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Un funeral y un encuentro de abrazos y besos se enfrentan a una multa de hasta 10.400 euros

Las actas por celebración de actos multitudinarios en la fase 1 se acumulan en las comisarías

Funeral de Eusebi Bach en Castellbell i el Vilar
Funeral de Eusebi Bach en Castellbell i el VilarPROTECCIÓN CIVIL CASTELLBELL I EL VILAR
Alfonso L. Congostrina

Las actas por la celebración de actos multitudinarios en plena desescalada comienzan a acumularse en las comisarías de los Mossos d’Esquadra. A las sanciones administrativas comunes de ciudadanos que no respetan las franjas horarias se unen las de multireincidentes que no acaban de querer entender las restricciones que marca el estado de alarma. Hay otras sanciones, pocas, que son todavía más sorprendentes como la celebración de un funeral con más de un centenar de asistentes en un campo de fútbol de Castellbell i el Vilar (Barcelona) o el encuentro, en Balaguer (Lleida), de un centenar de activistas que niegan la existencia de la pandemia del coronavirus y quedaron para besarse y abrazarse junto a un curandero de la zona. Los promotores de ambas reuniones se enfrentan a multas de hasta 10.400 euros.

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El pasado 20 de mayo fallecía con 71 años Eusebi Bach, conocido en Castellbell i el Vilar como el Sebi. La alcaldesa, Montserrat Badia, reconoce que la muerte de Bach fue un duro golpe para esta población de 3.600 habitantes. “En nuestro municipio no hay tanatorio y nuestra ordenanza municipal permite la cesión de espacios públicos para la eventos. Sebi estaba muy vinculado al campo de fútbol y la familia pidió poder celebrar allí el funeral”, admite la alcaldesa. El 21 de mayo, cuando estaba previsto el entierro, Castellbell i el Vilar se encontraba en fase 1, por lo que se permitían los funerales al aire libre con un máximo de 15 personas. Badia reconoce que se colocaron dos carpas y 25 sillas. Se trata de un aforo que excedía en creces lo permitido. “Aun así se desbordó. Comenzaron a llegar vecinos que querían dar un último adiós al Sebi e hicimos lo que pudimos. No tenemos recursos. Con los voluntarios de Protección Civil fuimos conduciendo a la gente a las gradas y marcando distancias. No creo que fueran más de cien”, reconoce la alcaldesa, que se enorgullece de haber entregado mascarillas a todo el pueblo. Alguien alertó a los Mossos d’Esquadra y estos se pusieron en contacto con la alcaldesa. “Me dijeron, por teléfono, que si podía identificar a las personas que había en el entierro. Yo les dije que yo era una de ellas. No fue nada provocado. No supimos hacerlo mejor”, aclara.

El caso de Balaguer es muy diferente. El pasado 30 de mayo el curandero pseudocientífico Josep Pàmies volvió a llevar a cabo otra de sus provocaciones contra la comunidad sanitaria. Convocó a un centenar de personas para, sin mascarillas, dar un paseo por la Horta d’Avall de Balaguer sin respetar la distancia social ni los horarios marcados en la desescalada. Pàmies llamó a la actividad “comida de hermandad, besos y abrazos prohibidos”. El curandero aprovechó la cita para promover el consumo de un líquido tóxico para el ser humano como es el clorito de sodio. Es una sustancia altamente peligrosa que, según Pàmies, es capaz de curar desde el cáncer hasta el coronavirus. Por promover el consumo de esta sustancia ya ha tenido diferentes denuncias de diferentes colegios de Médicos, que le consideran autor de delitos contra la salud pública.

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