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Junts usa la crisis del coronavirus para dar alas a Puigdemont

La formación independentista urge a que el Parlament pueda celebrar plenos telemáticos, con Puigdemont y las elecciones de trasfondo

El presidente del Parlament, Roger Torrent, en la reunión telemática de la Mesa de la Cámara catalana, este martes.
El presidente del Parlament, Roger Torrent, en la reunión telemática de la Mesa de la Cámara catalana, este martes.PARLAMENT (Europa Press)

Junts per Catalunya ha desempolvado en estos días de crisis sanitaria una antigua reivindicación para que el Parlament pueda celebrar plenos telemáticos, una petición que no provocaría suspicacias en los grupos de la oposición si no fuera por el intento que se produjo en enero de 2018 de emplear esta fórmula para investir presidente de la Generalitat a Carles Puigdemont, que por entonces ya estaba huido en Bruselas. Las elecciones catalanas están a la vuelta de la esquina y no se descarta que Puigdemont pueda volver a ser candidato, por lo que la reclamación de Junts per Catalunya se lee como parte de la estrategia de esta formación de llegar en mejores condiciones a la cita electoral.

El presidente de la Cámara autonómica catalana, Roger Torrent (ERC), no permitió hace más de un año la sesión de investidura telemática de Puigdemont porque el reglamento del Parlament exige la presencia física del candidato a la investidura. Eso provocó la primera bronca de la legislatura entre el partido de Oriol Junqueras (ERC) y el de Puigdemont y Quim Torra (Junts per Catalunya), formaciones socias en el Gobierno de la Generalitat.

Ese desencuentro volvió a producirse en la reunión de la Mesa del Parlament celebrada el martes, aunque la disputa fue de menor intensidad. Junts per Catalunya exigió una reforma urgente del reglamento invocando la crisis del coronavirus y la necesidad de adaptarse al siglo XXI, en la línea de los pronunciamientos realizados en los últimos días por Puigdemont en su cuenta de Twitter. “Hoy se celebra un Consejo Europeo extraordinario por videoconferencia. Con las medidas preventivas por el coronavirus algunos descubrirán las virtudes de las videoconferencias y la tecnología al servicio de la democracia. Me alegro”, escribió Puigdemont el pasado día 10.

“La democracia no puede quedar confinada ni colapsada. Necesitamos un Parlament operativo, vivo, siempre y en cualquier situación”, dijo al acabar la reunión de la Mesa Eduard Pujol, portavoz adjunto de Junts per Catalunya en la Cámara. “Que se cambie el reglamento de una vez por todas, es una medida absolutamente irrenunciable para hacer frente a la Covid-19”, añadió.

Ciudadanos, PSC y PP expresaron su oposición frontal a la reforma del reglamento, por considerarla una treta para intentar resucitar la investidura a distancia de Puigdemont. Finalmente, el presidente del Parlament adopto una decisión salomónica y encargó a los letrados que redacten un informe sobre la viabilidad jurídica y técnica de celebrar plenos telemáticos en circunstancias excepcionales. A la espera del dictamen, los abogados de la Cámara adelantaron de viva voz que solo contemplan esa opción en caso de que esté decretado el estado de alarma, sitio o excepción. Torra, en todo caso, ha pedido comparecer en el pleno telemáticamente para informar de la crisis del coronavirus. La Mesa se reunirá el viernes para estudiar la petición.

La reforma del reglamento que reclama de manera urgente Junts per Catalunya debería ser aprobada en el pleno por todas las formaciones, un escenario que se aventura inviable. Tras las últimas elecciones autonómicas se formó una comisión legislativa para reformar el reglamento, pero esa no es la vía que pretende Junts, que tiene mucha prisa en ello e invoca la crisis de coronavirus.

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Al inicio de la legislatura y tras fracasar el intento de investidura telemática de Puigdemont, el Parlament aprobó en mayo de 2018 una reforma de la ley de la presidencia de la Generalitat vigente desde 2008 para hacer posible ese intento. El Gobierno la recurrió y el Tribunal Constitucional anuló el pasado mes de abril los artículos de esa ley que preveían la posibilidad de que el pleno autorice a realizar el debate de investidura “sin la presencia o sin la intervención del candidato, que en ese caso puede presentar el programa y solicitar la confianza de la Cámara por escrito por cualquier otro medio previsto en el reglamento”.

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