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Propietarios fuerzan cláusulas para subir los alquileres tras la pandemia

El sector inmobiliario considera “abusiva” la fórmula, que aumenta los precios cuando vuelva la normalidad

Pisos de alquiler en Vall d'Hebron, Barcelona.
Pisos de alquiler en Vall d'Hebron, Barcelona.joan sánchez
Josep Catà Figuls

Ante el frenazo del mercado de pisos de alquiler, que en Barcelona llevaba más de cinco años con subida de precios ininterrumpida, algunos propietarios buscan sortear el parón con cláusulas y condiciones que inquilinos y el sector inmobiliario profesional denuncian como “abusivas”. Para sortear las consecuencias de la pandemia, ofrecen contratos con un precio reducido el primer año, que aumentará más adelante cuando vuelva la normalidad.

El mercado de pisos de alquiler ha vivido uno de los parones más grandes que recuerda el sector. La pandemia ha congelado las visitas durante casi dos meses, hasta que se empezaron a permitir con la fase 1. También ha quedado afectado por el parón de la actividad turística, que ha vaciado los pisos turísticos de la ciudad, y muchos de ellos intentan hacerse un hueco en el mercado de alquiler convencional o en el de la compraventa. Y, más importante aún, el mercado avanza hacia una reducción de precios a causa de la caída de ingresos generalizada entre los inquilinos. Con datos de la Generalitat de finales de mayo, solo en la provincia de Barcelona hay más de 565.000 afectados por expedientes de regulación temporal de empleo, a los que hay que sumar los despidos, los autónomos que han reducido su actividad y los trabajadores de la economía informal que han perdido ingresos. Los expertos señalan que la reducción del precio del alquiler dependerá de cuánto acaben bajando los ingresos.

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Para conocer de un vistazo cómo afecta el coronavirus en el mercado inmobiliario, basta con filtrar la búsqueda en los portales de anuncios y ordenarlos según los que más han bajado: muestra algunos anuncios con reducciones de un 15%, un 25% y hasta un 50%. Los expertos recuerdan que no son la norma: la reducción, que llega tras más de cinco años de crecimiento ininterrumpido, se notará más adelante.

Uno de estos anuncios es un estudio de 30 metros cuadrados en el barrio de Santa Caterina, en Barcelona. Antes de la pandemia costaba 1.500 euros al mes, y ahora cuesta la mitad, 750 euros mensuales. Responde una empresa que se define como “alquiler de larga duración”, aunque preguntada por las condiciones, indica que se trata de alquiler vacacional y que por la pandemia han reducido los precios, que volverán a subir más adelante. “Lo hacemos para adaptarnos al mercado”, explica una portavoz.

Con esta situación se encontraron Anna y su pareja, que durante el confinamiento han estado buscando piso. “Hemos llamado a más de diez anunciantes, y cinco o seis nos dijeron que el primer año tenía un precio, y que después lo subirían. Es indignante, porque en principio los contratos son de tres años”, lamentan. Xavi Ruiz también ha tenido que buscar piso después de que terminara su contrato y el propietario no lo renovara para prestar el apartamento a un familiar afectado por un ERTE. “En dos semanas me he tenido que ir. Al final he encontrado uno que está bien, pero por el camino he visto pisos que me pedían un precio bajo ahora, que aumentaría después”, explica.

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“Sin duda se trata de un abuso. El mercado inmobiliario es enorme, pero está muy desregulado, y tenemos actores que juegan por libre y hacen cosas que no se pueden hacer”, destaca Albert Bosch, consejero delegado de Housfy, una plataforma inmobiliaria digital. Como otros en el sector, Bosch cree que el mercado del alquiler crecerá en oferta por los intentos frustrados de vender pisos a un precio alto. “Nos esperábamos una caída de precios fuerte en el negocio de compraventa, del 20% o el 30%, pero vemos que por ahora, en general, la reducción es entre el 5% y un 10%. En cualquier caso, afecta al alquiler, como también lo hace la caída del alquiler turístico”.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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