El Govern sigue sin poder dar cifras precisas de los fallecidos por el virus
Salud aún no ha integrado en el recuento los datos que exige desde el 1 de abril a las funerarias
El Govern ignora cuántas personas han muerto por coronavirus en Cataluña. Las dificultades del conteo —datos segregados, escasez de tests— y las lagunas técnicas y burocráticas impiden disponer de una estadística fiable. El Departamento de Salud no ha integrado aún los datos que, desde el 1 de abril, reportan a diario las funerarias y que debían servir para sumar, a los muertos en hospitales, los que fallecen en residencias y domicilios. Esos datos, de todos modos, tampoco son exactos, porque se nutren de certificados de defunción que a menudo apuntan solo a una causa probable.
La Generalitat informa a diario de los muertos por coronavirus en Cataluña por dos vías. Salud da cuenta de los que fallecen en centros sanitarios: 3.041 hasta el martes por la noche. Asuntos Sociales, de los ancianos muertos en residencias: 1.123, tras un error en el conteo que obligó al departamento de Chakir el Homrani a rectificar y elevar la cifra.
Pero el número total de víctimas se ignora porque esos dos datos no pueden sumarse sin más: no hay 4.164 muertos; tampoco se sabe cuántos. El problema reside en que las dos cifras están, en parte, mezcladas. “Las residencias informan cada día, pero no te dicen si han muerto allí o en el hospital. De manera que no se pueden agregar, porque habría datos duplicados”, explican fuentes sanitarias. Asuntos Sociales no ha solventado la cuestión exigiendo, por ejemplo, que las residencias sean más precisas.
Para paliar ese déficit, Salud dictó una resolución el 1 de abril que obliga a las funerarias a reportar las muertes confirmadas o sospechosas de ser causas por la Covid-19. Ahí nace otro problema, porque las empresas informan en base a lo que el médico de turno hace constar en el certificado de defunción. “Dependemos de lo que el médico diga y de cómo lo diga. A veces hablan de coronavirus, otras de posible coronavirus o de neumonía. Nosotros reportamos esos datos, pero ya los estamos interpretando sin ser médicos”, señala Josep Maria Pons, presidente de Asfuncat, la patronal del sector. “Tenemos toda la buena voluntad, pero los datos no son lo científicamente rigurosos que debieran ser”, añade.
Con ese primer filtro dudoso, los datos se introducen en un formulario del Catsalut. Pero solo desde el día 1, de modo que los fallecidos en marzo en residencias y domicilios —la cifra ignota que la Generalitat pretendía aflorar— quedan fuera de la estadística. Salud, de todos modos, no ha incorporado todavía esos datos. Las cifras que da a conocer siguen siendo la de muertos en centros sanitarios. “El sistema público es un engranaje, estamos trabajando para integrar esa información en los próximos días. Los casos que aparecen como posible coronavirus, aunque no estén confirmados, se sumarán”, asegura una portavoz.
La resolución de Salud considera “imprescindible disponer de datos” para “analizar la difusión de la enfermedad y planificar recursos”. La consejera Alba Vergés admite la disparidad en el número de muertes (residencias por un lado, hospitales por el otro), pero señaló que los datos deben servir para “decidir las actuaciones en las próximas semanas”. Fuentes sanitarias, sin embargo, subrayan que, aunque para la opinión pública puede ser relevante la precisión en las cifras, no lo es tanto para las políticas públicas, que buscan más tendencias que fotos fijas.
La foto perfecta no existirá. A los muertos con síntomas de coronavirus, por ejemplo, no se les practicarán pruebas para comprobar si fueron positivos. Además, hay muertes que se vinculan a la Covid-19 aunque puedan ser consecuencia de otro tipo de neumonías o de una gripe. “Ante la duda, se habla de coronavirus”, señalan las mismas fuentes. Unas circunstancias pueden distorsionar (al alza) la estadística.
Las fuentes consultadas coinciden en que “la magnitud de la tragedia” se verá cuando los registros civiles -ya colapsados- faciliten información de fallecimientos. Todas las defunciones deben quedar registradas. Algo así ha ocurrido ya en Madrid y Castilla la Mancha. Los tribunales superiores de esas dos comunidades han comunicado el número de fallecidos y han dejado en evidencia que es muy superior a los datos facilitados por las autoridades sanitarias. El TSJ de Cataluña ha rechazado remitir esos datos públicamente y se ha remitido a su comunicación al Ministerio de Justicia.
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