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El misterioso pintor del Palau Güell

Una exposición reivindica a Aleix Clapés, colaborador de Gaudí y autor de una obra llena de personalidad y dramatismo

'Hércules en busca de las Hespérides', de Aleix Clapés en el vestíbulo del Palau Güell.
'Hércules en busca de las Hespérides', de Aleix Clapés en el vestíbulo del Palau Güell.Jordi Puig (Diba)
José Ángel Montañés

La sala más impresionante del Palau Güell, uno de los primeros edificios que Gaudí realizó para su mecenas Eusebi Güell, es el Salón Central, sanctasanctórum del edificio, un lugar dedicado a los actos sociales, sala de música y capilla. La decoración de las puertas de acceso, los cuatro plafones situados en las esquinas de este espacio cuadrangular (70 de planta y 17,5 metro de alto) y las pinturas que decoran las enormes puertas de la capilla son obra de Aleix Clapés (Vilassar de Dalt, 1846 - Barcelona, 1920), un creador que trabajo a caballo de la Renaixença y el Modernismo, tan reconocido y valorado en su época, finales del siglo XIX y comienzos del XX, como desconocido en la actualidad.

Autorretrato de Aleix Clapés, c.1902 (MNAC)
Autorretrato de Aleix Clapés, c.1902 (MNAC)CALVERAS-MERIDA-SAGRISTA

A Gaudí sus coetáneos lo tildaron de visionario y loco por crear edificios que se escapaban de lo racional; unas construcciones que, con el tiempo, han acabado ganando una relevancia que pocos imaginaban. Pero estas obras son resultado de un trabajo en equipo en el que Gaudí lo supervisaba todo, pero dejaba a hacer a otros artesanos y creadores. Uno de ellos fue Clapés, amigo de Gaudí durante tres décadas y colaborador suyo que realizó, entre otras, todas las pinturas que decoraron el Palau Güell y las del vestíbulo y los patios interiores de La Pedrera. Autor de un universo lleno de figuras dramáticas que superan incluso, al propio Gaudí en lo irracional y mistérico, sus obras no se habían reunido hasta ahora. La exposición Aleix Clapés. El enigmático pintor de Güell y Gaudí, comisariada por el historiador y crítico de arte, Josep Casamartina y por el especialista en el pintor, Carlos Alejandro Lupercio, ha abierto sus puertas (hasta el 30 de mayo) en el Palau Güell coincidiendo con el centenario de su fallecimiento.

La muestra tiene dos partes. La primera permite ver las pinturas que Clapés realizó para las diferentes estancias del Palau Güell. Como la enorme Hércules buscando las Hespérides. “Para suavizar la medianera que daba a La Rambla, Güell encargó dos murales a Clapés inspirados en L’Atlántida de Verdaguer, de los que solo se llegó a realizar uno”, explica Casamartina, delante del trabajo previo; un enorme lienzo que se exhibe en el vestíbulo del Palau, tras la cesión en comodato que hizo el MNAC en 2015, después estar enrollado 90 años.

El salón principal del Palau Güell con las pinturas en los plafones de las puertas y en las esquinas de Clapés.
El salón principal del Palau Güell con las pinturas en los plafones de las puertas y en las esquinas de Clapés.JORDI PUIG CASTELLANO

La riqueza decorativa del Palau Güell hace que algunas de las obras de Clapés pasen desapercibidas. Como los plafones pintados para las puertas de entrada al Salón principal y los de la capilla. “Mientras los de la puerta de entrada, pintados sobre madera, son casi abstractos, siendo difícil incluso ver cuál es el tema pintado; los de las puertas de la capilla, sobre cobre y zinc, están mucho más acabados y definidos y son retratos”, continúa Casamartina que señala que en uno de ellos se autopintó Clapés y en otro representó a Gaudí.

En el interior de la sala destacan cuatro grandes murales situados en los cuatro ángulos de este enorme espacio coronado por una cúpula; alegorías de personajes vinculados con la familia de Güell, como santa Isabel de Hungría o Jaume Balmes.

Detalle de unos de los plafones 'Niñas jugando' realizado por Clapés para la sala principal del Palau Güell.
Detalle de unos de los plafones 'Niñas jugando' realizado por Clapés para la sala principal del Palau Güell.Jordi ¨Puig (Diba)

Clapés que fue admirado por su trabajo y recibió buenas críticas, además de ser amigo de artistas como Casas y Rusiñol, quizá por ser el pintor preferido de Eusebi Güell, recibió encargos de las élites barcelonesas para que los retratara; unas obras que se pueden ver, por primera vez juntas, en la segunda parte de la muestra, situada en la buhardilla del Palau. Como el retrato de Josep M. Bocabella, promotor inicial de la Sagrada Familia, de 1892 y el retrato de una mujer, posiblemente, Isabel López Bru, de 1890, entre otros muchos.

En la exposición pueden verse dos piezas del mobiliario que Clapés hizo para la Casa Ibarz, uno de los ejemplos de ebanistería más sorprendentes y fantásticos del modernismo catalán. “Son los únicos muebles que se le atribuyen, pero no hay nada que lo acredite”, explica el comisario, que cree que la mano de Gaudí en estos sillones, sofás y cómodas dignas de una película de Disney es mayor que la que se ha dicho hasta ahora. “La tapicería bordada no hay duda de que es de Clapés, el resto es un trabajo compartido con los ebanistas y Gaudí”, plantea.

Dos de las piezas del mobiliario atribuido a Clapés para la casa Ibarz.
Dos de las piezas del mobiliario atribuido a Clapés para la casa Ibarz.J. Á. M.

Respetado y admirado, Clapés falleció totalmente arruinado a los 74 años mientras pintaba unos murales en el Instituto Mental de la Santa Creu, en Horta. “No se sabe si estaba ingresado allí o simplemente le encargaron estos trabajos”, concluye Casamartina que reconoce que son todavía muchas las lagunas que hay sobre este artista.

¿Autor de la puerta de La Pedrera?

Gaudí quería cubrir los vestíbulos y los patios interiores de La Pedrera (1906-1912) de cerámica, como había hecho con la Casa Batlló. Pero considerando que sería más barato optó por que se pintaran. Le encargaron a Clapés las partes más nobles y a un pintor más modesto y económico el resto. Clapés no trabajó aquí solo, estuvo acompañado de tres colaboradores jóvenes: Iu Pascual, Xavier Nogués, y su futura esposa, Teresa Lostau, que realizaron temas extraídos de tapices renacentistas del Palacio Real de Madrid. Los tres también decoraron, imitando también tapices, el piso ocupaba el cónsul de Argentina.

Pero la historia no acabó bien. Según Casamartina y Lupercio, “intereses todavía no esclarecidos propiciaron que el dueño de la casa, Pere Milà, impusiera que fuera Clapés quien lo decorara todo”. Gaudí, enfadado, abandonó la obra a punto de terminar y a falta de algunos elementos como la puerta de entrada. Según Ricard Opisso, colaborador de Gaudí, fue Clapés el que la realizó.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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