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INVESTIGACIÓN AL FISCAL GENERAL DEL ESTADO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Que cómo lo sé? Mire el color de mi pelo

En el Supremo, Miguel Ángel Rodríguez reconoció un salto de calidad, otro, respecto a la relación delicada que mantiene desde hace décadas con la verdad

Manuel Jabois

Un día del verano de 2013, sentado junto a una piscina y ya retirado de la vida política sin chance de volver, Miguel Ángel Rodríguez me dijo que lo que más echaba de menos del poder era manipular. Rodríguez había sido secretario de Estado de Comunicación con Aznar, autor de estrategias de éxito, hábil y astuto portavoz, arquitecto de una política desacomplejada con los medios con los que se rozaba a diario. Pero ahora estaba fuera, MAR. Sanaba las nostalgias presentándose en tertulias televisivas en las que un día, entre bastidores, casi tiene un altercado con María Antonia Iglesias, que le llamó “machista y cabrón” en directo después de que él le dijese que se tomase “la pastilla”.

–¿Qué echa de menos del poder? –le pregunté para el diario El Mundo.

–La información. ¡La tenía toda! Imagina que el presidente del Gobierno tiene que hacer una declaración en favor de la energía nuclear dentro de cuatro meses porque yo decido el día, la hora y el acto. Pues bien: tengo ese tiempo para diseñar una campaña de información. Meto un reportaje en un periódico y en una televisión sobre la energía nuclear e influyo para que no sé quién esté hablando de la energía nuclear, y todo eso se conduce para que cuando salga la declaración del Gobierno, la gente diga: “Joé, qué bien ha estado el presidente sobre esto”. Eso es lo que echo de menos.

–¿La manipulación?

–Absolutamente, pero no como una expresión mala. No una manipulación contraria a la verdad, no es una mentira (…) Para eso estás en la portavocía de Gobierno. ¡Es que a mí las preguntas que me hacían el viernes me las sabía el martes!

Para entonces Miguel Ángel Rodríguez ya tenía un abundante pelo blanco, si bien no llegaba a los niveles excelsos de la actualidad. Pensé en aquella entrevista y en su pelo al ver el vídeo de su declaración en el Supremo. Rodríguez difundió hace un año y medio una información impactante: la Fiscalía había ofrecido un acuerdo a Alberto González Amador, investigado por fraude fiscal y pareja de su jefa Isabel Díaz Ayuso, pero había retirado la oferta “por órdenes de arriba”, en referencia al Gobierno. Se adjuntaba un mail del fiscal Julián Salto en el que se aludía a ese pacto. Pero no se decía, ni se adjuntaba, que Salto contestaba a la oferta de pacto, ésta sí, de la defensa de González Amador, que afirmaba: “Ciertamente, se han cometido dos delitos contra la Hacienda Pública”.

Claude Rains le dice a Peter O’Toole en Lawrence de Arabia: “Yo digo mentiras y usted dice medias mentiras. Un hombre que dice mentiras, como yo, no dice la verdad. Pero un hombre que dice medias mentiras, como usted, no sabe dónde está la verdad”.

En el Supremo, MAR (“Más de una vez me han llamado mujeres para ver quién era esa Mar que hablaba tanto con su marido”) reconoció un salto de calidad, otro, respecto a la relación delicada que mantiene desde hace décadas con la verdad. Preguntado por qué contó a los medios que el pacto entre la Fiscalía y González Amador (ofrecido por el segundo y no por la primera como filtró) se retiró “por órdenes de arriba” dijo: “Eso no es información, es que tengo el pelo blanco. Llevo muchos años en este ámbito y puedo intuir, colegir, adivinar qué está pasando en el mundo político, sobre todo con un órgano tan respetable como el ministerio fiscal, que está jerarquizado y colegiado. De ahí nace esta afirmación. No tengo una información concreta”.

Hay pocos argumentos de autoridad en la vida más contundentes que el pelo blanco, pero su traslado al periodismo es todavía bastante sensible: está en fase de pruebas. Que no nos roben, al menos, la imagen de Rodríguez sacándose una foto del pelo y enviándola a las redacciones cuando le pregunten cómo lo sabe. Ni la foto de los periodistas asintiendo convencidos.

Que en su declaración Alberto González Amador se quejase de que la prensa no contrasta y que las declaraciones de ambos, González Amador y Rodríguez, se produzcan en el marco de la investigación al fiscal general del Estado acusado de filtración sólo da la razón a MAR: mover información, sesgarla, ocultarla y exhibirla como un patito de feria a conveniencia, da una simpática ventaja a la hora de trasladar un relato.

En aquel verano de 2013, Rodríguez se metió en traje en la piscina abriendo el periódico, y dijo: “Para romper la pantalla no se puede estar sieso como una silla. Y a veces te pasas de frenada”.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.
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