De las tarjetas comedor a La Grossa
El independentismo que se defiende desde la Generalitat ni es progresista, ni de izquierdas, ni, lo que es peor, se preocupa atendiendo a su mandato de gobernar para todos los catalanes.
Llegan días complicados para muchas familias con hijos que ven acercarse el inicio de curso sin saber si va a ser telemático, ni conocer el protocolo que deberá seguirse caso de no serlo, ni cómo enfrentarse con pocos recursos a una nueva situación de pandemia. Al hilo de las preocupaciones escolares, la alimentación es una de ellas, para no pocas familias. Esas mismas, casi 150.000 becadas, para las que se aprobó, tras la declaración del estado de alarma, un pago de 40 euros quincenales en una tarjeta solo apta para establecimientos de alimentación, para compensar la beca del comedor del colegio.
Recibí con alegría el hecho de que, conscientes desde el Parlament de las difíciles condiciones económicas que se han vivido tras el fin de curso, del mismo modo que se aprobaron medidas sociales como el alargamiento de los ERTES para los contratados, las prestaciones por cese de actividad para los autónomos y el ingreso mínimo vital para los más desfavorecidos, se aprobara por todos los grupos parlamentarios el mantenimiento de ese ingreso de 40 euros de comedor escolar durante el verano, aunque no fuera periodo lectivo.
Hace un par de semanas, conocimos la noticia -llegó por SMS a los móviles de las 144.000 familias becadas-, de que desde la Generalitat iban a recuperar el dinero ingresado en las tarjetas comedor que no se hubiera utilizado a 31 de julio. Consideraban ⎯no daban más argumentos⎯ que tenían derecho a incautarlo.
A la tacañería anterior había que sumarse que, además, iban a “descumplir” el compromiso asumido en junio en el Parlament de seguir ingresando el dinero del comedor. ¿Cómo era posible que se tomara a la ligera una medida que afectaba a unos 144.000 menores? ¿Acaso a juicio de la Generalitat esos niños no comen en verano? ¿Tal ven en el Generalitat no son conscientes de que el porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social en Catalunya ha crecido del 23,8% al 24,7% y que su aumento ha sido más acusado entre los menores, donde llega a un 31,2%? ¿No saben que la situación ha empeorado estos últimos meses para un buen número de familias entre las cuales, claro está, se encuentran la mayoría de las destinatarias de esas becas?
Poco importó, para el conseller Bargalló la partida presupuestaria no estaba prevista para ese período, las becas menjador cubren el curso escolar, y, recordó, esos niños no son su prioridad los meses estivales.
Sin embargo, la Generalitat sí que han encontrado dinero para, llamémosles otras prioridades. En cuanto el Estado ha asignado el dinero del Fondo de la covid⎯19, para paliar los daños sanitarios y económicos consecuencia de la pandemia, no han dudado en destinar una parte a TV3, argumentando que es un servicio público que se ha quedado sin ingresos publicitarios.
¡Pobres!
Aunque… ¿cómo se han quedado sin dinero, si tras 10 años de recortes no se ha tocado ni una vez el presupuesto de la cadena? ¿Es el momento de aumentar sus partidas presupuestarias? ¿Acaso no podríamos aprovechar y priorizar en gastos de verdad necesarios? No sé, si las becas comedor no parecen suficientemente “necesarias”, pues en sanidad, educación, servicios sociales…
Pues no. El Govern del President Torra destinará 15 millones del fondo Covid a TV3 para compensar el descenso de publicidad al tiempo que cierra el programa de tarjetas monedero que garantiza la comida a niños en situación vulnerable durante el verano.
Claro que, no se me apuren, siempre nos quedará el azar. Compremos un décimo de La Grossa y así no tendremos problemas de “tarjetes menjador” porque como dice su último eslogan: “Et preocupa la distancia social? Proba l’ascens social”. Sí, lo sé, vincular el ascenso social a que te toque la lotería demuestra cómo, en el fondo, quieren que cada uno se quede en su sitio, en su clase, algo muy en la línea de las políticas sociales de la Generalitat. De hecho, como los han pillado en falta y no pueden echarle la culpa a Madrid de esta campaña ⎯la agencia que gestiona la publicidad de la lotería catalana cobra la friolera del 600.000 euros⎯, han decidido retirarla.
Tarde.
Han quedado retratados. Es evidente que prefieren que los pobres espabilen y jueguen a la lotería, o sea, que el independentismo que se defiende desde la Generalitat ni es progresista, ni de izquierdas, ni, lo que es peor, se preocupa atendiendo a su mandato de gobernar para todos los catalanes.
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