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El PP de Almería, una arrolladora máquina electoral golpeada ahora por la UCO

Con una historia marcada por 17 años de liderazgo de Gabriel Amat, el partido tiene en la provincia más oriental un bastión de su poder en Andalucía

Ángel Munárriz

No es un golpe en un sitio cualquiera para el PP. Las detenciones por supuestas contrataciones irregulares del presidente de la Diputación de Almería, Javier Aureliano García, también líder del partido en Almería; de su vicepresidente Fernando Giménez, dirigente popular en dicha provincia; y de su compañero de filas Rodrigo Sánchez Simón, alcalde de Fines, entre otros, suponen una sacudida para la formación de Juan Manuel Moreno Bonilla en un bastión tradicional, en un foco de su poder, donde entre 2019 y 2021 los populares realizaron un relevo que dejaba atrás la era del histórico Gabriel Amat y traía aire fresco. Ese aire fresco lo personifica García, ahora detenido.

Los arrestos realizados por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil se producen cuando el Gobierno andaluz, con mayoría absoluta del PP, trata de sacudirse el escándalo por los errores en los cribados de cáncer y mientras avanza la instrucción por presuntas irregularidades en las contrataciones a dedo del Servicio Andaluz de Salud (SAS). Las elecciones están previstas en torno a junio de 2026.

Cuando el PP aún llevaba el estigma del eterno aspirante derrotado en Andalucía, ya dominaba políticamente la provincia más a la derecha —tanto geográfica como ideológicamente— de la comunidad del sur. El PP ostenta la alcaldía de Almería capital (202.000 habitantes) desde 1995, con una sola interrupción entre 1999 y 2003. El regidor que más tiempo ocupó el cargo fue Luis Rogelio Rodríguez-Comendador (2003-2015), hoy senador. En la Diputación, los populares lograron por primera vez el poder en 1995 y lo ostentan ininterrumpidamente desde 2011.

El presidente de la institución desde 2011 hasta que dio el relevo a Javier Aureliano García fue Gabriel Amat, la figura más importante de la historia del PP en Almería, del que estuvo al frente 17 años, de 2004 a 2021, cuando también lo sucedió García. Convocado en varias ocasiones por los juzgados, pero nunca condenado por ningún delito, Amat, de 81 años, es alcalde de Roquetas de Mar desde 1995. Cuando estrenó el bastón de mando, la ciudad tenía 36.000 habitantes. Ahora ronda los 110.000. Hay quien llama al municipio Roquetas de Amat.

Agricultor en sus inicios y después constructor, acusado por la oposición de instrumentalizar el poder en beneficio propio y de su partido, pero hasta hoy a salvo del zarpazo de la justicia, el todavía regidor pasó el testigo del liderazgo de la Diputación (2019) y en el PP (2021) a Javier Aureliano García, que se ha presentado siempre como su continuador, reivindicando su legado. Es decir, el relevo en Almería no llegó de una ruptura, sino de una transición pactada. Amat es el presidente de honor del partido en la provincia de los invernaderos.

Graduado en Derecho de 48 años, curtido en Nuevas Generaciones, el ascenso de García venía a dar un nuevo aire a un partido cuya financiación también ha sido objeto de investigación judicial, de momento sin que se haya celebrado juicio. Las diligencias que iniciaron el caso, que se ha dividido en varias piezas, “están en trámite”, señala el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía a través de un portavoz. “El fiscal ha pedido el sobreseimiento” de la pieza inicial y el juzgado de instrucción “aún no ha resuelto”, añade.

Arrollador en las urnas

El PP mantiene una sólida posición de poder en Almería, la provincia española en la que más porcentaje de los trabajadores activos recae sobre la agricultura, un 20,5%, según datos del INE. Allí lleva el partido ensayando con éxito desde hace décadas un discurso de defensa a ultranza de la agricultura, presentada como un sector maltratado por la Junta y el Gobierno cuando gobierna el PSOE. Se trata de un mensaje, el dirigido contra la Junta, que ha encontrado el caldo de cultivo de una cierta desconfianza hacia el proyecto autonómico. El referéndum autonomista recogía una exigencia leonina: que el sí obtuviera la mayoría absoluta de todos los inscritos en el censo de cada provincia. Aunque en Almería votó un rotundo 82,7% de quienes acudieron a las urnas, estos solo suponían el 42,3% del censo; eso hizo encallar un tiempo el proceso de autonomía.

