aplazado toda la actividad no urgente y ha instado a todos los centros sanitarios —atención primaria incluida— a focalizar sus esfuerzos en atender la demanda de emergencias y actividad no demorable.

Argimon ha dicho en una entrevista a EL PAÍS que la situación en Cataluña sigue siendo “muy comprometida” y este miércoles ha vuelto a recordar, durante la Comisión de Salud en el Parlament que el escenario es “complicado”. “Aunque tengamos ese pico de contagios, eso no quiere decir que la pandemia esté en una situación más favorable. Tendremos que esperar [a ver] la afectación asistencial”, ha dicho el consejero, que prevé llegar “el tres de agosto” a 700 enfermos con covid en la UCI. Por regla general, según los cálculos de la Agencia de Salud Pública de Cataluña, a partir de 400 camas de UCI ocupadas por pacientes con covid, la actividad asistencial ordinaria empieza a peligrar y puede haber algunas desprogramaciones; a partir de 500, la suspensión de procedimientos es generalizada y, con más de 650, ya empieza a peligrar la actividad urgente, como las intervenciones por neoplasias. Como la quinta ola ha coincidido con el período estival, época en la que suele bajar la actividad programada, la afectación en la suspensión de actividad puede ser menor.

La secretaria de Salud Pública, Carmen Cabezas, ha asegurado que, si bien hay “un freno” en las entradas hospitalarias respecto a días anteriores, no se alcanzará el pico de ingresos hasta la semana que viene: “Hoy tenemos seis ingresos más que el día anterior, pero llegamos a tener 20 más cada día”, ha explicado Cabezas. En total, este miércoles había 2.243 pacientes hospitalizados a causa de la covid, una cifra que no se alcanzaba desde mediados de febrero, cuando España encaraba el descenso de la tercera ola.

Cabezas ha vuelto a ensalzar las bonanzas de la vacunación y ha puntualizado que, de las 4.790 personas que han requerido ingreso durante la quinta ola, el 63% no estaban vacunadas. Con pauta parcial era un 10% y con pauta completa, un 26%. En cuanto a los 774 enfermos que han entrado en la UCI en algún momento de esta oleada, el 73% estaban sin vacunar.

Lo que todavía está por ver también es el pico de fallecidos. Tras el auge de contagios, las hospitalizaciones y las entradas en UCI, ya hace días que se ha empezado a vislumbrar un repunte de las muertes. Aunque mucho menor que en otras olas gracias al efecto de la vacunación —casi el 56% de los catalanes han completado la pauta vacunal—, las muertes se han multiplicado por siete en apenas dos semanas: de 18 registradas entre el 4 y el 10 de julio a 131 entre el 18 y el 24 de este mes. “El número de muertes es un ciclo. Todavía estamos recogiendo los casos de las semanas previas y por eso las muertes continúan aumentando”, ha señalado Cabezas.

Tercera dosis

El jefe de Epidemiología del Hospital Clínic, Toni Trilla, ha matizado que si bien la vacuna protege contra la enfermedad grave y la muerte, el fármaco no es infalible y puede haber escapes vacunales. Y, en cualquier caso, de lo que no protege el pinchazo es de infectarse e infectar: “Cuando diluvia virus como ahora, aunque tengamos paraguas como la vacuna, pues nos contagiamos”, ha dicho el experto. A propósito de la necesidad de una tercera dosis, Cabeza ha optado por terminar, antes de nada, la campaña vacunal en la población general, aunque ha asegurado que las comunidades estudian con el Ministerio de Sanidad la posibilidad de inyectar una tercera dosis a un tipo de pacientes muy concretos: los enfermos inmunodeprimidos, como los trasplantados.

Argimon también ha vuelto a hacer autocrítica y, si bien ha señalado que el incremento de la interacción social y al auge de la variante delta están detrás del ascenso fulgurante de la quinta ola, ha lamentado haberse quedado corto en las previsiones de un eventual rebrote: “No fuimos capaces de predecir lo que ha acabado pasando ni las consecuencias que podía tener esta interacción social”, ha admitido en la Comisión de Salud. Argimon ha asumido que, con el nivel de presión asistencial que hay en los hospitales y centros de atención primaria, hay un riesgo real de que los centros tengan que suspender las vacaciones de parte del personal.

Juan Pablo Horcajada, jefe de Infecciosas del Hospital del Mar de Barcelona, ha apelado a la responsabilidad individual y, como portavoz de un manifiesto firmado por medio centenar de sociedades científicas, ha pedido no bajar la guardia. “Esta epidemia ha cambiado. Eso de que a los jóvenes no les pasa nada es mentira. Tenemos un niño de 17 años ingresado al Hospital del Mar”, ha ejemplificado.