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Luces y sombras en el exilio republicano

Roman Parrado dirige ‘Èxode’, una historia de amor ambientada en la huida de los perdedores de la Guerra Civil a Francia en 1939, que estrena este viernes TV3

Toni Polo Bettonica
Roser Tapias y Marcel Borràs, protagonistas de la película 'Èxodes'.
Roser Tapias y Marcel Borràs, protagonistas de la película 'Èxodes'.Domenec_Fernandez

En 2017, Ebre, del bressol a la batalla, obtuvo el premio Gaudí a la mejor producción para televisión. Aquella película coral sobre la quinta del biberón y la abrupta pérdida de la inocencia de tantos adolescentes llevados al frente tiene ahora su continuación en Èxode, que narra la huida de los republicanos a Francia, a partir de enero de 1939. “Es una continuación solo cronológica, porque muchos de los personajes son otros”, explica el director de las dos películas, Román Parrado.

Tanto a él como a Edu Sola, el guionista, se les había quedado mucho material recopilado en el tintero. Las historias que les habían contado tantos combatientes de los dos bandos han dado para recrearlas, convenientemente adaptadas, en esta segunda entrega. “Los personajes, las vivencias y los episodios, sin ser reales al 100%, sí están inspirados en los relatos de esta gente”, revela Parrado.

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La película la protagonizan Guillem (Marcel Borràs) y Maria (Roser Tapias), un soldado republicano que deserta, en enero de 1939, y su novia, con la que huye de los nuevos capitostes del pueblo. “Él viene de la guerra y no renuncia a su arma, a matar; ella es una pacifista convencida”, explica Parrado. ¿Ingenua, tal vez? “La cuestión es que cada uno desde su posición, en su huida, que pronto los separa, harán viajes en dirección contraria: él, de las sombras de la batalla hacia la luz que (cree) les espera en Francia; ella, de la luminosidad de su mundo a la oscuridad de la guerra”.

Lejos de buenos y malos, de los que la película, claro, está bien servida, Parrado destaca a las personas: “Eran gente normal y corriente a la que la guerra puso en un bando o en otro. Y si un tipo bueno como el soldado que salva la vida a Maria al principio de la historia estaba en el bando fascista, no dejaba de ser buena persona; igual pasa con los soldados que torturaron a Antoni [personaje que se une a la huida de los protagonistas] por ser homosexual y eran del bando republicano”.

El periplo que muestra Èxode, no por conocido, deja de ser duro y cruel. Es la huida de gente que, incluso sin estar comprometida políticamente por la causa republicana, iba a tener problemas cuando acabara la guerra. Iban a ser delatados por sus propios vecinos, iban a tener que huir. “En esta clima de desesperación se crea un ecosistema en la frontera que dibuja un conflicto moral que queremos destacar en la película”, comenta el director. Se refiere a la industria del contrabando que siempre florece en territorio fronterizo y que, en aquellas circunstancias, cambia totalmente algunos elementos: “Ya no hablamos de tabaco, de alcohol, ni siquiera de armas, hablamos de contrabando de seres humanos. Situaciones límite que nos hacen tomar decisiones comprometidas para salvar el pellejo”, dice Parrado.

Allí, en La Jonquera, la Meca de los protagonistas, encontramos lo mejor y lo peor del género humano. Junto con Joanet, el odioso e insensible contrabandista que solo se moverá por dinero, conocemos a Asunción, la mujer íntegra, adorable, que acoge a Maria en su huida. Una figura universal, en realidad: “De hecho está inspirada en una campesina de la serie Chernobil que no piensa abandonar su tierra, contaminada ahora, ante la amenaza de muerte de los soldados del régimen que quieren esconder el desastre: ni los zares, ni la Revolución ni Stalin la había echado de ahí…”, cuenta el director de la película.

Otros episodios nos llevan a otras películas. Guillem lucha por recorrer los últimos metros que lo separan de la frontera perseguido por el malvado chaquetero Pertegás (Òscar Muñoz) en una carrera que recuerda a los estudiantes de Los años bárbaros (Fernando Colomo, 1998) perseguidos por el fascista Víctor (Juan Echanove). “Yo pensaba más en el western, en esa gente extraña y armada que aparecía por las montañas…”, dice Parrado.

Unas tercera parte que descubriera que las luces que perseguía Guillem en Francia no iban a ser tan luminosas pide paso a gritos. “Es evidente que lo que sigue es Argelès, los campos de concentración franceses, lo duro que fue el exilio”, admite el director, “pero de momento no hay nada”.

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Sobre la firma

Toni Polo Bettonica
Es periodista de Cultura en la redacción de Cataluña y ha formado parte del equipo de Elpais.cat. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la sección de Cultura de Público en Barcelona, entre otros medios. Es fundador de la web de contenido teatral Recomana.cat. Es licenciado en Historia Contemporánea y Máster de Periodismo El País.

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