Desde la oposición, el PP se presentaba como el partido defensor de una Almería supuestamente postergada por la Junta. El partido ha dado siempre gran protagonismo a la provincia más oriental. Tanto en las elecciones de 2008 como en las de 2012, Javier Arenas, candidato a la presidencia de la Junta, se presentó como cabeza de lista no por Sevilla, sino por la provincia de Amat. La llegada del PP al poder en Andalucía tras las autonómicas de diciembre de 2018, que implica que ahora Moreno Bonilla no puede culpar a la gestión desde Sevilla de los males de Almería, no ha disminuido el tirón de los populares. Sus resultados en la provincia son triunfales.

En las autonómicas de 2022, en las que Moreno Bonilla logró mayoría absoluta, el PP consiguió en Almería un 45,56% por ciento de los votos, solo menos que en Málaga (47,02%), la tierra del presidente. No obstante, la letra pequeña del resultado almeriense lo hace aún más meritorio para el PP, que logró superar el 45% mientras Vox traspasaba el umbral el 20%, lejos por arriba de sus números en cualquier otra provincia. La segunda en la que la ultraderecha alcanza mayor porcentaje es Granada, con un 15,41%. Entre el PP y Vox superaron en las autonómicas el 66% en Almería. Allí la derecha es hegemónica.

En las municipales de 2023, el PP consiguió en Almería un 48,25% de los votos, más que en ninguna otra provincia de España. El director de aquella exitosa campaña fue Fernando Giménez, uno de los detenidos este martes. “Hoy Almería se pinta de azul”, celebró el presidente del PP y de la Diputación, Javier Aureliano García, la viva imagen del éxito tras aquellos comicios, cuando presumía de los resultados de su formación en “feudos muy, muy, muy socialistas”, como los pequeños municipios de Purchena, Alcolea o Armuña del Almanzora.

El partido de la gaviota —en realidad, del charrán— volvió a ponerse las botas en Almería en las generales de 2023. Con un 40,94% de los votos, fue la única provincia donde el PP superó la frontera del 40% en Andalucía. Pese a la fortaleza de los populares, Vox volvió a demostrar su condición de amenaza creciente, con un 21,28%. El partido de Santiago Abascal fue rápido este martes en su reacción a las detenciones. Su presidente anunció en una entrevista en Telecinco poco después de conocerse los arrestos que Vox quiere personarse como acusación.

Las detenciones ponen a prueba la fortaleza del PP en una plaza, Almería, donde hace más de veinte años ya logró salir indemne de una fuerte crisis interna que acabó con la salida de Juan Enciso, el que fue alcalde de El Ejido (90.100 habitantes), fundador en 2005 de la formación personalista Partido de Almería, que acabó aplastada por los populares.

El presidente de la Junta y del PP, Moreno Bonilla, afirmó este martes por la mañana que aún no tenía “información” suficiente para opinar sobre las detenciones. Con posterioridad, el PP suspendió de militancia a García, Giménez y Sánchez Simón.

La oposición de izquierdas, con el PSOE como principal partido, trata de presentar las detenciones como el síntoma de un problema mayor, que afecta a todo el PP almeriense. “Esto es la punta del iceberg”, declaró este martes el dirigente socialista andaluz José María Martín. Antonio Maíllo, líder de IU, afirmó que “algo huele a podrido en el PP de Almería desde hace mucho tiempo”.

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Sobre la firma

Ángel Munárriz
Ángel Munárriz (Cortes de la Frontera, Málaga, 1980) es periodista de la sección de Nacional de EL PAÍS. Empezó su trayectoria en El Correo de Andalucía y ha pasado por medios como Público e Infolibre, donde fue director de investigación. Colabora en el programa Hora 25, de la SER, y es autor de 'Iglesia SA', un ensayo sobre dinero y poder.
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