Las escuelas catalanas piden no abrir a partir del 1 de junio
Cinco sindicatos firman un manifiesto pidiendo la dimisión de Josep Bargalló por no haber pactado la reapertura
Sindicatos, directores, escuelas infantiles y estudiantes se han lanzado en tromba a criticar el plan de reapertura parcial de los centros escolares. Lo ven precipitado y consideran que plantea dudas a la hora de mantener las medidas de seguridad, por eso apuestan por terminar el curso tal y como está y planificar bien el regreso en septiembre. Solo las asociaciones de familias y las patronales de la concertada ven “razonable” abrir en junio si se cumplen los protocolos sanitarios.
El departamento de Educación aprobó este miércoles las instrucciones para empezar a abrir escuelas e institutos a partir del 1 de junio, siempre que la zona haya entrado en la fase 2 de la desescalada. El plan contempla solo el regreso, voluntario, de los alumnos del último curso de cada etapa; para el resto de niveles están previstas preferentemente tutorías personalizadas. Y el nivel de infantil abrirá pensando en alumnos con padres que no puedan teletrabajar.
Cinco sindicatos –Ustec·Stes, Intersindical-CSC, Aspepc·Sps, UGT y CGT– han reclamado este jueves en un comunicado conjunto que el departamento retire su plan por haberlo aprobado y presentado sin consensuarlo antes con los trabajadores y han instado a las direcciones “a no abrir los centros sin tener garantizadas las condiciones de seguridad". Asimismo, han reclamado la dimisión del consejero de Educación, Josep Bargalló. CC OO también ha coincidido en la crítica, pero no ha firmado el texto porque considera que “hay que cambiar las políticas, no a los políticos”, ha defendido Manel Pulido, su responsable del área de Educación. Este sindicato considera que el plan es solo una propuesta y que si no hay una negociación previa, “la ley impide aplicarlo”. “El plan es irresponsable. Nos están enviando al matadero. Todavía estamos en alerta sanitaria con la fase 2, no se puede abrir si no tienes garantizada la protección sanitaria, es mejor esperar a septiembre y preparar bien el regreso”, defiende Ramon Font, portavoz de Ustec, el sindicato mayoritario.
Los directores de los centros ven “mucha incerteza y muchas dudas”. Se quejan de que el plan de reapertura los ha cogido por sorpresa y les rompe las dinámicas. “Organizar esto ahora significa para lo que estamos haciendo, y para 15 días no sé si vale la pena. Además, el acompañamiento emocional de los alumnos ya se está haciendo, con llamadas y videoconferencias”, defiende Isabel Sánchez, presidenta de la asociación de directores Axia (con 360 asociados). Sánchez lamenta que el departamento ha pasado la responsabilidad de organizar el regreso a los directores y lamenta que se ceda a las voces que pedían abrir los centros. “Abriremos para atender los que tienen problemas de conciliación. Estamos abriendo para aparcar los niños, pero ni se van a poder tocar ni jugar entre ellos y los profesores deberán estar todo el rato advirtiéndoles”, lamenta.
Las dudas también inundan a las escuelas infantiles. “Si en una situación normal no podemos evitar que se contagien los piojos, ¿cómo vamos a evitar que se contagien la covid-19?, se pregunta Jordi Fibla, de la asociación de escuelas infantiles de Cataluña, la principal patronal de las privadas. Fibla aplaude toda medida de seguridad, pero después de los meses de cierre piden a la Generalitat “un flotador para resistir hasta septiembre”. “Vemos muy difícil cumplir las normas sanitarias, estar con ellos sin poderlos tocar, además son niños que se mueven mucho”, tercia Montse Fernández, presidenta de la Coordinadora de escuelas infantiles, que apuesta por esperar a septiembre para abrir. “No sé si vale la pena que los niños tengan que hacer de nuevo una adaptación a una escuela que es muy diferente a la que dejaron, y cuando estén adaptados ya habrá acabo el curso. El retorno en junio está metido con calzador”, remacha.
En cambio, las familias de escuelas públicas y concertadas no se oponen a la reapertura, si esta se hace con seguridad. La federación de asociación de familias (Fapac) considera además que “el regreso para los alumnos del último curso debería ser obligatorio, para así proteger a los más vulnerables”, reclama su directora, Lidón Gasull. “Entre las familias hay un doble sentimiento. Lo primero que quieren es seguridad, pero también quieren regresar, ya sea porque los alumnos lo piden o porque los padres lo necesitan por conciliación. Pero en todo caso lo que se piden son certezas, más información y más fluida”, reclama Josep Manel Prats, de la Fapel, la asociación de familias de escuelas concertadas.
También las patronales de la concertada aplauden la reapertura. “Vemos razonable abrir en junio y nuestras escuelas estarán preparadas”, asegura Miquel Mateo, de la fundación Escuelas Cristianas.
Las dudas de los estudiantes
Los estudiantes también recelan de la vuelta a las aulas en junio. “No se están garantizando protocolos exhaustivos ni medidas de protección para los alumnos. Tal y como se está planteando, no creemos que haya una seguridad para volver a las clases presenciales. Todo tiene que estar preparado para que reabrir no suponga un peligro”, critica Anna Clua, portavoz del sindicato estudiantil SEPC. No obstante, Clua considera que los alumnos vulnerables sin ordenador deberían poder regresar, sea cual sea el curso en que estén, para minimizar la brecha.
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