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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Eso que llaman libertad

Un paseo, una caña, más consumo y menos impuestos. En la Comunidad de Madrid este estilo quedó sintetizado en una palabra mayor. Un concepto mayúsculo y fundacional de la democracia

Ayuso celebra la victoria electoral desde el palco de la sede del PP en Madrid.
Ayuso celebra la victoria electoral desde el palco de la sede del PP en Madrid.Jesús Hellín - Europa Press (EL PAÍS)
Josep Cuní

Pocas personas parecen saber hoy en España qué distingue a un liberal de un socialista o un conservador”. Así empezaba la ponencia sobre ideología aprobada por el Partido Liberal en su VI congreso. Madrid, junio de 1985. La defendió Esperanza Aguirre en nombre de la formación coaligada a Alianza Popular. Y aunque más tarde se fusionaría en el actual PP, ella siguió defendiendo aquellos principios que mantiene vivos e inalterables distanciándola incluso de Mariano Rajoy. Hace pues 35 años que ya se encomendaba a “la tarea ilusionante y ambiciosa que permitirá el florecimiento de las libertades individuales, de la creatividad artística, científica y cultural de los hombres y mujeres de todos los pueblos de España, que en lugar de instalarse como parásitos a la sombra de un aparato estatal que les adormece y esclaviza, como proponen los socialistas, deciden construir una nueva generación de ciudadanos libres que con creatividad, espíritu innovador y tenacidad saquen a España del pesimismo en el que los largos años de estatismo la han sumido y hagan posible una España en libertad, esa libertad que es garantía de una felicidad humana y de la plenitud espiritual”.

Este párrafo, adaptado a las circunstancias, pareció inspirar a Isabel Díaz Ayuso la noche del martes. Exultante, agradecida y emocionada por su aplastante victoria soltó algunas de aquellas ideas y muchos conceptos del ideario incorporado que conformó su discurso breve, contundente y amenazante. Podía sentirse satisfecha. Había ganado en 176 de los 179 municipios de su autonomía, cambiado el rojo tradicional del cinturón del sur de la comunidad por el azul que parecía exclusivo de selectos barrios de la capital y urbanizaciones circundantes. Había superado las encuestas más favorables, doblado votos y escaños y rebasado la gran victoria que Aguirre le había dado al PP en las mismas elecciones unos años antes. Y por si fuera poco, le permitía clamar ante el horizonte mesetario que desean sus oponentes y envidian sus compañeros: “Esta tierra es mía”.

Seguramente sin aquella torticera y frustada maniobra a la sombra en Murcia nada hubiera sido igual
Seguramente sin aquella torticera y frustada maniobra a la sombra en Murcia nada hubiera sido igual

Quizás porque se lo cree, quizás porque su mentora política y antecesora en el mismo cargo la ilustró en ello, quizás por estrategia ya dibujada durante la pandemia y base de su discurso estas últimas semanas, quizás porque así entiende Madrid, quizás, una gran parte de Madrid le ha respondido aceptando su relato basado en una predicada manera de sentir y vivir. Un paseo, una caña, más consumo y menos impuestos. Y ese estilo quedó sintetizado en una palabra mayor. Un concepto mayúsculo y fundacional de la democracia: Libertad.

Las razones de una victoria sin paliativos siempre hay que buscarlas en muchos frentes. También en los errores ajeno
Las razones de una victoria sin paliativos siempre hay que buscarlas en muchos frentes. También en los errores ajeno

Así, lo que para la Aguirre de aquella lejana ponencia suponía desmarcarse tanto del franquismo como del socialismo entonces prometedor de Felipe González, para la Ayuso actual los mismos peligros los encarna Pedro Sánchez. Y si entonces la derecha presentaba al andaluz como un riesgo de colectivización, nacionalización, expropiación y dictadura del proletariado, hoy dibuja al actual inquilino de Moncloa como un peligro también para la unidad de España por sus amistades peligrosas. Especialmente por su socio de gobierno a quien, según el mismo Iglesias en la noche de su adiós, los mecanismos del Estado le han convertido en el chivo expiatorio hasta empujarle a prescindir de cargo.

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<CW-22>Las razones de una victoria sin paliativos siempre hay que buscarlas en muchos frentes. También en los errores ajenos. En este caso en los de la izquierda que bajó a la arena de la provocación, se otorgó el papel de propietario de las esencias, las invocó en otro maniqueísmo simplista y se olvidó de vivir. La que quiso aprovechar una coyuntura mal interpretada y peor diseñada de descabalgar a la derecha de sus feudos y potenció un efecto mariposa que tras un estornudo en Murcia provocó una pulmonía en Madrid. Seguramente sin aquella torticera y frustrada maniobra a la sombra del temor pandémico nada hubiera sido igual. Y aunque sea ucronía porque no sabemos qué hubiera pasado de haber sido lo que no fue, sí que puede concluirse que el PP convirtió en gran baza su gestión en Madrid, sólo en Madrid, de la doble crisis.

</CW>Un modelo posible gracias a la España de las autonomías que, pasado por el guion adaptado del independentismo catalán, le ha facilitado a Ayuso un papel discordante oponiéndose en nombre de la libertad a todo lo planteado por el Gobierno, convertido en el enemigo del pueblo. Por eso, Ciudadanos que siempre ha presumido de un ideario liberal ha sido barrido. Le han robado la cartera y desde la derecha. La izquierda, proteccionista con toques paternalistas, debería recordar que la modernización a la que obligarán los fondos europeos pasa por mantener ese espíritu abandonado. El que también definió uno de sus filósofos predilectos: “El hombre nace libre, responsable y sin excusas”. Jean Paul Sartre.

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