Francesc Serés gana el premio Proa de novela
‘La casa de foc’ explora la vida íntima y cultural de las gentes de un profundo valle de la Garrotxa a través de un profesor ‘náufrago’ recién llegado
Cuando Grup 62 decidió convocar el premio Proa de novela, amén de para parar el golpe que le dejaba sin editar el Sant Jordi por el cambio de bases de Òmnium Cultural, buscaba también nutrir y renovar su catálogo de autores. El año pasado, en su primera edición, lo hizo a través del joven Jordi Nopca. Este año lo hace incorporando a uno más veterano, pero de notable prestigio y hasta ahora autor de Quaderns Crema: Francesc Serés. El creador de obras como La pell de la frontera y los reconocidos La força de la gravetat y Contes russos ha obtenido la segunda edición del premio Proa y sus 40.000 euros de dotación con La casa de foc, donde un profesor intenta desentrañar la vida de una familia particular en la no menos particular geografía de un valle profundo y salvaje de la Garrotxa.
Serés (Saidí, 47 años) defiende siempre que hace “literatura de tres metros” por “mi necesidad de relación con la realidad, mi literatura requiere de las historias de vida; la fantasía, la imaginación, no son mis virtudes”, asegura. Eso y parte de su propia biografía (ha vivido unos años cerca de la Vall del Ser, entre Santa Pau i Besalú) le ha ayudado a gestar la historia de una novela de largo aliento (se acercará a las 600 páginas), en la que un profesor, desubicado íntimamente, se instala en 2007 en la zona y, si bien “náufrago”, irá complementando la vida de los tres habitantes de una masía cercana, Can Sol: un abuelo zahorí, su hija y su nieta, a la que acabará dando clases. Lentamente, irá reconstruyendo las vidas hechas añicos de ese grupo humano y su entorno, donde no faltan la muerte del padre de la criatura en un incendio forestal o la supuesta relación del anciano con un oculto campo de marihuana.
La novela no deja de ser “una manera de devolver lo que me dio esa gente que me acogió allí, explicar no tanto el espacio como cómo viven allá, qué condiciones de supervivencia y qué posibilidades de futuro de vida tienen”, fija Serés. Engarza así con el sustrato de su particular producción novelística anterior, donde reflexiona narrativamente sobre el choque entre modernidad y tradición en el mundo rural y la experiencia íntima personal contrapuesta a la cultural, como ha demostrado en su trilogía De fems i marbres (Els ventres de la terra, Un arbre sense tronc y Una llengua de plom) y, sobre todo, La pell de la frontera, entre la literatura y el periodismo para narrar la vida de pobreza e indefensión de los temporeros inmigrantes en la franja entre Aragón y Cataluña. En esa línea, los personajes de la novela ganadora sufren, según su autor, “una insatisfacción permanente, son yonquis víctimas de ese imperativo de la satisfacción, de esa deuda moral del sistema en el que hay que demostrar que uno siempre está bien satisfecho, más y mejor que el otro y que siempre es necesario más, nunca hay nada suficiente”.
La casa de foc, escrita “con un estilo más dúctil” que su producción anterior, admite el autor, llega seis años después de que Serés publicara su último libro, precisamente La pell de la frontera, tras un periodo en el que el escritor fundara en 2016 la Residencia Faber de Olot para creadores que también dirige y que desde 2018 sea también el director del Área de Creación del Institut Ramon Llull, lo que ha reducido asimismo su presencia como articulista de la actualidad. “La política está en la novela, son los años del Procés, pero esa presencia no es apabullante”, admite.
El premio Proa --al que en esta edición se han presentado menos originales (41, frente a los 63 de 2019) y que llegará a las librerías el 11 de noviembre-- es el séptimo galardón que recibe Serés por apenas una docena de títulos publicados desde su debut con Els ventres de la terra (2000), destacando entre ellos el Serra d’Or de Narrativa y el Nacional de Literatura de la Generalitat por los relatos de La força de la gravetat (2006) o el también doblete (Ciutat de Barcelona y premio de la Crítica) por Contes russos (2009). Siete de sus libros han sido publicados por Quaderns Crema. Con el galardón, cambia de casa editorial, si bien en sus inicios había lanzado ya algún título en sellos del Grup 62, como el ensayo La matèria primera (2007), premio Octavi Pellissa. “Veremos cómo funciona; todo cambia y todo va tan deprisa ahora…”.
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