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Los grafitis en los trenes en Cataluña cuestan 6,5 millones de euros a Renfe

El confinamiento provocó una caída del 40% de viajeros, aún más acusada en FGC

Marc Rovira
Trenes pintados en la estación de Catalunya, en Barcelona.
Trenes pintados en la estación de Catalunya, en Barcelona.Albert Garcia

Renfe gastó el año pasado 6,5 millones de euros en limpiar sus trenes de pintadas y garabatos. La compañía mantiene que, pese a las semanas de confinamiento domiciliario por la pandemia, los grafiteros se las apañaron para pintar 68.000 metros cuadrados de vagones, lo que representa que cada uno de los 200 trenes de Rodalies en Cataluña fue pintarrajeado siete veces. “Los grafiteros impiden a Renfe operar con normalidad”, alega la compañía, y lamenta retrasos, cancelaciones e incomodidades para los viajeros por culpa de los grafitis. Las tareas de limpieza obligan a dejar inmovilizados los convoyes más tiempo de lo previsto, “lo que conlleva una modificación de la logística de distribución de los trenes”.

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Los confinamientos y las restricciones a la movilidad por culpa de la pandemia hicieron caer un 40% el número de viajeros en Rodalies. Con menos trajín hubo menos daños registrados y se ha abaratado sensiblemente la factura de Renfe por el vandalismo. En 2019, la limpieza de grafitis había supuesto un gasto de 8 millones de euros. En 2018 los costes se elevaron hasta los 10 millones de euros.

La empresa calcula que el 80 % de su parque ferroviario está circulando con garabatos porque no da tiempo a limpiar todas las pintadas que realizan los vándalos. Rodalies es el servicio más afectado por la acción de los grafiteros, que suelen aprovechar las franjas horarias en las que los trenes están parados en las estaciones para colorearlos. Renfe denuncia que también hay modus operandi de los grafiteros que suponen directamente un riesgo para los viajeros. La compañía refiere casos en que se acciona el freno de emergencia desde dentro de un vagón para detener el tren y poder pintarlo impunemente.

El confinamiento también ha tenido efecto en la pérdida de usuarios de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC). La empresa pública ha informado que en 2020 la demanda en sus líneas metropolitanas cayó un 48%, contabilizando 47,5 millones de viajeros. En el caso de la línea Lleida-La Pobla, apenas se contaron 100.000 usuarios, una caída del 58%.

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