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La pandemia eleva la demanda de vivienda fuera de centros urbanos

“Estamos en un nuevo paradigma. El confinamiento ha hecho que a la gente no le importa alejarse uno o dos kilómetros”, explica uno de los expertos

Nacho Mühlenberg y Annie Somalo decidieron durante el confinamiento mudarse a Valldoreix. GIANLUCA BATTISTA
Nacho Mühlenberg y Annie Somalo decidieron durante el confinamiento mudarse a Valldoreix. GIANLUCA BATTISTAGIANLUCA BATTISTA (EL PAÍS)
Dani Cordero

El confinamiento forzado por el estado de alarma y el asociado auge del teletrabajo han aumentado en los últimos meses la demanda de vivienda fuera de centros urbanos. Buscadores de pisos e inmobiliarias confirman la nueva demanda, aunque algunas admiten dudas sobre que acabe convertida en una nueva tendencia a largo plazo. En el caso de Barcelona, las estadísticas de Idealista certifican un ligero aumento de esa demanda, si bien se habría corregido a la baja superada la fase 3 de la cuarentena. Pisos.com calcula que un 19% de quienes buscan quiere un jardín, una oferta impensable en la mayor parte de ciudades.

El joven Nacho Mühlenberg, de 34 años, es una de esas personas que ha hecho el tránsito desde el centro de Barcelona hasta fuera de la trama urbana. Vivía con su pareja en un piso próximo a la avenida Diagonal con el paseo de Gràcia y, desde hace escasas semanas, reside en una casita con jardín en Valldoreix. “Estoy convencido de que vamos a estar en un confinamiento alterno a partir de ahora, por lo que decidimos mudarnos”, explicaba el viernes, pocas horas después de que el Govern aconsejara a los habitantes de media área metropolitana recluirse en su casa ante el auge de contagios de coronavirus. Él se ha librado.

Mühlenberg matiza que hay otros motivos que le han llevado a esa decisión: el crecimiento del teletrabajo y evitar estar en el epicentro de nuevas protestas en la ciudad, ahora provocadas por la crisis económica. Ha rebajado además el coste de su alquiler “un 33%”, aunque la nueva situación también le ha obligado a comprarse un coche para moverse. “Al final me he dado cuenta que tampoco le estaba sacando mucho jugo a Barcelona, así que no merecía la pena estar en ella”, reflexiona.

Forcadell es una de las inmobiliarias que han asumido esa nueva demanda de viviendas, que se añade a la de aquellos que no quieren salir de las zonas más densas de las ciudades pero sí buscan algo más de aire libre en forma de balcones y terrazas. “Éramos muy prudentes a la hora de sacar conclusiones, pero en julio esa demanda está siendo significativa”, explica Marta Vilana, su directora del área de residencial. Según explica, la inmobiliaria ha cerrado diversas operaciones en las que una familia vende su piso en Barcelona en la misma operación con la que compra fuera de la ciudad. Y llega a una conclusión: “Esta teoría puede cuestionar las que hasta ahora eran las grandes verdades del sector inmobiliario, que era casi imposible que bajaran los precios en las zonas ”, en referencia a las calles del centro de las ciudades con mayor demanda.

La nueva situación, sin embargo, no parece limitarse a las grandes ciudades. Incasòl, la promotora de suelo de la Generalitat, ha vendido en los últimos meses 13 parcelas de uso residencial para levantar casas unifamiliares, básicamente de primera residencia, en las afueras de l’Ametlla de Mar, Figueres, Llançà o Móra la Nova. En todo el año pasado apenas comercializó cinco pastillas de suelo.

“Estamos en un nuevo paradigma. El confinamiento ha hecho más cortas las distancias y a la gente no le importa alejarse uno o dos kilómetros del centro urbano”, explica Juan José Aguilera, director de relaciones institucionales del Colegio de Agent es de la Propiedad Inmobiliaria de Barcelona (Coapi). “Le dan mucha importancia a la vivienda, aunque también condiciona el interés que haya buenas comunicaciones cerca y acceso a internet. Y hay gente, en cambio, que busca tener un refugio, un plan B adonde ir en caso de confinamiento”, afirma. Bermúdez cree que si antes ese tipo de pisos formaba parte de un 10% del total de las ventas, ahora podría estar en torno al 20%.

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El buscador Pisos.com ha detectado un cambio en el uso de los filtros para encontrar posibles objetivos de casas. “Antes la gente se centraba en precio, ubicación y características·. Ahora la obligación de que los pisos tengan balcón o terraza ha aumentado un 5%, según los filtros, y otro 5% en el caso de las viviendas con jardín”, explica Ferran Font, director de estudios de la compañía. Una encuesta realizada por el portal ofrecía los siguientes datos: un 44% de los encuestados no estaban satisfechos con su actual hogar, un 68% busca otro porque al actual le falta algo y, de estos, uno de cada cuatro se habría dado cuenta durante el confinamiento. Pero Font advierte: “Hasta dentro de unos meses no podremos sacar conclusiones”. El proceso entre la búsqueda de un piso y la firma de la compraventa requiere meses.

Ruido o tendencia

Mercedes Blanco, vicepresidenta primera de Fiabci España, está de acuerdo con las cautelas de Font: las transacciones se verán a final de año, aunque reconoce: “La tendencia actual es comprar una casa en las afueras o áticos con espacio”. Y el motivo es que los nuevos modelos de trabajo “a los que nos hemos adecuado se mantienen y previsiblemente continuarán así”.

El portal Idealista ha hecho un seguimiento en toda España de la búsqueda de pisos en las principales capitales de provincia. En abril, en pleno confinamiento, detectó que había caído en cinco puntos la petición de datos sobre pisos en los centros urbanos de las ciudades. En Barcelona, esa tendencia fue menor, de apenas dos puntos, como en el resto de las capitales catalanas. Pero en junio, con las medidas de reclusión ya levantadas, aunque sigue existiendo cierto cambio, esas estadísticas vuelven a acercarse a los tiempos prepandemia.

Emiliano Bermúdez, subdirector general de DonPiso, considera que se trata “de una cuestión coyuntural, no de un cambio”. En su opinión, la marcha fuera de tramas urbanas puede ser una consecuencia directa del coste extra que supone tener un piso con balcón o terraza en el centro de una ciudad, que puede estar en torno a un 20%. “Ese cambio de precio puede que sea el que esté detrás de un cambio de localización”.

Piso nuevo en Sant Cugat ante “el año que nos espera”

Carlota Fuselli (29 años) y Daniel Navarro (39) estrenaron su nuevo piso en el barrio de Voltalleres de Sant Cugat el pasado 12 de junio. La suya no es una cuestión de asumir que estarían mejor allí para teletrabajar. Enfermera y médico de profesión, abandonaron el barrio del Born tras darse cuenta de que no resistían más el hecho de aguantar maratonianas jornadas luchando contra la covid y luego tener que encerrarse en un piso pequeño y con la incertidumbre “del año que nos espera”. “Aunque está lejos, aquí llegamos del trabajo y te recargas; oyes pájaros, tienes vistas, tenemos una terraza”, explica Fuselli. Así que en plena crisis sanitaria optaron por cambiar de piso, al primero que vieron. “Mis padres también se mudaron al mismo barrio residencial en pleno confinamiento”, explica.


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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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