El Ayuntamiento de Sevilla se encargará del mantenimiento del ficus de San Jacinto cuya tala autorizó hace un año
Los dominicos, propietarios del árbol centenario, ceden al consistorio el jardín de la iglesia donde radica a cambio de que le presten los cuidados que ellos no quieren asumir
Si no fuera porque la pluviometría dice exactamente lo contrario, para el caso del ficus de San Jacinto, en el corazón del barrio sevillano de Triana, se podría afirmar perfectamente que mucho ha llovido desde que justo casi hace un año, el Ayuntamiento hispalense autorizara la tala de las ramas de este ejemplar de 24 metros de altura, 110 años y declarado Bien de Interés Cultural. En este tiempo la movilización popular —con activistas encaramados y encadenados al tronco― retrasó los trabajos, permitiendo que un juzgado adoptara la medida cautelar de suspender la poda. El consistorio acordó, con la aquiescencia de conservacionistas y la orden de los dominicos, propietaria de la iglesia en la que se aferran las ramas de este árbol centenario, encargar al CSIC un estudio para analizar una solución que hiciera viable su pervivencia. Otro juzgado abrió una investigación contra el gobierno municipal para investigar si incurrió en prevaricación cuando dio luz verde a la tala y las elecciones municipales resultaron en un cambio de regidor, que pretende acabar con la sucesión de polémicas que han rodeado a esta especie singular. El nuevo alcalde, el popular José Luis Sanz, ha anunciado este martes que será el Ayuntamiento quien asuma el cuidado del jardín de los dominicos y con él el del ficus, tras obtener la cesión del compás del complejo eclesial.
“El pasado viernes el Ayuntamiento ha cerrado un acuerdo con la parroquia de San Jacinto y con el párroco para hacerse cargo del mantenimiento de ese ficus”, ha señalado el alcalde este martes. “La pequeña plaza, el pequeño triangulito donde está el ficus pasa a ser propiedad municipal”, ha indicado en referencia al jardín que se levanta a la entrada del templo. Sanz también ha remarcado que esta decisión es la que tendría que haber adoptado el gobierno municipal socialista cuando hace tres años la orden advirtió de que no podía hacerse cargo económicamente de la conservación del árbol, cuyas ramas, ahora laminadas, llegaron a alcanzar un metro de diámetro.
Un portavoz municipal puntualiza a este diario que el convenio con la orden se firmará a lo largo de esta semana y que su objeto es la cesión de ese espacio por unos años —que aún no se han concretado― a cambio de la conservación del recinto que se extiende a la entrada de la iglesia. La intención del consistorio es que el lugar se convierta en un parque público para el disfrute de todos los sevillanos —en la actualidad solo se puede acceder cuando la parroquia abre la verja que da acceso― en un horario por estipular.
“Desde la plataforma ciudadana en defensa del ficus de San Jacinto nos tenemos que felicitar, aunque somos cautos porque no hay nada firmado ni escrito”, indica Valle López-Tello, portavoz de Ni un árbol menos, una de las organizaciones ecologistas que se han movilizado para la preservación de este árbol singular. “Lo que veníamos reclamando es que se devolviera la titularidad pública del ficus y del vallado y que todo el enclave pase a estar cuidado por el servicio de Parques y Jardines”, añade.
Fue el 31 de mayo de 2022 cuando el anterior equipo de gobierno concedió la licencia de apeo del ficus macrophylla cuya frondosidad, escapándose de las verjas de forja que delimitan la parroquia, atraía las miradas de los transeúntes que se adentraban en Triana por la calle de San Jacinto y concitaba el interés de los grupos conservacionistas de Sevilla. Los dominicos procedieron a activarla el 17 de agosto del año pasado. Si se hubiera ejecutado la tala, el árbol ya no estaría en pie, pero un juzgado, que estaba estudiando la suspensión de la poda antes de que se autorizara, frenó su muerte. Ahora esa robustez ha quedado reducida a un vasto tronco que empieza a estar cubierto por tallos verdes que atisban su renacer.
Con el acuerdo firmado por el ayuntamiento, queda sin efecto, según ha remarcado el alcalde, el acuerdo suscrito el consistorio y los dominicos para encargar al CSIC un estudio sobre la viabilidad del ficus, incluida la opción de trasplantarlo a otra ubicación. Es la medida que se alcanzó para zanjar la vía judicial abierta por la Asociación de la Jardinería Andaluza (AMJA), que fue quien solicitó la medida cautelar para paralizar la tala, tomada de común acuerdo el pasado mes de abril por el que se aprobaba destinar 78.099 euros —a continuar con 32.920 en 2024―, como subvención nominativa a la orden para sufragar el encargo del dictamen al CSIC. “Con esta solución, el Ayuntamiento no tendrá que gastar esos más de 111.000 euros en un estudio”, ha dicho Sanz. El interlocutor municipal señala que la anterior corporación únicamente había aprobado una modificación presupuestaria para habilitar esa partida, pero que aún no se había firmado el convenio con los religiosos, ni se había cerrado ningún compromiso con el CSIC.
Caída de ramas desde 2012
El nuevo convenio zanja los problemas que el mantenimiento del ficus ha provocado a lo largo de los últimos años. El más grave en marzo de 2021 cuando una de sus descomunales ramas caía al suelo alcanzando a varios viandantes, entre ellos la vendedora de la ONCE que solía apostarse bajo su sombra y que llegó a estar en la unidad de cuidados intensivos tras sufrir la fractura de varias vértebras, contusión craneal y practicársele un neumotórax. En 2016, el Ayuntamiento encargaba una memoria técnica sobre la situación del ficus y de una “palmera muerta” también ubicada en el patio delantero de la iglesia de San Jacinto, después de que en octubre otra rama del ficus cayera al patio, esta vez sin causar daños. En 2012 ya se había llevado a cabo otra poda para la reducción de su copa como consecuencia de un episodio similar que sí provocó daños al mobiliario urbano y al propio edificio. Entonces se advirtió de que “la propietaria de los terrenos, la Orden de los Dominicos, no ha efectuado actuación alguna de revisión o mantenimiento sobre el ejemplar de ficus”.
“El Ayuntamiento y la parroquia se han ido pasando la pelota unos a otros en los últimos años, pero nadie se ha ocupado del mantenimiento”, sostiene López-Tello. “El ficus es un BIC, si en lugar de un árbol se hubiera tratado de un edificio, nadie se hubiera cuestionado la obligación de mantenerlo”, añade.
No hay información oficial sobre lo que cuesta mantener este ficus, pero tras el accidente de 2021, trascendió que la parroquia reconoció haberse gastado 4.000 euros en su momento, sin especificar cuándo. Fuentes municipales confirman que la tala de urgencia que entonces tuvieron que hacer los bomberos ascendió a 12.000 euros.
Para los conservacionistas todo este periplo, del que el próximo jueves se cumple justo año, entraña también una parábola en clave cívica. “No se esperaban nuestra reacción en pleno agosto Todo esto ha evidenciado una falta de conciencia, responsabilidad y visión”, indica López-Tello. El próximo jueves, en conmemoración del aniversario de la movilización, la plataforma ciudadana en defensa del ficus ha organizado una jornada de actos que “finalmente tendrán un carácter festivo”, como apunta la activista.
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