Gana la izquierda, pero ERC negocia gobernar con la derecha
El independentismo se erige como muralla frente a una alternativa progresista que podría sumar 74 escaños
Las izquierdas ganaron las elecciones al Parlament del 14 de febrero. Y si las izquierdas ganaron, las derechas perdieron. Un mes después, sin embargo, todo indica que la derecha catalana va a seguir en el Gobierno de la Generalitat. Esquerra Republicana negocia con Junts reeditar la mayoría que fracasó en la pasada legislatura.
Las izquierdas recibieron más votos y obtuvieron más escaños. La suma de los votos del PSC, el partido más votado, los de ERC y los de En Comú Podem arroja la cifra de 1.451.091, que son el 50,4% de los emitidos. Entre los tres obtienen 74 de los 135 escaños de la cámara, seis por encima de la mayoría absoluta. Les sobra para formar una mayoría de gobierno.
Ocho años de agitación del nacionalismo españolista contra el nacionalismo catalán y viceversa han allanado el camino al más nacionalista de todos, Vox
Por si esto fuera poco, cabe la posibilidad teórica de añadirles todavía los votos y los escaños de la CUP, que es una formación que también se reclama de la izquierda. Eso elevaría la mayoría de izquierdas a 83 escaños, que corresponderían al 57,2% de los votos. Pero se trata de una suma imposible, porque la CUP es un partido de izquierdas que tiene la curiosa particularidad de votar casi siempre contra la izquierda gobernante aunque sea en beneficio de la derecha.
Las derechas perdieron las elecciones porque recibieron en conjunto medio millón de votos menos que las izquierdas. Suman 943.788 sufragios, el 32,83%. Y han obtenido 52 escaños. En sus resultados cabe señalar varios aspectos muy relevantes. El primero es que el PDeCat, el nuevo partido de Artur Mas, el dirigente que en 2012 convirtió a Convergència Democràtica al independentismo, ha quedado fuera del Parlament. Recibió 77.059 votos, el 2,72%, lo que le impide entrar en la asignación de los escaños, que se inicia a partir del 3%. Eliminado.
El beneficiario de este hundimiento es el partido de Carles Puigdemont: 568.002 votos, el 19,76%, y 32 escaños lo convierten en el auténtico heredero del PDeCat y de CiU. Si es relevante que el partido de Mas, el sucesor designado en su día por Jordi Pujol, haya quedado fuera del Parlament, también lo es que el PP, que fue su gran contrincante en el virulento choque político entre los sucesivos gobiernos de CiU y los de Mariano Rajoy entre 2012 y 2017, haya visto reducida su representación en el Parlament a tres diputados. Sus 109.067 votos representan el 3,85% del total. Los dos grandes protagonistas del desvarío que ha trastocado la política catalana han sido literalmente barridos del mapa. Se ha dicho en repetidas ocasiones que ambas fuerzas, CiU y PP, se introdujeron en 2012 en una espiral de agitación nacionalista de signo contrapuesto para escapar a dos grandes amenazas que les afectaban por igual como partidos de gobierno que eran: el malestar social por la crisis económica de 2008 y el descubrimiento de sus respectivos y fabulosos escándalos de corrupción. Si esa interpretación es correcta, ni que sea solo en parte, lo cierto es que no les ha evitado el desastre.
Oriol Junqueras ya había anunciado hace más de un año que el adversario de ERC en Cataluña era el PSC y, por lo tanto, ERC puede sumar sus diputados a los de Junts
Este doble fracaso corre paralelo, sin embargo, al cosechado también por Ciudadanos, el adanista partido que proclamó su pretensión de sustituirlos. Su espectacular desastre se mide por lo que ha perdido respecto a lo conseguido hace tres años: sus 157.903 votos de ahora son 951.829 menos que los de 2017: ha pasado del 25,3% al 5,57%. Y de 36 diputados a 6. Pero no es, desde luego, que la derecha haya desaparecido. Es que ocho años de agitación del nacionalismo españolista contra el nacionalismo catalán y viceversa han allanado el camino al más nacionalista de todos, Vox, que se ha llevado 217.883 votos, el 7,58%, y 11 diputados. Sumados a los de Junts, Ciudadanos y PP, las derechas solo obtienen 52 escaños.
Las izquierdas ganaron y las derechas perdieron pero Oriol Junqueras ya había anunciado hace más de un año que el adversario de ERC en Cataluña era el PSC y, por lo tanto, la cosa está clara para él: ERC puede sumar sus diputados a los 32 de Junts, el partido de Puigdemont, la amalgama independentista surgida de CiU. Y para ello puede contar con la inefable CUP. Entre los tres partidos suman 74 escaños. Más que suficiente para formar gobierno. Es la mayoría independentista que también surgió de las urnas el 14 de febrero. Legítima, por tanto. Aunque recibieron medio millón de votos menos que las izquierdas, tienen el mismo número de diputados. Una nueva cosecha que las derechas van a recoger del ventajoso sistema electoral del que disfrutan desde 1980. Es lo que están negociando con Esquerra.
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