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La nueva fiscal general se propone “sanar la profunda herida” en el ministerio público abierta por la condena a García Ortiz

El PP ve méritos en Teresa Peramato, que ha acudido a su examen parlamentario, pero dice que no la pueden apoyar por ser un nombramiento de Sánchez

La nueva fiscal general del Estado, Teresa Peramato, durante su comparecencia en el Congreso. Foto: Jaime Villanueva

Teresa Peramato no esperó a que nadie le señalase el aparatoso elefante que campaba este jueves por la sala Sagasta del Congreso. La nueva fiscal general del Estado acudió a someterse a su preceptivo examen parlamentario, bajo la espesa sombra de la condena a su antecesor, Álvaro García Ortiz. Y, sin demora, se zambulló en la cuestión. Sus primerísimas palabras fueron para reconocer el trabajo de “todos y cada uno” de los que la precedieron en el cargo, con referencia concreta a García Ortiz por su empeño en la “modernización de la Fiscalía”. Luego, lamentó la “profunda herida” causada en el ministerio público por la inhabilitación judicial a su antecesor. Se puso como tarea “sanarla con la colaboración de todos los fiscales” del país.

Ese arranque de Peramato le permitió no volver ya sobre el asunto, ni cuando Sumar o EH Bildu cuestionaron la imparcialidad del Tribunal Supremo ni cuando el PP la conminó a que se desmarcase de las críticas a los jueces que condenaron a García Ortiz. “Bajo ningún concepto voy a entrar en valoraciones políticas ni en relación a procedimientos judiciales en curso”, zanjó.

El examen parlamentario de la futura fiscal del Estado es un trámite previo y preceptivo, sin carácter vinculante. De hecho, ni siquiera se votó. Si se hubiese hecho, puede que Peramato no alcanzara un resultado favorable, porque, a la esperada negativa de PP y Vox, se unió un durísimo discurso de Junts. Tras haber pactado la ley de amnistía, el diputado independentista Josep Pagès sostuvo ahora que bajo el Gobierno de Pedro Sánchez la “represión del independentismo ha adoptado formas más sofisticadas, perversas, invisibles y sistemáticas” que con Mariano Rajoy.

No es que ninguno de esos grupos cuestionase la competencia de Peramato. Al contrario, la reconocieron expresamente. La popular María Jesús Moro no se quedó corta: “Tiene usted una indiscutible e intachable trayectoria profesional”. Pero adujo que no la podían apoyar debido a que la ha nombrado Sánchez y sucede a García Ortiz, a quienes acusó de atacar la independencia de la Fiscalía de una “forma nunca vista en democracia”. En el caso de Vox, Javier Ortega Smith la rechazó por ser “una activista de las leyes ideológicas de género”. Peramato había sido muy contundente advirtiendo del daño que produce el negacionismo de la violencia machista, la especialidad de su carrera profesional. Ortega Smith dedicó buena parte de su réplica a rebatirla en este punto. En el asiento contiguo lo contemplaba su compañero Carlos Flores, condenado por maltratar a su exesposa.

Peramato comenzó también con una defensa del modelo español que deja el nombramiento del fiscal del Estado en manos del Gobierno. Argumentó que así se hace en la “práctica totalidad de Europa”, sin que se arroje “sombra de duda alguna sobre la imparcialidad”. Eso sí, alabó que se haya reformado la ley para que el mandato del fiscal general no coincida exactamente con los periodos de Gobierno. Del mismo modo invocó los sistemas legales de la mayoría de Europa para pedir un cambio en el sistema procesal que entregue a los fiscales la dirección de las investigaciones en lugar de a los jueces. “Nuestro modelo es una rara avis”, enfatizó.

Varios diputados de las fuerzas que apoyan al Gobierno previnieron a Peramato ante la actitud de la oposición. “A los anteriores fiscales les dieron tratamiento de traidores al Estado”, advirtió el socialista Francisco Aranda. Mikel Legarda, del PNV, se limitó muy brevemente a elogiar su currículo, mientras que Pilar Vallugera, de ERC, valoró el compromiso de la fiscal en defensa de la ley del solo sí es sí.

El PSOE pasó de puntillas por la inhabilitación a García Ortiz, que Jon Iñarritu, de EH Bildu, consideró un “caso de guerra judicial de libro”. La irritación de la bancada popular llegó con el turno de Sumar. Su portavoz de Justicia, Enrique Santiago, denunció que la condena al anterior fiscal general ha sido fruto de una “conspiración de mentiras” y la enmarcó en una “estrategia destructiva de la derecha española y sus aliados contra las instituciones y la democracia”. Gritos y golpes de pupitre estallaron entre los populares. Al acabar, uno de los más indignados, Javier Noriega, se acercó al portavoz de Junts: “Te felicito por tu intervención”.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.
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