IES Gerena, ¿y ahora qué?
El asesinato de uno de nuestros estudiantes de 17 años, a plena luz del día, no es algo anecdótico
El asesinato de uno de nuestros estudiantes de 17 años, a plena luz del día a escasos 200 metros de la puerta del IES Gerena, junto al conjunto de la comunidad escolar y en el perímetro de seguridad que cubre la policía local, nos deja profundamente conmocionados. Aún así, debo decir que tengo la dolorosa sensación de que esto no es algo anecdótico, ni mucho menos un crimen pasional como prensa y autoridades, con la excepción del director del IES Gerena, han declarado estos días.
Esta sensación es compartida por algunos de mis exalumnos del IES Gerena que viven en esa localidad sevillana o en la cercana de Aznalcollar, a la que pertenecía el menor asesinado.
Detengámonos en el hecho en sí, el asesinato de un menor a manos de un joven y sus colegas armados con palos de béisbol y navajas. Parecería que los responsables de las extorsiones primero y del asesinato posterior no pensaran en ningún momento en las consecuencias de sus actos, como si lo que estuvieran haciendo fuera de suyo. Esta manera de perpetrar el asesinato podría mostrar una clara sensación de impunidad.
Es por ello por lo que los sucesos de Gerena nos deben llevar a abrir una reflexión de cómo y de qué forma lidiamos con las frustraciones individuales y colectivas en una etapa especialmente conflictiva de crecimiento de nuestra juventud: la adolescencia.
El aumento del deterioro en las interacciones personales entre el alumnado, alumnado y profesorado, profesorado y familias, es una constante que cualquier docente puede ratificar. La avalancha de situaciones de violencia denunciadas por los docentes andaluces, tanto en los juzgados como en la figura del defensor del docente, muestran el agravamiento de la situación en los últimos tiempos.
En este entorno, la respuesta de la Delegación de Educación de Sevilla ha sido enviar un equipo de expertos en salud mental para administrar, gestionar los primeros momentos del trauma. La pregunta que yo me hago es: ¿Y después qué?
Lo cierto es que el IES Gerena y su comunidad educativa se enfrentan a un proceso de gestión emocional muy complejo, que debería contar con los recursos humanos y materiales que existen en otros modelos educativos de nuestro entorno. Me estoy refiriendo a equipos multidisciplinares para la gestión de la convivencia, acciones proactivas que ofrezcan a nuestros adolescentes y jóvenes opciones de ocio que les abran camino a nuevas oportunidades y disfrute, una oferta más allá de cofradías y futbol.
La administración educativa tendría que diseñar un seguimiento del IES Gerena y otros muchos IES de nuestra geografía, con el objetivo de acompañar y facilitar herramientas intelectuales, humanas y materiales para disolver ese entramado de violencia que tiene mucho que ver con la mala gestión de la frustración y la escasez de alternativas de nuestros municipios a su población juvenil.
Lo que ha ocurrido en Gerena pertenece a todo un ecosistema que responde a un contexto cultural muy establecido. Contexto que tiene su origen en las actitudes intolerantes y sectarias que luego se difunden masivamente, exponencialmente por las redes sociales y qué sin duda, hacen mucho más compelho el fenómeno.
Desconozco la intrahistoria de este asesinato, pero sí puedo afirmar que la mayoría de los conflictos que me encuentro como tutora de Secundaria en el aula ,tienen hondas raíces no solo entre el alumnado, sino entre las familias implicadas en las situaciones de malestar de los estudiantes.
El asesinato acontecido en Gerena nada tiene que ver con la pasión y sí mucho, con las respuestas autoritarias ante los desajustes entre lo que eres y lo que desearías ser o que la sociedad te mandata para que seas.
Cerrar en falso, pretendiendo que el tiempo lo cura todo, intentando volver a una “normalidad” o responder con más represión a la intolerancia siempre es un error que genera más dolor y desafección entre la escuela y la sociedad a la que debe servir para construir ciudadanía.
No lo olvidemos, uno de nuestros estudiantes ha sido asesinado ante nuestros ojos, a plena luz del día.
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